Joven con esquizofrenia mata a su madre y su tía tras no recibir tratamiento

Un joven de apenas 18 años terminó con la vida de su madre y su tía en Colombia, un hecho que dejó a una familia rota por el dolor y puso sobre la mesa un grave problema: la falta de atención en salud mental. La noticia conmovió a la comunidad y encendió las alarmas sobre lo que puede pasar cuando no se reciben los cuidados necesarios en casos de enfermedades mentales graves.
La tarde del 6 de febrero, una discusión familiar terminó en una tragedia irreparable. Kevin Eduardo Salcedo Lopera, un joven que desde su adolescencia había mostrado síntomas preocupantes de esquizofrenia, atacó a su madre y tía en su vivienda. Su familia había buscado ayuda médica durante años, pero solo recibieron respuestas rápidas, recetas de medicamentos comunes y largos tiempos de espera para citas especializadas. Asimismo, los médicos nunca profundizaron en su caso ni le ofrecieron un tratamiento integral, a pesar de que los síntomas eran cada vez más evidentes. Tras el hecho, Kevin fue capturado y procesado; aceptó los cargos, pero su familia insiste que la raíz del problema fue una enfermedad mental mal atendida y no un acto racional de violencia.
Este caso generó indignación y dejó preguntas abiertas sobre el funcionamiento de los servicios de salud y la responsabilidad de instituciones que no cumplen con protocolos de diagnóstico ni seguimiento. Más allá del impacto mediático, lo que ocurrió mostró el rostro humano del abandono y la soledad que viven quienes enfrentan enfermedades mentales graves sin acceso a lo que necesitan.

La esquizofrenia, una enfermedad incomprendida
Hablar de esquizofrenia sigue siendo un tabú para muchos, ya que se trata de una alteración mental que afecta cómo una persona piensa, siente y actúa. Los síntomas más comunes incluyen alucinaciones, ideas irracionales, desorganización en el habla y cambios bruscos en el comportamiento. Por ese motivo, muchas familias atravesadas por este diagnóstico sienten miedo y confusión, sobre todo porque la sociedad tiende a mirar con prejuicio.
La esquizofrenia no es solo una enfermedad, es un reto diario para quien la vive y para quienes lo rodean. El tratamiento médico puede mejorar de forma considerable la calidad de vida, pero solo si llega a tiempo y de la manera adecuada. Sin intervención, los síntomas empeoran y las consecuencias pueden ser devastadoras.
Consecuencias de la falta de tratamiento
Un joven con síntomas de esquizofrenia sin el acompañamiento de especialistas se convierte en una bomba de tiempo, sobre todo si no comprende qué le pasa ni cuenta con apoyo constante. La historia de Kevin muestra cómo la desatención deja huellas profundas en todos los implicados.
Por otro lado, las familias quedan atrapadas en una tormenta de impotencia, porque ven el deterioro de su ser querido, piden ayuda y pocas veces reciben respuestas rápidas o soluciones reales. La desinformación lleva a tomar decisiones equivocadas y muchas veces la persona afectada termina en situaciones de riesgo, tanto para sí mismo como para otros.
Historias como la de Kevin no deberían repetirse. La falta de tratamiento en salud mental no es un problema privado, sino una responsabilidad colectiva. El dolor de una familia puede ser el reflejo de muchas otras viviendo en silencio. Para evitar nuevas tragedias, Colombia debe garantizar acceso real a diagnósticos y tratamientos, romper mitos, y cuidar sin prejuicios a quienes más lo necesitan. Solo así podremos construir una sociedad más empática, justa y segura para todos.