Hombre de 89 años reconoce que violó durante cinco años a su hija tetrapléjica

Un hombre de 89 años, identificado como Agustín Viera, ha admitido ante la Audiencia de Las Palmas- España haber violado a su hija tetrapléjica durante cinco largos años. Este hecho ha dejado una profunda huella en la opinión pública, por la brutalidad, la vulnerabilidad de la víctima y la traición a la confianza familiar.
La historia gira en torno a una familia rota por el abuso. El acusado, un hombre de avanzada edad, tenía bajo su cuidado a su hija, una mujer con un grado de discapacidad del 98%. Ella dependía de él para cada aspecto de su vida diaria, desde el aseo hasta la alimentación.
La relación de total dependencia entre la víctima y su agresor facilitó los abusos continuados. El padre aprovechó su posición de cuidador, trastocando la confianza y el deber de protección que le correspondía por completo. Durante cinco años, estos hechos se produjeron en la vivienda familiar, en un entorno marcado por la soledad y la falta de vigilancia externa.
La situación de la víctima y su entorno de cuidados
La hija del acusado sufre tetraplejia, lo que la deja sin control ni fuerza en ningún miembro. Esta condición le impide defenderse o pedir ayuda con facilidad, por lo que requiere asistencia permanente para cualquier acción cotidiana. Vivía con su padre, el único cuidador durante ese tiempo en que ocurrieron los abusos.
La rutina diaria giraba en torno a la dependencia física de la víctima, lo que permitió al agresor tener acceso permanente y sin supervisión. Solo tras años de padecimiento, la joven pudo comunicar lo sucedido, ayudada por servicios médicos y trabajadores sociales atentos a su estado emocional.
El acusado reconoció los hechos tras la denuncia y solicitó un acuerdo de conformidad, lo que permitió reducir la pena. Pasar de negar a admitir la culpa significó un alivio para la víctima, que pudo ver una señal de reconocimiento del daño.
Pena impuesta y medidas adicionales
La condena fue de ocho años y medio de prisión, menos de lo inicialmente previsto. Se determinó una indemnización de 35.000 euros a favor de la víctima en concepto de daños y perjuicios. Además, el acusado no podrá acercarse ni mantener ningún tipo de comunicación con su hija durante quince años.
Otra medida importante fue la obligación de asistir a cursos de formación en educación sexual durante ocho años. Por la avanzada edad del agresor y su delicado estado de salud, es posible que no llegue a cumplir la totalidad de la condena en la cárcel, aunque sí tendrá que respetar todas las restricciones y medidas accesorias.
Consecuencias para la víctima y valoración médica
La joven ha sufrido traumas profundos, ansiedad y una quiebra total de confianza hacia sus cuidadores. La valoración médica recogió el estrés postraumático, el miedo constante y la dificultad para relacionarse con su entorno.
A pesar de ello, la víctima reside ahora en una residencia especializada, donde recibe atención médica, psicológica y los cuidados necesarios para recobrar parte de su bienestar y seguridad. La sentencia ha dado un respiro, aunque las secuelas quedan marcadas para siempre.
Jurisprudencia y medidas para prevenir futuros abusos
Los tribunales han dejado claro que hay tolerancia cero con los abusos a personas con discapacidad. La condena recoge la importancia de actuar con rapidez apenas se detectan señales de maltrato. Las indemnizaciones y las restricciones de contacto buscan evitar represalias o nuevos daños.
Para instituciones y familiares, la principal recomendación es vigilar los entornos familiares, mantener canales de comunicación con personas dependientes y formar al personal que trabaja en residencias o centros de día. Ante la mínima sospecha, hay que activar protocolos de denuncia y no subestimar ninguna queja o señal de aislamiento, miedo o tristeza en personas vulnerables.

Que horrible pobre mujer.
A el colgarlo de los pies hasta que se muera . Sin asistencia de ningun tipo.