El secreto para recalentar la pizza y que sepa como recién hecha

Recalentar pizza parece sencillo, pero ciertos detalles marcan la diferencia para devolverle ese sabor y textura que la hacen irresistible. Aquí descubrirás trucos para lograr una pizza deliciosa, crujiente y con el queso bien fundido, como recién salida del horno.
El método más confiable
Si tienes algo de tiempo, el horno siempre es una apuesta segura, porque este método reproduce el entorno donde se cocina la pizza originalmente y reactiva tanto el queso como la masa. ¿Cómo se hace? Coloca la pizza directamente sobre la rejilla del horno, a unos 180 °C, para que el aire caliente circule por arriba y por abajo. Si prefieres evitar que se manche, puedes poner una bandeja cubierta con papel de aluminio abajo, pero nunca tapes la superficie de la pizza: perderá textura.
En 10 minutos tendrás la base firme y crujiente, el queso derretido y los bordes dorados. Este procedimiento funciona muy bien con cualquier tipo de pizza, especialmente las de masa delgada o las que llevan mucho queso.
Para porciones pequeñas, el horno gasta algo más de energía, pero si tienes varias rebanadas será difícil encontrar un resultado mejor. No hay atajos: el tiempo y el calor parejo son la clave para ese sabor de pizzería.
Tu mejor aliada para una pizza crujiente
Si solo te queda una rebanada, utilizar una sartén es práctico y sorprendentemente efectivo. El truco está en calentar la sartén a fuego bajo o medio, sin añadir aceite. Pon la pizza con la base hacia abajo y deja que la masa recupere firmeza. Notarás cómo, por contacto directo, la base se pone crocante de nuevo.
Para que el queso se funda sin que la masa se queme, agrega unas gotas de agua a la sartén (lejos de la pizza) y cúbrela. El vapor creado ayudará a que el queso recobre suavidad sin que la masa se humedezca. Solo bastan dos o tres minutos para conseguir una textura equilibrada, ni chiclosa ni dura.
Este método es rápido, ideal para antojos repentinos, y solo ensucias una sartén. Además, la base recupera ese toque crujiente que todos extrañan al recalentar pizza.
Solo con truco
El microondas suele ser la primera opción por rapidez, pero sufre de un problema: el calor desigual. Como resultado, la masa suele volverse blanda, casi gomosa, y la experiencia no tiene nada que ver con la pizza original. Sin embargo, hay formas de mejorar los resultados.
Coloca una taza con agua junto a la pizza dentro del microondas. Este truco atrapa parte del vapor que normalmente humedecería la masa. Calienta en intervalos cortos, de 30 a 45 segundos, revisando para que no se reseque.
No esperes una corteza crujiente, pero notarás que el queso queda más derretido y el sabor mejora. Es útil si tienes prisa y no te importa sacrificar la textura original. Si el tiempo apremia, será tu salvavidas, aunque los puristas te mirarán de reojo.

Opciones modernas y eficientes
Hoy en día, la freidora de aire es ese electrodoméstico de moda que resuelve todo rápido. Para recalentarla, consigue una base bastante crujiente y un queso gratinado en menos de cinco minutos. Solo pon la pizza en la cesta y ajusta a una temperatura media-alta.
En caso de un asador o parrilla, la pizza recupera un toque ahumado y se dora por fuera como pocas veces. Cinco a diez minutos bastan para que todo retorne a la vida. Son opciones ideales cuando tienes acceso a estos aparatos y no te importa esperar un poco.
Ambas alternativas ofrecen resultados cercanos al horno, pero ahorran algo de tiempo y funcionan bien para varias porciones.
Errores comunes que arruinan la pizza recalentada
Intentar recalentar la pizza directamente en el microondas sin truco es uno de los fallos más habituales y el resultado es una masa elástica y blanda que no apetece ni al más hambriento. Tampoco conviene dejarla demasiado tiempo en cualquier aparato: una masa pasada se endurece y pierde el sabor.
Por otro lado, muchos optan por recalentar varias porciones apiladas, pero esto solo genera una montaña de pizza pegajosa y mal recalentada. Mejor calentar las porciones de una en una y esperar un poco más.
Usar papel de aluminio para taparla en el horno es otra costumbre que resta crocancia. Deja la pizza expuesta al aire caliente y verás la diferencia.
Consejos extra para conservar mejor la pizza
El secreto para una pizza perfecta recalentada empieza desde el guardado. Siempre almacena las porciones en un recipiente hermético o bien envueltas para evitar que absorban humedad y olores de otros alimentos. Si puedes, pon papel absorbente entre las piezas para mantener la base más seca.
Es preferible refrigerar la pizza tan pronto como se enfríe y no dejarla a temperatura ambiente más de dos horas. Así, la base y el queso conservarán su calidad y será mucho más fácil reanimarlas al recalentarlas.
La próxima vez que te encuentres una porción en la nevera, recuerda estos consejos y disfruta cada bocado.