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Pareja

Infidelidad: los pros y contras de darle una segunda oportunidad

La infidelidad es más común de lo que parece en Latinoamérica. Encuestas recientes posicionan a Colombia entre los países con mayor índice, y reportes de apps señalan que en México un porcentaje alto de mujeres admite buscar aventuras fuera de la relación, en especial por falta de atención emocional y satisfacción sexual. En este artículo verás ventajas reales, riesgos que no conviene ignorar y consejos prácticos para decidir con calma.

Ventajas de perdonar una infidelidad en tu relación

Cuando ambas personas asumen responsabilidad y se comprometen con acciones, el perdón ayuda a reconstruir la confianza paso a paso. No ocurre de un día para otro, pero con transparencia, límites claros y constancia, la relación puede ganar una base más honesta. Además, muchas parejas llegan a reportar vínculos más sólidos después de una crisis, no porque la infidelidad los haya unido, sino porque se atrevieron a hablar de lo que nunca hablaban.

Por otro lado, la infidelidad suele revelar problemas ocultos que quedaron bajo la alfombra durante años. Falta de comunicación, rutinas que ahogan, sexo insatisfactorio, heridas pasadas no atendidas, todo sale a la luz. Trabajar estos temas con un plan y apoyo profesional permite crear acuerdos nuevos, más realistas y más humanos.

También existe el perdón personal, que libera rencor y significa que tu vida no estará atada a la rabia. Ese perdón interno, incluso si la relación termina, reduce la carga y te permite enfocar tu energía en tu bienestar. Piensa en el perdón como cuando sueltas una mochila llena de piedras. Sigues caminando por el mismo camino, pero ahora respiras mejor.

Desventajas y riesgos de decidir perdonar

El mayor reto es que la confianza total rara vez vuelve igual. Puedes sentir pinchazos de duda, revisar detalles en tu cabeza, imaginar escenas que no quieres imaginar. Si no se abordan las causas raíz, el miedo a la repetición se instala y desgasta.

También pesa el impacto emocional, porque la tristeza tarda en irse, puede haber vergüenza por lo que dirán la familia o los amigos, y una sensación de perder valor propio. Y a veces se perdona por miedo a estar solo, por motivos económicos o por los hijos. Ninguna de estas razones es pequeña, pero si anulan tu voz, te enferman por dentro.

Otro factor delicado es el entorno en que ocurrió el engaño. El trabajo suele facilitar contacto frecuente con terceros, horarios cruzados y confidencias que cruzan líneas. No hay cifras claras y recientes que midan cuántas infidelidades nacen ahí en la región, pero la experiencia clínica y testimonios muestran que es un espacio de riesgo si no se colocan límites.

Foto Freepik

La sombra de la desconfianza que persiste

La vigilancia constante, revisar mensajes, hacer preguntas a cada rato, genera estrés y ansiedad en ambos. La dinámica diaria se vuelve tensa y quien traicionó se siente observado. Además, vivir en modo detective agota y no construye intimidad.

Posibilidad de que la infidelidad se repita

Cuando hay insatisfacción no abordada, consumo problemático de alcohol, límites difusos con terceras personas o una historia de engaños previos, el riesgo de repetición crece. No es destino, pero sí una alerta. Ignorar estas señales suele llevar a más dolor. Mirarlas de frente, y decidir si existe compromiso real para cambiarlas, es clave.

Consejos prácticos para decidir si perdonas o no

Tómate tiempo, no tienes que decidir hoy. Date espacio para sentir y pensar sin presiones, ni de tu pareja ni del entorno. Pregúntate si la relación, más allá del dolor, tiene bases rescatables y si ambas personas están dispuestas a trabajar en serio. En varios países, muchas personas admiten haber sido infieles, con diferencias por género según las encuestas, pero el perdón nunca es una obligación. Es una opción válida solo si te trae paz y desarrollo.

También puede ser útil la terapia individual para procesar el duelo y cuidar tu autoestima. Pide pruebas de cambio, no promesas. Transparencia en el uso del tiempo, acuerdos sobre contacto con terceros y un plan claro de reconstrucción valen más que palabras bonitas.

Cuida el autocuidado. Come bien, duerme lo que puedas, muévete, habla con amigos de confianza. Tu bienestar va primero. Compromisos como hijos o economía importan, pero no deben borrar tu salud mental. La culpa no puede guiar tu decisión.

Habla abiertamente y busca ayuda profesional

Decir lo que sientes, con respeto y sin gritos, baja la tensión. Un terapeuta ofrece herramientas para manejar el enojo, regular la ansiedad y crear acuerdos concretos. También ayuda a identificar cuándo la relación se puede sanar y cuándo lo más sano es cerrar el ciclo.

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Evalúa tu bienestar antes que nada

Tu dignidad y tu seguridad emocional valen más que cualquier apariencia. Si perdonar te rompe por dentro, detente. Si quedarte te da calma y ves cambios reales, avanza con límites claros. Tú decides el ritmo y el rumbo.

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