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Salud

5 razones por las que tu peso puede cambiar de un día para otro

A muchas mujeres les cuesta grandes esfuerzos mantener un peso adecuado, a pesar de ser uno de los requisitos más importantes para una vida saludable. La fisiología y el estilo de vida son elementos indispensables para entender este ‘baile de tallas’ en la sociedad actual.

Aunque no lo creas, existen varios motivos por lo que nuestro peso corporal puede cambiar rápidamente. Hoy veremos algunas de esas posibles razones y que trucos podemos seguir para medir nuestro peso correctamente.

Estreñimiento.

El estreñimiento es uno de esos padecimientos que, además de ser muy molestos, pueden influir en nuestro peso. De hecho, si se padece de este mal, puedes llegar a pesar hasta 2 kilos más independiente de la forma en la que nos alimentemos. Para recuperar el bienestar intestinal, te recomendamos aumentar tu consumo de fibra, come al menos 5 raciones al día de frutas y verduras, también consume legumbres al menos 3 veces por semana y prefiere los cereales integrales. Obviamente, la actividad física es una de tus mejores aliados.

Ciclo menstrual.

Debido a los cambios hormonales que se producen durante el ciclo, el cuerpo femenino tiende a retener muchos más líquidos que en el resto del mes. Esto hace que desde los días previos y los días centrales el peso fluctúe, aunque no se hayan realizado cambios en la dieta. Aun así, solo se trata de un aumento temporal por la retención de líquidos y la hinchazón abdominal que suele acompañar a la menstruación, esto pasará tan pronto como el ciclo termine.

Retención de líquidos.

La retención de líquidos se caracteriza por almacenarse especialmente sobre los glúteos, las piernas y el abdomen, habiendo casos en los que aumenta hasta 2 kilos. Entre los peores enemigos para que esto suceda se encuentra la sal. Si recientemente tu consumo de sal es alto, es normal que tu peso también aumente en relación con los líquidos extracelulares y la cantidad de sodio ingerida.

Para evitar los kilos de más provocados por la retención de líquidos, usa especias como reemplazo de la sal para mejorar el sabor de la comida, y regula tu consumo de productos con altos índices de sal como los quesos curados, los embutidos, comida rápida en general, los productos de panadería, frituras y las salsas.

No dormir el número de horas adecuado.

Un gran número de estudios científicos han demostrado que la ausencia de sueño aumenta nuestra masa corporal. De hecho, acostarse tarde a diario altera la producción de las hormonas en el cuerpo y aumenta los niveles de grelina, hormona que regula la sensación de hambre, además de inhibir la producción de leptina, la hormona que regula la sensación de saciedad. Además, dormir mal o poco hace que la cantidad de alimentos ingeridos sea mayor con tal de generar una sensación de placer, en lugar de comer porque se tenga hambre, también altera el equilibrio de las células del tejido adiposo y hace que los alimentos ricos en calorías parezcan más deseables.

Practicar deportes.

Después de pasar por un entrenamiento intenso, es normal que se produzca un desequilibrio electrolítico por la pérdida de minerales que favorece la acumulación de líquidos, lo cual afecta al peso corporal. Te recomendamos esperar un par de días antes de pesarte nuevamente, tiempo en el que se pueden reponer los nutrientes que necesitan los músculos y la preocupación por el peso hayan pasado.

Estrés.

Muchos ya lo saben, el estrés también influye en las fluctuaciones de peso. El estrés y la ansiedad intervienen directamente en la sensación de hambre, haciendo que algunos coman más y otros menos, pero aumentando el consumo de alimentos poco saludables pero satisfactorios.

Si quieres comprender si el hambre que sientes es causada por el estrés, trata de asimilar como funciona tu cuerpo con el fin de identificar cuándo tienes realmente hambre y cuándo se trata únicamente del deseo provocado por un malestar interior.

¿Qué trucos debo seguir para medir mi peso de la forma correcta?

Ya hemos visto cómo las variaciones de peso están relacionadas con varias situaciones y condiciones fisiológicas sin necesidad de que se produzca un cambio en la actividad física o la dieta regular. El consejo es sencillo, solo no debes pesarte con tanta frecuencia, esto para no desanimarte por las fluctuaciones normales del peso. Además, ten en cuenta que no todas las balanzas funcionan igual, dependiendo del modelo o de las condiciones ambientales, el peso corporal puede variar de una báscula a otra. Por este motivo, usa solo una balanza para regular tu peso y asegúrate de que está bien configurada para tus necesidades.

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Veronica Pereira