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Estilo de vida

Acluofobia o miedo a la oscuridad: esto es lo que debes saber

Se trata de una fobia muy común que generalmente se atribuye a los niños, sin embargo, también afecta a muchos adultos.

El miedo a la oscuridad es un tipo de fobia específica generada por una percepción anticipada y distorsionada de lo que nos podría pasar al estar inmersos en un entorno oscuro. Este miedo no va dirigido directamente al factor de la oscuridad, sino a todos aquellos riesgos que imaginamos que podrían estar presentes en el mismo lugar que nosotros, pero que la oscuridad nos impide ver y anticipar. La acluofobia es considerada un trastorno de ansiedad específico en el cual la persona que lo padece experimenta un miedo excesivo, irracional e incontrolable a la oscuridad.

¿Cuáles son las principales causas de la acluofobia?

Muchas investigaciones aseguran que el miedo a la oscuridad empieza a aparecer antes de los 2 años, lo que significa que todos en algún momento lo hemos padecido. El temor a la oscuridad es más frecuente en los niños, sin embargo, también puede desarrollarse especialmente durante la edad adulta.

Este miedo es un trastorno fóbico que se genera por la percepción desfigurada del cerebro de lo que podría suceder en un espacio sin iluminación.

Generalmente, en las personas adultas está causada por un traumatismo relacionado con un episodio de amenaza ocurrido en condiciones de poca luz. Por ejemplo, un robo que se produce en una calle oscura, una agresión, entre otras.

Por otro lado, esta fobia en los niños es normal y está causada por el miedo a lo que no se ve o puede estar escondido en la oscuridad, aunque también puede desencadenarse por una experiencia traumática como la violencia, una agresión, una mala caída o un susto fuerte.

De hecho, Sigmund Freud consideraba la acluofobia como una manifestación del trastorno de ansiedad por separación. Teniendo en cuenta esto, también puede producirse en los adultos debido a un apego disfuncional a los padres en la infancia o por algún episodio traumático ocurrido durante las etapas del crecimiento.

Pero ¿Cómo podemos reconocer que sufrimos de acluofobia? ¿Cuáles son los síntomas?

Muchas veces este miedo suele ser demasiado exagerado, hasta el punto de interferir en las acciones y actividades que se deben realizar comúnmente. A pesar de que las amenazas imaginarias que se crean con relación a la oscuridad no son reales, esto no alivia el estado de alerta, lo cual desencadena los siguientes síntomas:

  • Mareos.
  • Náuseas.
  • Escalofríos.
  • Taquicardia.
  • Miedo a morir.
  • Tensión muscular.
  • Ataques de pánico.
  • Dificultades respiratorias.
  • Aumento de la sudoración.
  • Dificultad para dormir y pesadillas.
  • Necesidad de dormir con la luz encendida.
  • Ansiedad y miedo a lugares con poca iluminación.
  • Incapacidad para dormir solo o estar sin compañía en sitios oscuros.

Entonces ¿Cómo podemos superar esta fobia?

A pesar de todos los aspectos negativos que la acluofobia pueda tener, existen tratamientos efectivos para que la persona pueda recuperar su ritmo y llevar un estilo de vida normal.

En el caso de las fobias, se recomienda pasar por terapia, entre las distintas alternativas de tratamiento, se resalta la terapia cognitiva – conductual, también es fundamental dialogar o considerar sesiones de hipnosis. Por otro lado, es importante recordar que los medicamentos psíquicos no deben tomarse a menos que las prescriba un especialista después de haber descartado otras opciones que puedan solucionar el problema.

Algo que todos debemos saber es que hay pequeños gestos y actividades que pueden reducir la ansiedad y la angustia causadas por este tipo de fobia. Alguna son:

  • Utilizar una luz nocturna.
  • Escuchar música relajante.
  • Evitar ver películas de terror.
  • Practicar la relajación progresiva.
  • Evitar el consumo del té y el café.
  • Aprender a respirar correctamente.
  • No utilizar aparatos tecnológicos por las noches.
  • Tomar una taza de leche tibia o una infusión calmante.

Por último, resaltamos a la terapia de exposición, un tipo de tratamiento en el que un terapeuta expone paulatinamente al paciente a la oscuridad en situaciones controladas para que pueda enfrentarse a ella poco a poco.

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Veronica Pereira