¿El azúcar realmente vuelve hiperactivos a los niños?

La idea tomó fuerza hace décadas, cuando algunos investigadores señalaron a los aditivos alimentarios por posibles cambios de conducta. Con el paso del tiempo, ese mensaje se desvió y muchos terminaron culpando al azúcar, aunque no era el foco del trabajo original. La difusión simple venció a los matices, y el mito del azúcar se volvió parte del lenguaje familiar.
Medios como National Geographic lo han explicado con claridad, comer algodón de azúcar puede traer problemas de salud si se vuelve hábito, pero la hiperactividad no está en esa lista. BBC Mundo también ha recogido revisiones donde no se encontraron pruebas sólidas que conecten azúcar y comportamiento hiperactivo.
Estudios clave que desmienten la conexión directa
Las revisiones científicas de las últimas décadas son consistentes: no hay evidencia de que el azúcar aumente la hiperactividad o reduzca la atención en niños. MedlinePlus, el portal de salud de los Institutos Nacionales de Salud, lo resume con una frase clara: no se ha probado una relación entre consumir azúcar y cambios de conducta que parezcan hiperactivos.
Varios ensayos han usado un método llamado estudio doble ciego. Eso significa que ni las familias ni los propios niños sabían si estaban tomando una bebida o un postre con azúcar o con un sustituto sin azúcar. Cuando se mide la actividad y la atención sin pistas previas, no aparecen diferencias entre grupos. El efecto que muchos creen ver se desvanece cuando las expectativas no entran en juego.
La hiperactividad real, como la que se ve en el TDAH, tiene raíces genéticas y ambientales complejas. No se explica por el azúcar por sí sola. Los meta-análisis, que reúnen datos de muchos estudios, han señalado exactamente eso: no hay un vínculo directo entre azúcar y TDAH.
Razones detrás de la ilusión de hiperactividad
Un niño que espera a sus amigos, escucha música fuerte y corre de juego en juego va a verse más inquieto, con o sin galletas. La permisividad también influye, porque después del pastel, los padres suelen relajar reglas y horarios, permitiendo más carrera y más gritos. No es que el azúcar cambie al niño, el entorno le da luz verde.
Algunos colorantes y sabores artificiales han sido estudiados por su posible relación con conductas difíciles en ciertos niños sensibles.También hay un punto metabólico que confunde, porque un pico rápido de glucosa puede dar una sensación breve de energía y luego un bajón. Eso no es hiperactividad, es un sube y baja de combustible.
A largo plazo, dietas cargadas de azúcares y grasas pobres en fibra y proteína sí pueden afectar el bienestar general. Menos sueño de calidad, peor concentración y ánimo más cambiante, no por un chute inmediato, sino por hábitos que no nutren.

Los verdaderos efectos del azúcar en la salud infantil y cómo manejarlos
El problema real del azúcar está en el cuerpo, no en el comportamiento inmediato. El consumo alto se asocia con caries, aumento de peso, esteatosis hepática y riesgo de diabetes en el futuro. También puede generar picos y caídas de glucosa que se sienten como cansancio y mal humor. No es hiperactividad, es energía inestable.
Las guías de salud pública, como las de la OMS, recomiendan reducir los azúcares libres en la dieta diaria. No se trata de prohibir, se trata de elegir mejor y reservar los dulces para momentos puntuales. Una rutina de comidas con proteína, frutas, verduras y granos integrales ayuda a una energía más pareja durante el día.
Si notas que tu hijo está irritable después de un postre, mira el cuadro completo. ¿Durmió poco? ¿Saltó la merienda? ¿Llevaba horas corriendo? Ese contexto suele explicar más que el ingrediente.
Consejos prácticos para reducir azúcar sin dramas
Apuesta por alimentos enteros y poco procesados. Por ejemplo, las frutas frescas dan dulzor junto con fibra y vitaminas. El agua debe ser la bebida principal. La leche y los yogures naturales son mejores que versiones con sabores. Leer etiquetas ayuda a detectar azúcares ocultos con nombres raros.
Haz un plato de colores con fruta, yogur natural y canela. Ofrece pan integral con crema de cacahuate sin azúcar añadida. Cocina en casa cuando se pueda, porque sabes lo que entra al plato.
¿Qué pasa con niños con TDAH?
El azúcar no causa TDAH y no lo empeora por sí mismo. Organizaciones de apoyo como Understood.org explican que el manejo del TDAH es integral. Incluye estrategias conductuales, apoyo escolar, sueño suficiente, actividad física y, cuando corresponde, tratamiento médico. La comida importa como parte del bienestar, pero no es una cura.
Culpar al azúcar puede aumentar la culpa en la familia y desviar la mirada de lo que sí ayuda. Si hay dudas, conviene hablar con el pediatra o un nutricionista. Un plan claro baja la ansiedad y mejora el día a día.
