Una mujer le pide el divorcio a su marido después de que ChatGPT le dijera que la engañaba

La inteligencia artificial ya no solo toma decisiones en el mundo de las empresas o la ciencia, ahora también entra en la vida diaria, incluso en los problemas de pareja. En Grecia, un matrimonio de más de una década terminó porque una esposa pidió el divorcio guiada únicamente por lo que ChatGPT le “dijo” sobre una supuesta infidelidad. Esta historia real ha abierto muchos debates sobre el lugar de la tecnología en nuestras emociones y decisiones más íntimas.
El caso sucedió recientemente en Grecia, y no fue una simple sospecha la que llevó a la esposa a actuar: fue el consejo de un chatbot. La mujer, en lugar de hablar primero con su marido o consultar a una persona de confianza, recurrió a ChatGPT para analizar restos de café en tazas tras una sesión de “taseografía digital”. Con fotos y una interacción rápida, la IA le respondió que su esposo estaba teniendo una aventura, incluso dando una supuesta pista sobre el nombre de la otra mujer.
Esta afirmación, totalmente basada en la interpretación automática, fue suficiente para que ella pidiera la separación tras 12 años de matrimonio. El caso llama la atención no solo por el método, sino porque revela hasta qué punto algunas personas depositan su confianza en tecnologías que no pueden distinguir entre hechos y ficción.

Interpretaciones tecnológicas y emociones humanas
La inteligencia artificial puede procesar cientos de datos, pero carece de empatía. En este caso, la respuesta rápida y sin contexto de ChatGPT bastó para alimentar una inseguridad, haciéndola crecer hasta convertirse en certeza. La esposa no exigió explicaciones concretas y solo necesitó una “respuesta experta” automatizada para tomar una decisión tan seria como el divorcio.
Antes, la pareja casi se había separado por una consulta con una vidente. Ahora, la historia se repite, pero con la IA como protagonista, mostrando cuán fácil es dejarse llevar por una voz ajena, ya sea mística o digital.
La inteligencia artificial en la vida y las emociones de pareja
El uso de la inteligencia artificial en la vida cotidiana ha crecido como nunca. Lo que comenzó con asistentes de voz que ayudaban a poner alarmas o buscar recetas, hoy abarca mucho más: hay chatbots para terapia, plataformas de citas gestionadas por algoritmos e incluso aplicaciones que prometen consejos sentimentales basados en modelos predictivos.
Para algunas personas, estos sistemas ofrecen alivio, compañía o respuestas en momentos de soledad, pero también introducen una nueva fuente de ansiedad y confusión si se les da demasiada autoridad emocional.
Además, si una aplicación o chatbot parece comprenderte mejor que quienes te rodean, la tentación de consultarles sobre cualquier dilema puede volverse hábito y esto puede llevar a una distorsión de la realidad, sobre todo cuando las respuestas se perciben como objetivas e imparciales, cuando en realidad no dejan de ser interpretaciones automáticas, filtradas por datos y sin ninguna comprensión real del contexto humano.
¿Puede la IA romper matrimonios?
La facilidad con la que una IA puede influir en decisiones importantes plantea varias preguntas éticas. ChatGPT no evalúa la veracidad ni el impacto de lo que responde cuando interpreta símbolos o situaciones emocionales. Ni verifica hechos, ni conoce a fondo los vínculos humanos.
Asignarle el papel de juez o consejero en cuestiones personales como el amor o la confianza es peligroso. Y el riesgo no solo es individual: a mayor escala, esto puede transformar la percepción social del amor y los valores afectivos.
Asimismo, la privacidad también está en juego, porque compartir detalles íntimos con sistemas gestionados por grandes corporaciones abre la puerta al uso de datos personales para fines desconocidos, sin control de los propios usuarios.