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Salud

Eyaculación precoz: 7 pasos para tratarla fácilmente

Si te preocupa tu vida sexual y buscas cómo mejorar el control, aquí encontrarás las respuestas que necesitas con información clara y útil.

La eyaculación precoz sucede cuando el orgasmo llega antes de lo planeado, muchas veces en menos de un minuto tras la penetración o incluso durante los primeros toques, provocando frustración o inseguridad, tanto para quien lo experimenta como para su pareja. No importa si esto ha pasado toda la vida o empezó tras un tiempo de relaciones normales, ambos casos son frecuentes.

Esta condición afecta a casi un tercio de los hombres en algún momento de sus vidas y puede aparecer de forma permanente o transitoria. Para algunos, es solo en situaciones de estrés; para otros, ocurre siempre.

Causas psicológicas y físicas

Muchos creen que la eyaculación precoz es solo un problema físico, pero la realidad es más compleja. La ansiedad, el exceso de expectativas por el “desempeño” y recuerdos negativos sobre la sexualidad pueden acelerar el reflejo eyaculatorio.

También existen causas físicas menos comunes, como desequilibrios hormonales, hipersensibilidad en el pene, prostatitis o efectos secundarios de medicamentos. La obesidad, el consumo de alcohol o el tabaco, e incluso ciertos antecedentes familiares pueden estar detrás de este problema.

Pero la base suele ser una combinación de mente y cuerpo, donde el cuerpo reacciona a los pensamientos, y estos influyen en el control físico.

Síntomas y cómo se diagnostica

El síntoma principal es la imposibilidad de retrasar la eyaculación lo suficiente como para disfrutar del sexo y satisfacer a tu pareja, y lo más importante, sentirte a gusto contigo mismo. Otros síntomas pueden ser ansiedad antes y durante las relaciones sexuales, miedo a decepcionar, o evitar el contacto íntimo.

Para saber si lo que experimentas es eyaculación precoz, lo mejor es hablar sin tapujos con tu médico, urólogo o sexólogo. Una conversación honesta sobre tu historia clínica y tus experiencias es el primer paso. En algunos casos, te pueden pedir análisis para descartar causas biológicas.

Estrategias y tratamientos que funcionan

La buena noticia es que la eyaculación precoz se puede tratar de varias maneras.

Técnicas conductuales

Entre los métodos más recomendados, destaca la técnica de parar y seguir, que consiste en detener la estimulación antes de llegar al clímax y reanudar cuando la urgencia disminuye. También es útil la técnica del apretón, que implica presionar el extremo del pene hasta que la sensación intensa pase. Ambas pueden practicarse en solitario o en pareja.

Otro recurso es la autoobservación: aprender a reconocer las señales previas al orgasmo te da más control y confianza. No necesitas ser un experto, la práctica constante mejora los resultados.

Terapia psicológica

El apoyo psicológico puede ser fundamental, sobre todo cuando la ansiedad marca la pauta. Un sexólogo puede ayudarte a identificar y superar miedos, inseguridades o malos hábitos. Mejorar la comunicación con la pareja reduce el estrés y favorece el control durante el sexo.

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Tratamientos médicos

En algunos casos, los médicos recomiendan medicamentos como los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS): fluoxetina, paroxetina o sertralina, los cuales suelen retrasar el orgasmo como parte de su acción secundaria. A veces, el médico puede prescribir cremas o sprays con lidocaína o benzocaína para bajar la sensibilidad del glande, permitiendo más tiempo antes de la eyaculación.

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Los ejercicios de Kegel también marcan la diferencia. Fortalecen los músculos del suelo pélvico, lo que puede ayudarte a tener un mejor control durante la relación sexual.

Productos y soluciones de venta libre

Existen preservativos especiales, geles y sprays que disminuyen la sensibilidad sin perder placer. No hacen milagros, pero pueden sumar algunos minutos y mejorar la confianza. La clave está en utilizarlos de forma consciente y sin abusar.

Cambios en el estilo de vida

Comer bien, hacer ejercicio y descansar adecuadamente reducen la ansiedad y mejoran la salud general. Eliminar el alcohol y tabaco mejora la circulación sanguínea y la función nerviosa, factores clave para un sexo saludable.

Practicar el “edging” o control del placer durante la masturbación también ayuda a entrenar el control sobre el orgasmo.

El apoyo de la pareja

No trates de ocultar el problema. Compartirlo con tu pareja reduce la tensión y favorece una solución en equipo. La intimidad se basa en la confianza y la complicidad, no en el rendimiento perfecto.

Hablar abierta y sinceramente de lo que sientes, tus temores y deseos, fortalece el vínculo y hace que el sexo sea un espacio seguro para ambos.

¿Cuándo consultar a un especialista?

Si notas que el problema persiste o afecta tu bienestar emocional y la relación, busca apoyo profesional. Los especialistas en salud sexual cuentan con recursos y experiencia para personalizar tu tratamiento y volver a disfrutar el sexo sin miedo ni vergüenza.

Recuerda que esta condición es común y tratarla con seriedad no solo mejora el sexo, también mejora tu bienestar general y el de tu pareja. ¿Te animas a empezar hoy mismo?

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