Ley Wat y Jeng Chow llegaron al aeropuerto de Manchester con sonrisas y pasaportes en mano, listos para comenzar lo que describieron como una aventura romántica. Según su historia, estaban recién casados y listos para vivir su luna de miel en Reino Unido, pero la felicidad duró poco. Un registro de rutina destapó el verdadero motivo de su viaje: llevaban más de 100,000 euros en cannabis escondidos en sus maletas.
Ley Wat y Jeng Chow llegaron al Reino Unido tras volar desde Malasia, pasando por una escala en Qatar. En sus maletas, los agentes de frontera hallaron 28 bolsas de cannabis perfectamente ocultas y selladas al vacío. La droga, valorada en más de 100,000 euros, iba destinada a un contacto local esperando en Manchester. Mientras contaban la historia de su luna de miel, la verdadera trama salía a la luz: ambos habían sido reclutados por una red de tráfico internacional.
La motivación tras aceptar el encargo era simple, pero cruel. La pareja recibía apenas 940 euros cada uno por transportar la droga. En declaraciones posteriores, quedó claro que las deudas y la desesperación económica los habían empujado a aceptar una oportunidad que parecía sencilla. No eran criminales profesionales, solo personas comunes que tomaron una pésima decisión bajo presión. Se contactaban por mensajes de teléfono con un intermediario, que les dijo exactamente cómo y cuándo entregar la mercancía a su llegada. Sin embargo, los controles en el aeropuerto británico eran mucho más estrictos de lo que jamás imaginaron.
La detención fue inmediata y fueron señalados por el personal de seguridad, llevados a una zona privada y, sin oposición, abrieron las maletas con la mercancía. Durante el interrogatorio, aún intentaron mantener la historia romántica, pero las pruebas eran demasiado claras. Ahora, su historia está en manos de la justicia.
El fenómeno de las ‘mulas’ en el tráfico internacional de drogas
La historia de Ley Wat y Jeng Chow no es única. Las redes de tráfico internacional usan personas como ellos cada día y las ‘mulas’ suelen ser turistas o ciudadanos comunes, alejados del mundo criminal, que caen en la trampa del dinero rápido.
En la mayoría de los casos, las promesas son tentadoras y pueden viajar por Europa o Asia, conocer lugares nuevos y, al mismo tiempo, ganar un ingreso extra. Pero la realidad es que la mayoría termina presa sin haber entendido los verdaderos riesgos legales. Las personas reclutadas, muchas veces a través de anuncios por internet o conocidos, reciben instrucciones detalladas: cómo esconder la droga, cómo actuar ante la policía y hasta qué decir si las descubren.
Consecuencias legales del tráfico de drogas en el mundo
Pocos delitos en el mundo conllevan penas tan severas como el tráfico de drogas. En muchos países de Europa, la prisión es la norma, pero en Asia la sentencia puede ser mucho más dura. En Malasia, Singapur y Tailandia, la ley considera el tráfico como crimen grave. La pena de muerte sigue vigente en estos lugares para ciertos delitos de drogas.
En Europa occidental, como Reino Unido o España, la prisión por tráfico de drogas no tiene piedad con extranjeros o turistas. Las condenas van desde varios años hasta cadena perpetua si el delito es considerado grave o si involucra grandes cantidades. La ley no distingue entre locales y visitantes, ni tiene en cuenta la historia personal detrás del caso.
En algunos destinos turísticos famosos, como Bali, Indonesia, las autoridades han demostrado cero tolerancia. Ha habido casos donde incluso viajeros jóvenes o mochileros han enfrentado penas de muerte o largas temporadas detrás de las rejas. Arabia Saudí mantiene las mismas reglas estrictas: tratar de pasar drogas, incluso en pequeña cantidad, puede acabar con la vida de la persona o, en el mejor de los casos, con décadas en prisión.
La historia de Ley Wat y Jeng Chow sirve como un triste recordatorio de que las consecuencias superar cualquier ganancia económica momentánea. A veces, un viaje que debería ser un recuerdo feliz puede terminar en la peor pesadilla.
