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Sexo y relaciones

Olvida la cama: 5 posturas sobre la mesa que te harán subir la temperatura

¿Buscas ideas nuevas sin complicarte? Hacer el amor en la mesa puede sumar chispa, juego y cercanía. Esta práctica gana terreno gracias a la exploración de superficies del hogar y a la popularidad de la postura 5G, pensada para encuentros intensos, rápidos y cómodos. La clave está en convertir la novedad en conexión, sin perder de vista lo básico.

Antes de empezar

Elige una mesa estable y resistente. Comprueba tornillos, patas y tablero, y confirma que soporta el peso sin crujidos ni balanceos. Revisa la altura, porque un perfil muy bajo o muy alto puede forzar rodillas, espalda o cuello. El objetivo es que el apoyo sea sólido y el movimiento fluya sin tensión.

Protege el cuerpo y el mueble. Coloca toallas o cojines en los bordes para amortiguar, y si lo necesitas, un soporte bajo la pelvis para elevar. Ten lubricante a mano para reducir fricción y evitar rozaduras. Asegura la privacidad cerrando puertas o usando música ambiental. Hablen antes, acuerden una palabra o gesto de parada y mantengan una comunicación suave durante todo el encuentro.

Evita movimientos rápidos que puedan causar golpes o pérdidas de equilibrio. Muévanse sin brusquedad, con un ritmo atento a la respiración y al tono muscular. Limpia la superficie antes y después, y usa una sábana o toalla si quieres facilitar el orden y el cuidado del material.

Las 5 mejores posturas para hacer el amor en la mesa

Cada cuerpo es distinto. Adapta ángulos, ritmo y apoyo a su estatura, a la altura de la mesa y a la energía del momento. Prima el confort, el ajuste de la cadera y la estabilidad de los apoyos. La meta es sentir más con menos esfuerzo, con explicaciones sensoriales y no gráficas que te guíen sin complicarte.

El candado en el borde: contacto visual y control del ritmo

Una persona se sienta en el borde con las manos firmes en la mesa, la otra permanece de pie al frente. Las piernas abrazan la cadera para acercar el cuerpo y favorecer el contacto visual, lo que mejora la complicidad y el control de la profundidad. Los microajustes de cadera ayudan a encontrar el punto. Un cojín bajo la pelvis aumenta la comodidad y reduce presión en el sacro. Vigila la estabilidad del borde y mantén el tronco erguido para proteger la espalda, respirando en conjunto para sostener un ritmo cómodo.

Freepik

69 con apoyo en mesa

La mesa actúa como superficie firme para sostener mejor el peso y descansar la zona lumbar. Si la mesa es corta, la variante de lado ayuda a aliviar cuello y espalda, y facilita caricias de manos en piernas y cintura. Elevar la pelvis con un cojín mejora el acceso y la alineación de la cabeza. Tomen pausas cortas, respiren de forma rítmica y hablen para evitar sobrecargas cervicales. Una toalla doblada bajo cabeza y hombros aporta confort y reduce presión en la mandíbula, con apoyos estables para prevenir resbalones.

El tornillo lateral

La persona receptiva se tumba cerca del borde, piernas juntas o flexionadas hacia un lado. Este ángulo favorece una sensación profunda y estable, con fácil control del recorrido. La pareja se sitúa de pie junto a la mesa, con los pies firmes y la pelvis alineada. Un antebrazo apoyado alivia hombros y permite un empuje más económico. Un cojín bajo la cadera ajusta el ángulo interno y reduce tensión en ingles. Prioriza movimientos suaves y constantes, evita torsiones bruscas para proteger la zona lumbar y mantén la barbilla neutra.

La mecedora alta

La persona acostada eleva las piernas y apoya las pantorrillas en los hombros de su pareja. El balanceo tipo mecedora entrega un ritmo fluido, sin exigir demasiada fuerza y con un control fino de la profundidad. Revisa la altura de la mesa para no comprimir la espalda baja, y activa el abdomen para cuidar la faja lumbar. Las pausas con caricias en muslos y abdomen ayudan a relajar caderas y mejorar la circulación. Ajusta la apertura de las piernas a la comodidad del momento y reparte el peso sin forzar rodillas.

La sirena

Con la espalda apoyada y un cojín bajo la pelvis, las piernas se elevan y se mantienen juntas para intensificar la fricción externa y la sensación de cierre. La variante con tobillos sobre los hombros suma estabilidad y una envoltura agradable del torso. Mantén hombros y nuca relajados, sostén los pies solo si se siente bien, sin tensión en dedos ni empeines. Controla la respiración para prolongar el placer y evitar rigidez en cuello o isquios, con pausas breves que permitan soltar el abdomen y afinar el ángulo.

Convierte la mesa en un espacio de complicidad y placer, sin prisa y con cuidado. Hablen después, ajusten lo que funcionó y preparen la próxima vez con confianza y ganas.

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