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Salud

¿Ducha caliente? Conoce las ventajas y desventajas para el organismo

Existen personas a las que no les agrada la idea de un baño con agua fría y otras que no soportan las duchas demasiado calientes. En cada caso es posible que nuestra preferencia esté determinada con base en la época del año, ya que en verano o durante el invierno podemos usar cada tipo de agua para refrescarnos o calentarnos.

Por otro lado, hay quienes luego de una larga jornada de trabajo toman un baño con agua caliente para alejar esa sensación de estrés y cansancio generada durante el día. De hecho, este hábito es muy bueno y se debería adoptar, pero hay que tener en cuenta algunos datos interesantes, ya que muchas personas consideran que puede haber pros y contras que no se conocen completamente.

Para la amplia mayoría de nosotros, las duchas calientes son un alivio y un momento superespecial que hay que reservar para el cuerpo y la intimidad, al punto de que en los últimos años este tipo de baños han sido los más escogidos y populares.

Un baño caliente aporta un gran número de beneficios al organismo. Cuando nos sumergimos al punto de dejar por fuera la cabeza y parte de las extremidades, se genera un reequilibrio de la temperatura corporal. La temperatura en el pecho es aproximadamente de 37 grados, en cambio, la temperatura en las extremidades y las rodillas es mucho más baja.

Asimismo, el baño con agua caliente favorece la circulación sanguínea, mejorándola y proporcionando un mejor funcionamiento, además de tener un efecto regenerador sobre los músculos y las articulaciones. El agua caliente tiene un efecto relajante y descontracturante de los músculos. Es un remedio eficaz para este tipo de problemas.

En algunos casos, someterse a este tratamiento con mucha frecuencia puede desencadenar efectos secundarios no deseados, motivo por el que sugiere examinar las condiciones físicas de cada individuo con ayuda de un médico, ya que, por ejemplo, una persona que sufra de osteoporosis puede presentar efectos no muy positivos al someterse a duchas calientes.

Pero ¿Cuándo no se deben tomar los baños con agua caliente?

Algunas investigaciones revelaron que en presencia de algunas enfermedades como el dolor articular lo más recomendable es evitar los baños calientes. Las altas temperaturas no son favorables para este tipo de casos, por lo tanto, no generaría ningún efecto positivo. Sin embargo, cuando la artrosis o la inflamación están en su punto álgido, se pueden volver a utilizar los baños calientes.

Por otro lado, cuando se sufre de capilares y presión arterial baja, tampoco se recomiendan los baños con agua tibia, en esos casos el consejo es evitar los baños calientes. Es mejor ser precavidos y tener mucho cuidado.

La última recomendación es mantener bajo control la temperatura del agua, la cual nunca debe superar los 35° C: Se dice que una ducha a estas temperaturas no debería durar más de 15 o 20 minutos, pero esto es muy personal, ya que es difícil establecer una norma precisa y correcta.

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Veronica Pereira