¿Alguna información? ¿Necesitas contactar al equipo editorial? Envía tus correos electrónicos a [email protected] o ve a nuestro formulario.
Salud

Los graves peligros para la salud de trabajar de noche y cómo mitigarlas

El trabajo en turnos nocturnos se ha vuelto más común, sobre todo en sectores como la salud, seguridad o servicios. Aunque permite que muchos mantengan el ritmo económico, trae consigo efectos secundarios que pueden poner en jaque la salud física y mental. Estudios recientes muestran que trabajar mientras los demás duermen desajusta el equilibrio interno del cuerpo y las consecuencias no solo afectan el cansancio diario, sino que tienen impacto en el metabolismo, el corazón, el estado de ánimo y mucho más. Entender cómo te afecta puede hacer una diferencia para cuidar tu bienestar.

Alteración de los ritmos circadianos y sus consecuencias

Los ritmos circadianos son el reloj biológico que dicta cuándo dormir, comer y estar activo. La luz natural regula estos procesos, y al trabajar de noche, esta sincronía desaparece. Igualmente, la melatonina, conocida como la hormona del sueño, cae en picada al pasar la noche en vela y el resultado: insomnio y peor calidad del sueño, incluso en los días de descanso. Poco sueño deja al cuerpo en estado de alerta constante, lo que produce fatiga, mal humor y debilita el sistema inmune.

Esta desorganización interna va más allá de dormir mal, porque el cerebro y las hormonas pierden la guía natural, afectando funciones esenciales como la reparación celular y la regulación del apetito. Si los turnos de noche son frecuentes o se mantienen por años, el desbalance hormonal se vuelve crónico, abriendo la puerta a enfermedades complejas.

Enfermedades metabólicas: diabetes y obesidad

Quienes trabajan de noche tienen más riesgo de padecer diabetes tipo 2 y obesidad. La explicación está en el reloj desajustado y en los hábitos que acompañan a estos horarios. Al dormir mal, los niveles de insulina y glucosa se alteran, lo que favorece la resistencia a la insulina, un estado previo a la diabetes. Comer fuera de horas, picar snacks altos en calorías y reducir la actividad física también entran en juego.

Estudios han encontrado que los trabajadores nocturnos suelen aumentar de peso con más facilidad y tienen más dificultad para controlarlo. El cuerpo procesa peor los carbohidratos y las grasas cuando se consumen de noche. Estas alteraciones metabólicas, sostenidas en el tiempo, terminan por disparar la probabilidad de obesidad y desórdenes asociados.

Consecuencias en la salud cardiovascular

Trabajar durante la noche no solo afecta el azúcar en sangre. El sistema cardiovascular también sufre. La presión arterial aumenta porque el cuerpo no cuenta con el descanso y la recuperación que ofrece el sueño nocturno profundo. El ritmo cardíaco y la segregación de hormonas del estrés se elevan más de la cuenta. Esto explica por qué los turnos de noche se relacionan con mayor incidencia de hipertensión, enfermedades del corazón e incluso accidentes cerebrovasculares.

Estos riesgos son todavía mayores en quienes ya tienen antecedentes familiares o hábitos no saludables. Si a los desajustes horarios le sumamos el consumo de tabaco, mala alimentación y falta de ejercicio, el corazón paga la factura.

Foto Freepik

Efectos sobre la salud mental

Los estudios muestran que la ansiedad y la depresión aparecen con más frecuencia en trabajadores nocturnos y la explicación no solo está en las horas de sueño perdidas. El aislamiento social, la falta de rutina y el estrés constante contribuyen al desgaste emocional. El cerebro necesita oscuridad y silencio en la noche para procesar las emociones del día y regular el ánimo.

La fatiga crónica merma la motivación y el interés, lo que puede llevar a una espiral de pensamientos negativos y sensación de soledad. Quienes pasan años en esta rutina pueden desarrollar problemas de concentración, cambios de humor y un desgaste psicológico difícil de revertir.

Otras consecuencias: riesgo de cáncer y trastornos digestivos

El trabajo nocturno, según organismos internacionales de salud, aparece relacionado con mayor riesgo de algunos cánceres, como el de mama y próstata. La hipótesis es que la baja producción de melatonina altera la reparación del ADN y promueve el crecimiento de células malignas. El riesgo crece cuanto más tiempo y frecuencia se mantiene este patrón laboral.

Comer a deshoras, comidas rápidas o snacks mientras se trabaja de noche provoca acidez, gastritis, sensación de hinchazón y a largo plazo puede facilitar la aparición de úlceras o colon irritable. El cuerpo no está programado para digerir alimentos pesados en las horas de menor actividad metabólica.

Recomendaciones para mitigar los efectos negativos

Aunque los riesgos son claros, existen formas de reducirlos. Mantener una higiene del sueño sólida es clave: dormir siempre a la misma hora, usar cortinas oscuras, evitar la luz de pantallas antes de dormir y crear un ambiente tranquilo. Elegir comidas ligeras, pobres en grasas saturadas y ricas en fibra hará que el sistema digestivo trabaje mejor, incluso en horarios atípicos.

Salir a caminar, hacer ejercicio en casa o practicar alguna disciplina mantiene en forma al cuerpo y ayuda a conciliar el sueño. Realizar chequeos médicos regulares permite identificar señales de alerta a tiempo. Hablar con un profesional de la salud acerca de cambios en el ánimo, el peso o el sueño no debe postergarse.

Lee también:

Conectar con otras personas, aunque sea en horarios distintos, ayuda a mantener la mente activa y protege contra el aislamiento. Buscar momentos de ocio y descanso reales, donde la cabeza pueda desconectarse del trabajo, produce un alivio clave para la salud mental.

Aunque estos riesgos existen, pequeños cambios en la rutina, una mejor alimentación, el cuidado del sueño y revisiones médicas pueden marcar la diferencia. Reconocer el impacto real del trabajo nocturno es el primer paso para prevenir problemas a largo plazo y cuidar tu salud mientras trabajas.

¿Le resultó útil este artículo?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *