Alerta sobre el aspartamo: ¿Cuáles son sus peligros reales?

El aspartamo, ese edulcorante artificial presente en infinidad de productos, ha encendido debates en el ámbito de la salud pública. Desde sodas “sin azúcar” hasta yogures y golosinas, este aditivo conocido como E951 se emplea como alternativa al azúcar, prometiendo bajas calorías sin sacrificar el sabor. Pero ¿qué tan seguro es realmente?
¿Por qué el aspartamo está en el centro de la polémica?
En 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó al aspartamo como “posiblemente cancerígeno para los humanos” (Grupo 2B), basándose en estudios que sugieren una posible relación con el cáncer, en especial con el hepatocarcinoma. Sin embargo, esta clasificación no significa que consumir aspartamo en cantidades comunes sea mortal. Más bien, resalta la necesidad de investigaciones adicionales para comprender su impacto a largo plazo.
La dosis diaria aceptable, establecida en 40 mg por kilogramo de peso corporal, sigue siendo respaldada por organismos como la OMS y la FDA. Para dar un ejemplo claro, un adulto de 70 kg podría consumir hasta 2,800 mg de aspartamo al día sin superar este límite. Aunque esto pueda sonar reconfortante, los expertos advierten que el consumo excesivo, especialmente de bebidas y alimentos ultraprocesados, podría ser un factor de riesgo a largo plazo.
Evidencia científica: ¿qué dice la investigación?
Durante más de 30 años, diversos estudios han señalado efectos nocivos potenciales asociados al consumo prolongado de aspartamo. Investigaciones recientes realizadas por instituciones como el Inserm en Francia han vinculado su consumo regular con un mayor riesgo de cáncer, especialmente en casos de obesidad y cáncer de mama. Aunque esta evidencia no es concluyente, genera suficiente preocupación entre los consumidores y las instituciones de salud.
Otras investigaciones también sugieren que cantidades moderadas o altas de edulcorantes como el aspartamo podrían estar relacionadas con enfermedades cerebrovasculares, diabetes tipo 2 e incluso alteraciones metabólicas. Aunque no todos los estudios coinciden, estas señales de alerta refuerzan la idea de consumirlo con moderación.
¿Dónde se encuentra el aspartamo?
Es difícil escapar del aspartamo; su presencia está en más de 2,500 productos alimenticios en Europa. Si lees etiquetas, probablemente lo encuentres en bebidas dietéticas, gomas de mascar, postres bajos en calorías y hasta medicamentos.
Su utilización es defendida por la industria debido a su alto poder endulzante con mínimas calorías, algo que resulta atractivo tanto para los fabricantes como para los consumidores. Sin embargo, organizaciones independientes, como Foodwatch y la Liga contra el Cáncer, argumentan que esto no justifica exponer a los consumidores a un riesgo prevenible.

¿Vale la pena el riesgo?
El presidente de la Liga contra el Cáncer, Philippe Bergerot, fue contundente: “No hay ninguna razón para aceptar un riesgo de cáncer, especialmente cuando existen alternativas”. De hecho, productos como la stevia, el eritritol y otros edulcorantes naturales ofrecen opciones más seguras y libres de controversia.
Alternativas y recomendaciones para el consumidor
Reducir el consumo de edulcorantes artificiales no significa renunciar al sabor dulce. Usar miel, jarabe de arce o simplemente reducir gradualmente la cantidad de azúcar añadida en las comidas ayuda a disminuir la dependencia a este tipo de sustancias. Para quienes buscan opciones sin calorías, la stevia o el monk fruit pueden ser alternativas viables.
Por otro lado, limitar los alimentos ultraprocesados no es solo una estrategia para evitar el aspartamo, sino una manera de mejorar la salud en general. Optar por alimentos frescos, leer etiquetados y apostarle a lo natural siempre será la mejor ruta.
¿Deberíamos preocuparnos?
Aunque el aspartamo no es directamente sinónimo de peligro inminente, su consumo excesivo podría ocasionar problemas de salud a largo plazo. La clave está en la moderación y en mantenerse informado. Si bien no es necesario entrar en pánico ni eliminarlo por completo de la dieta, optar por alternativas más naturales puede ser un paso hacia un estilo de vida más equilibrado.