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Estilo de vida

¿Es posible comer algo y aumentar el deseo sexual? Te contamos la verdad

¿Quién no ha oído la historia de las ostras que encienden el ánimo, el chocolate como símbolo del amor o las especias que calientan más que el paladar? Pero la pregunta sigue sin respuesta clara: ¿realmente funcionan los alimentos afrodisíacos, o se trata solo de un mito que la cultura ha alimentado generación tras generación?

Civilizaciones antiguas creían que la comida podía cambiar el ánimo y preparar el cuerpo para el amor. Egipto, Roma, India y China asociaron muchos alimentos con la fertilidad, la pasión y la virilidad, ya que comer ciertos frutos, mariscos o raíces era parte de rituales y celebraciones ligados al erotismo y la fertilidad. La fascinación por los afrodisíacos cruzó océanos y siglos, mezclando superstición y ritual con deseo humano muy real.

En muchas culturas, la forma, el color o el aroma de un alimento servía de señal mágica. Si una fruta se parecía a una parte del cuerpo, seguro tenía “poderes”. Algunas creencias fueron tan lejos como incluir animales exóticos o pócimas secretas, haciendo de la comida toda una mística sensual.

Alimentos legendarios y sus relatos

Hay casos clásicos que forman parte de historias y cenas románticas. Las ostras se ganaron fama porque su alto contenido de zinc se vincula con las hormonas sexuales, y porque eran comunes en banquetes de la nobleza. El cacao y el chocolate, con su sabor intenso y sensación de placer, eran ofrendas para los dioses del amor en Mesoamérica. Las especias como la canela, el clavo y el jengibre se asociaban con la sensualidad por su aroma y efecto “caliente” en el cuerpo. Frutas como la granada, el higo o el aguacate, por su apariencia o dulzura, también integran la lista de clásicos afrodisíacos.

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Evidencia científica y compuestos activos: ¿hay respaldo real?

Las investigaciones actuales no respaldan la mayoría de estos mitos y los estudios muestran que, si bien algunos nutrientes pueden colaborar con el bienestar sexual, no existe un alimento “milagroso” que por sí solo despierte el deseo o aumente la potencia sexual de forma notoria. Lo que sí se ha notado es que ciertos compuestos naturales pueden influir en la circulación, el ánimo o el balance hormonal, factores vinculados de alguna manera al deseo.

Minerales como el zinc, presente en ostras y mariscos, participan en la producción de testosterona y algunos aminoácidos (presentes en carnes, pescados y frutos secos) ayudan a la síntesis de neurotransmisores ligados a placer y deseo. Los polifenoles del cacao y algunas frutas pueden mejorar la circulación y el estado de ánimo.

La realidad tras la reputación de las ostras y el ginseng

La ciencia ha revisado la relación entre ostras y deseo y encontró que, aunque el zinc es esencial para la función sexual, consumir ostras solo beneficia a quienes tienen una carencia real de este mineral, por lo que no hay magia, solo nutrición. El ginseng tuvo efectos positivos leves en estudios, ayudando con la erección o la energía, pero no se consideran resultados impactantes ni aplicables a todos por igual. El azafrán mostró en algunas pruebas contribuir a la excitación, aunque los cambios fueron pequeños y dependían de la persona.

De la cocina ancestral a los suplementos modernos

Antes, preparar un potaje “para el amor” llevaba tiempo, ritual y muchos ingredientes secretos. Hoy, la tendencia mezcla extractos naturales y compuestos bioactivos para potenciar los sentidos, disminuir el estrés y ayudar al cuerpo a tener energía y buen ánimo. Productos actuales apuntan a mejorar el bienestar general y el disfrute, aunque lo hacen con base en la evidencia disponible y la seguridad comprobada.

Recuerda que disfrutar la comida, compartir momentos y crear un ambiente especial es mucho más afrodisíaco que cualquier manjar exótico. El deseo sigue siendo, por encima de todo, un arte humano.

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