Esto es lo que le pasa a tu piel cuando bebes alcohol

No hay duda de que el alcohol es una parte común de reuniones y celebraciones, pero su consumo tiene efectos que van más allá de un dolor de cabeza al día siguiente. Uno de los más notorios afecta directamente a nuestra piel. ¿Qué pasa exactamente con nuestro rostro cuando disfrutamos de más copas de las que deberíamos? Aquí te damos las respuestas.
Alcohol y deshidratación
El alcohol actúa como un diurético, lo que significa que aumenta la frecuencia de micción y provoca la pérdida de líquidos en el cuerpo. Menos agua en el organismo no solo deja la piel deshidratada, sino también menos flexible, con una textura más áspera y líneas finas más visibles. En otras palabras, el alcohol deja la piel como un desierto sediento.
Cuando falta hidratación, las células no funcionan bien, lo que ralentiza la reparación celular y afecta la producción de colágeno. El resultado: tu cutis pierde ese brillo fresco y juvenil. Con la deshidratación, incluso la mejor rutina de cuidados faciales puede tener dificultades para mantener el equilibrio de tu piel.
Inflamación
Si alguna vez te has notado más enrojecido después de una noche de tragos, eso no es casualidad, debido a que el alcohol promueve la inflamación, empeorando condiciones como el acné y la rosácea. Además, cambia los niveles hormonales, lo cual puede aumentar la aparición de brotes. En términos simples: el alcohol alimenta los problemas que ya existen en tu piel.
El efecto inflamatorio también dilata los vasos sanguíneos, lo que no solo genera rubor temporal, sino que con el tiempo puede dar lugar a capilares visibles en la cara. Este impacto acumulativo hace que beber con frecuencia afecte en mayor medida a tu apariencia.
Los peores cócteles para tu piel
Existen bebidas que maltratan más tu piel debido a su alto contenido de azúcar y aditivos. Los cócteles endulzados, como margaritas o piñas coladas, son bombas de azúcar que intensifican el riesgo de brotes, porque el azúcar eleva la producción de radicales libres, moléculas que dañan las células y aceleran el envejecimiento.
Además, los vinos más dulces y las cervezas con alto contenido en carbohidratos también pueden contribuir al enrojecimiento e inflamación. Si bien no hay un alcohol “perfecto” para la piel, hay opciones menos nocivas que vale la pena explorar.

¿Existen bebidas más “amigas” de la piel?
Para aquellos que no quieren renunciar al alcohol pero buscan minimizar sus efectos en la piel, se pueden hacer elecciones más inteligentes. Las bebidas como el vino tinto, en moderación, contienen polifenoles como el resveratrol que ofrecen propiedades antioxidantes y ayudan a combatir los radicales libres, al menos parcialmente.
Las opciones como el vodka o el tequila, sin azúcares añadidos, también son menos agresivas para quienes buscan un impacto reducido en su piel. La clave está en evitar los mezcladores azucarados y optar por aditivos simples como agua con gas o jugo natural de limón.
Cómo cuidar la piel después de beber
Si caíste en la tentación y tu piel resiente los estragos, no todo está perdido. Existen medidas simples pero efectivas que pueden reducir los efectos secundarios. Mantén tu piel hidratada con productos ricos en antioxidantes como el ácido hialurónico, la vitamina C o niacinamida. Estas sustancias ayudan a calmar la inflamación y a reparar el daño causado por el alcohol.
Además, aplica una buena mascarilla hidratante y toma suficiente agua para reponer líquidos. Dormir lo suficiente también ayuda, ya que es durante el descanso cuando la piel realiza la mayor parte de su regeneración.
Aunque existen formas de limitar el daño, la única manera infalible de proteger tu piel es beber con moderación, o eliminar el alcohol de tu rutina. Complementar hábitos saludables como una dieta balanceada, tomar suficiente agua y practicar técnicas para reducir el estrés potenciará aún más el estado de tu piel.