Insólito! Cirujanos extraen nada menos que 100 imanes del intestino de un chico de 13 años

Un chico de 13 años de Nueva Zelanda terminó en cirugía de urgencia después de tragarse casi 100 imanes de alta potencia. Parecen simples bolitas metálicas, casi un juguete, pero dentro del cuerpo se convierten en una trampa silenciosa.
Lo más inquietante es que estos imanes estaban prohibidos en el país desde 2013, pero el adolescente pudo comprarlos por Internet, en la plataforma Temu. El caso sorprendió a médicos, autoridades y familias, porque muestra cómo un producto atractivo y barato puede acabar en una operación muy complicada.
Qué pasó con el joven de 13 años que se tragó 100 imanes
El caso empezó como algo que, a primera vista, podía parecer un juego. El adolescente compró en línea un set de pequeñas bolitas magnéticas muy potentes. Las recibió en casa, empezó a manipularlas y, en algún momento, se las llevó a la boca. Poco a poco, según explicaron los médicos, llegó a tragarse entre 80 y 100 piezas sin decirle nada a su familia.
Durante los primeros días no comentó lo ocurrido. Quizás por vergüenza, por miedo al castigo o porque pensó que no pasaría nada. Sin embargo, a las pocas jornadas empezó a notar un dolor abdominal cada vez más intenso. No era un simple malestar de tripa. Era un dolor que no mejora, que va a más y que no se calma con nada.
Después de cuatro días con molestias fuertes, fiebre y mal estado general, terminó en el hospital. Allí, el equipo médico sospechó que algo serio estaba ocurriendo y pidió pruebas de imagen. Ningún profesional esperaba encontrar tantas piezas metálicas dentro del abdomen de un niño.
Lo que siguió fue una carrera contra el tiempo. Los cirujanos tuvieron que intervenirlo de urgencia para salvar su intestino y, sobre todo, su vida. Tras la operación permaneció hospitalizado alrededor de ocho días, hasta que pudieron comprobar que su digestión funcionaba de nuevo y que la infección estaba controlada.
De la compra en Temu al dolor abdominal
Las autoridades sanitarias de Nueva Zelanda señalaron que los imanes eran imanes de neodimio, un tipo de imán muy pequeño pero con una fuerza magnética enorme. Este tipo de productos está prohibido en el país desde 2013 por su alto riesgo, sobre todo en niños y adolescentes. A pesar de la prohibición, el joven pudo adquirirlos mediante compras en línea, concretamente en Temu.
Estos imanes suelen venderse como accesorios de escritorio o juegos antiestrés para adultos. Se pueden combinar y formar figuras, cadenas o patrones. El problema llega cuando un menor los usa como si fueran canicas o abalorios y se los acerca a la boca. En cuestión de minutos pueden pasar al estómago sin que nadie lo note.
En este caso, el adolescente se tragó muchos imanes a lo largo de un corto periodo de tiempo. Como no avisó, la familia no supo que ese dolor que no mejora tenía una causa tan concreta. Cuando los síntomas se hicieron muy intensos y persistentes, ya era tarde para que el cuerpo expulsara por sí solo todo ese material.
Lo que revelaron las radiografías y la operación de urgencia
Las radiografías mostraron una imagen muy clara y muy preocupante. En el interior del intestino aparecían varias líneas de pequeñas bolitas metálicas, agrupadas y pegadas entre sí. No estaban todas en el mismo tramo, pero la fuerza magnética las hacía atraerse, aunque hubiera paredes de intestino en medio.
Esa atracción tan fuerte hizo que diferentes partes del intestino se pegaran y se comprimieran. El tejido quedó atrapado entre los imanes y perdió riego sanguíneo. Los cirujanos describieron zonas con necrosis tanto en el intestino delgado como en el ciego, que es la primera parte del intestino grueso.
Durante la cirugía de urgencia, el equipo tuvo que abrir el abdomen, localizar todos los imanes, retirar el tejido muerto y reconstruir el paso del intestino. No era solo cuestión de sacar las bolitas, también había que reparar el daño que ya habían causado.
Tras la operación, el joven permaneció ingresado unos ocho días. Recibió antibióticos, control del dolor y seguimiento cercano para comprobar que no aparecían nuevas infecciones ni fugas en el intestino reparado. Finalmente pudo volver a casa, aunque con una experiencia difícil de olvidar y con menos intestino del que tenía antes.

Por qué tragarse imanes de alta potencia es tan peligroso para los niños
Cuando una persona se traga un solo imán pequeño, lo normal es que pase por el tubo digestivo sin causar daño. El problema es muy distinto cuando hay dos, tres o decenas de imanes repartidos. En ese caso, los imanes se buscan y se unen, incluso si en medio hay paredes de intestino.
Esto produce una presión constante que corta la circulación de la zona atrapada. El tejido se queda sin sangre y comienza la necrosis. Con el tiempo pueden aparecer agujeros, llamadas perforaciones, y también fístulas, que son conexiones anómalas entre partes del intestino o con otros órganos.
Todo esto abre la puerta a infecciones graves dentro del abdomen, obstrucción intestinal, dolor crónico, hernia abdominal y necesidad de varias cirugías. En muchos casos se debe retirar un segmento de intestino, lo que condiciona la digestión para el resto de la vida. Por eso los pediatras insisten en que no se trata de un simple juego.
Cómo prevenir accidentes con imanes y qué hacer si sospechas que un niño los ha tragado
En cualquier hogar donde haya niños o adolescentes es importante reducir su contacto con objetos que puedan ser tragados con facilidad. Los imanes pequeños deben guardarse lejos de su alcance y no dejarse sobre mesas, escritorios o neveras, sobre todo si son imanes fuertes o de buena calidad. Si un producto barato incluye bolitas magnéticas muy potentes, lo mejor es retirarlo y buscar otra opción más segura.
La seguridad en casa empieza por revisar juguetes, adornos y accesorios, aunque vengan con supuestas garantías. Conviene leer avisos y etiquetas y desconfiar de artículos que se venden como “para adultos” pero que terminan llamando la atención de los más jóvenes. En paralelo, es básico hablar con tus hijos sobre estos riesgos y sobre lo que ven en redes sociales.
El mensaje no debería ser “no toques nada”, sino “estos imanes no son juguetes y dentro del cuerpo pueden ser muy peligrosos”. Cuando los menores entienden el motivo, es más fácil que tomen decisiones sensatas incluso cuando los adultos no están delante.
Cuándo ir a urgencias y qué síntomas no se deben ignorar
Si existe la sospecha de que un niño o adolescente ha tragado imanes, hay que ir a urgencias cuanto antes. Aunque al principio parezca estar bien, el daño interno puede comenzar sin dar señales claras. Una simple radiografía ayuda a saber si hay piezas metálicas en el interior y cuántas son.
Los síntomas de alarma incluyen dolor abdominal que empeora con las horas, vómitos repetidos, hinchazón de la tripa, fiebre o cambios en el humor y la energía. En el caso del adolescente de Nueva Zelanda, esperaron cuatro días antes de acudir al hospital. Ese retraso empeoró la necrosis y obligó a retirar más tejido intestinal.
Ante la duda, es mejor consultar y salir de dudas con una prueba rápida que arriesgarse a complicaciones que pueden costar la vida. El mensaje para las familias es claro: nunca minimices una posible ingestión de imanes, pide ayuda médica sin esperar a que los síntomas se vuelvan dramáticos.
