Organizadora de crucero nudista explica el protocolo que deben seguir los pasajeros en caso de excitarse

Kat Whitmire es una de las organizadoras más conocidas de cruceros nudistas de la compañía Bare Necessities, que lleva años ayudando a que cientos de personas vivan la experiencia de la desnudez compartida de forma tranquila, segura y respetuosa.
En estos viajes el foco no es el sexo, sino el naturismo social. Pero la gran pregunta que muchos hacen antes de embarcar es sencilla y directa: qué pasa si alguien se excita. Kat lo explica con naturalidad: la excitación puede aparecer, pero hay un protocolo claro para manejarla sin vergüenza y sin incomodar a nadie.
Un crucero nudista es un viaje en barco donde la mayoría de los pasajeros decide ir sin ropa en muchas zonas del barco. La idea es vivir el cuerpo tal como es, sin poses, sin filtros y sin presión estética.
Según cuenta Whitmire, antes de zarpar se ofrece una charla muy clara. Se explica qué áreas son nudistas, cómo funciona el respeto al espacio personal y qué comportamientos no son aceptados. Todo se plantea en un tono práctico, casi como un recordatorio de buenos modales, pero aplicado a la desnudez.
La diferencia que marca todo el protocolo
La regla que manda es simple: nudismo, no sexo, ya que estar desnudo se considera tan normal como estar en bañador en una piscina, pero cualquier conducta sexual visible queda fuera de lugar en las zonas comunes del barco.
Si alguien quiere intimidad, debe ir a su camarote o a un espacio privado. Gracias a esa línea tan clara, la mayoría de personas se relaja, deja de sexualizar cada cuerpo y puede caminar desnuda sin sentir que está en un contexto erótico.
Qué deben hacer los pasajeros si se excitan en un crucero nudista
Kat recuerda a los nuevos pasajeros que el cuerpo a veces reacciona solo, sobre todo en la primera experiencia nudista. Una erección inesperada o una sensación de excitación no convierte a nadie en un pervertido, solo muestra que el cuerpo funciona.
El punto clave del protocolo es lo que viene después, porque la persona no debe presumir, no debe buscar miradas ni usar esa excitación para provocar. El objetivo es que pase desapercibida, que nadie más tenga que lidiar con esa situación.
Reconocer que la excitación es natural pero saber manejarla
La propia Whitmire suele decir que la excitación es un dato del cuerpo, no una orden para actuar. Sentirla está bien, usarla para incomodar a otros está mal. Esa diferencia marca si alguien está respetando el ambiente nudista o rompiendo la confianza del grupo.

Pasos discretos que recomienda el protocolo
La recomendación más simple es cubrirse. Quien note una erección puede colocar una toalla sobre el regazo, girar ligeramente el cuerpo o tumbarse boca abajo en una tumbona. No hace falta drama, solo un poco de discreción consciente.
Si la excitación no baja, lo ideal es moverse, dar un paseo corto, entrar un momento a la cabina, darse una ducha fresca o descansar en un lugar con menos estímulos ayuda mucho. La idea es no exhibir una erección en público y dejar que el cuerpo se calme en privado.
Lo que sí rompe las reglas son los gestos claramente sexuales en público: masturbación, caricias genitales evidentes o intentar acercarse a alguien de forma invasiva. En esos casos, la tripulación o el equipo de organización puede intervenir, llamar la atención e incluso sacar a alguien del viaje si insiste. El consentimiento manda, y un no siempre es no, aunque la otra persona esté desnuda.
Cuando se entienden las reglas sobre la excitación y el respeto al espacio ajeno, un crucero nudista se vive como una experiencia de libertad compartida. Los cuerpos dejan de ser espectáculo y pasan a ser solo cuerpos, y en ese punto la vergüenza baja, la tensión desaparece y lo que queda es convivencia, mar y tranquilidad.