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Salud

El 90% de los infartos ocurren por esta razón

Cada año, miles de personas sufren infartos que podrían haberse evitado. Según expertos, el 90% de los infartos están vinculados a factores de riesgo controlables. Los cardiólogos enfatizan que pequeñas decisiones diarias pueden marcar una gran diferencia para proteger el corazón. ¿Cuáles son estos factores y qué hábitos debemos adoptar para cuidar nuestra salud cardiovascular?

Factores de riesgo de infarto

Muchos de los infartos están relacionados con estilos de vida y condiciones que, con prevención y cambios, pueden ser gestionados. A continuación, analizamos los principales factores de riesgo identificados por los especialistas.

Obesidad

La obesidad no solo afecta la apariencia física, sino que también tiene un impacto directo en la salud del corazón. Según datos recientes, el exceso de peso está estrechamente vinculado a la acumulación de grasa en las arterias, lo que puede llevar a un ataque cardíaco.

Las cifras son alarmantes, ya que personas con obesidad tienen hasta un 28% más de probabilidades de sufrir un infarto. Al reducir el índice de masa corporal (IMC), se disminuye significativamente este riesgo.

Tabaquismo

Fumar es uno de los peores enemigos del sistema cardiovascular, debido a que las toxinas del cigarrillo dañan las arterias, promoviendo el bloqueo del flujo sanguíneo y aumentando el riesgo de coágulos.

Un estudio reciente reveló que los fumadores tienen el doble de probabilidad de sufrir un infarto en comparación con los no fumadores. Además, los efectos del tabaquismo pasivo también contribuyen al daño cardiovascular, por lo que incluso evitar ambientes con humo es crucial.

Sedentarismo

La falta de actividad física es otro factor de alto riesgo. Un estilo de vida sedentario no solo contribuye al aumento de peso, sino que también reduce la circulación sanguínea y la salud general del corazón.

Hacer ejercicio regularmente, incluso caminar 30 minutos al día, puede reducir hasta un 35% el riesgo de infarto.

Hipertensión

La hipertensión es conocida como el “asesino silencioso” porque no siempre presenta síntomas visibles, pero daña gravemente las arterias y el corazón. Las personas con presión arterial alta tienen un riesgo significativamente mayor de sufrir infartos.

Controlar la presión arterial implica monitorear los niveles regularmente y adoptar una dieta baja en sal y grasas saturadas, además de hacer ejercicio de manera constante.

Diabetes

Las personas diabéticas tienen un riesgo mayor de desarrollar arterias obstruidas, lo que aumenta las probabilidades de infarto.

Mantener los niveles de azúcar en sangre bajo control, a través de medicación, dieta y ejercicio, resulta crucial para prevenir complicaciones cardiovasculares.

Foto Freepik

Hábitos saludables para prevenir infartos

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La alimentación es uno de los pilares para un corazón sano. Incorporar frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras es esencial para proteger la salud cardiovascular.

Evita alimentos procesados, azúcares y grasas trans. Opta por consumir pescados ricos en omega-3, como el salmón, y usa aceites saludables como el de oliva en lugar de grasas saturadas.

Actividad física regular

El ejercicio no solo fortalece los músculos, sino también el corazón. Actividades como correr, nadar o andar en bicicleta ayudan a mejorar la circulación sanguínea y a reducir el estrés.

¿No tienes tiempo para ir al gimnasio? No hay problema. Caminar a paso ligero o realizar ejercicios en casa durante 30 minutos, cinco días a la semana, es suficiente.

Control del estrés

El estrés crónico puede elevar la presión arterial y aumentar el riesgo de problemas cardíacos. Aunque no siempre se puede evitar el estrés, sí es posible manejarlo de manera efectiva.

Prueba con técnicas como la meditación, el yoga o simplemente desconectar el teléfono después del trabajo. Tomarte un tiempo para ti mismo puede hacer maravillas por tu salud mental y tu corazón.

Recuerda que visitar al médico regularmente permite detectar problemas cardiovasculares antes de que se conviertan en una emergencia. Un simple examen de sangre para medir el colesterol y el azúcar puede brindar información sobre el riesgo de infarto. Los cardiólogos recomiendan realizar controles de presión arterial cada uno o dos años, dependiendo del historial familiar y personal.

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Veronica Pereira

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