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La insólita pelea entre dos madres del jardín en el chat grupal: “Ubicate, querida”

Los chats de mamis y papis del jardín se han vuelto parte habitual de la vida escolar, porque parecen un simple espacio para resolver dudas y coordinar actividades, pero a veces se convierten en el escenario de tensiones inesperadas. No es raro ver opiniones divididas o leves malentendidos, sin embargo, el caso de la gran pelea viral entre dos madres Argentinas fue distinto. Todo empezó con una duda sobre la salud de un niño, escaló en segundos y cerró con el ya célebre “Ubicate, querida”. La discusión se volvió viral y abrió un enorme debate en redes acerca del rol profesional en contextos sociales y cómo marcar límites cuando todos los ojos están atentos.

La historia arrancó con la preocupación habitual de una madre. Julieta escribió en el grupo para contar que Tomy, su hijo, tenía fiebre y no bajaba. Buscando ayuda, preguntó si alguna podía recomendarle a un pediatra de urgencia por lo que no tardaron en decirle que la mamá de Milagros, Perla, era pediatra. Julieta decidió escribirle en privado. El mensaje quedó en visto. Quizá Perla no pudo contestar enseguida, pero para una madre preocupada, el silencio prende todas las alarmas.

Al no recibir respuesta directa, Julieta volvió al grupo y preguntó abiertamente si a alguien más le había pasado lo mismo con Perla, con un tono que dejaba ver su molestia y frustración. Mencionó que como médica, Perla tenía responsabilidad, al menos de contestar un mensaje. Así empezó a subir la temperatura del chat. Los demás padres leían todo sin meterse, tal vez temiendo quedar pegados en la bronca. La tensión flotaba.

La discusión se hizo viral. Foto: Instagram @chacalboggian.

La escalada del conflicto

Perla finalmente apareció en el chat, dejando en claro que la consulta privada fuera de horario, incluso por mensaje, no es gratis ni entre madres. Explicó que también tiene familia y vida personal, que atender consultas fuera del consultorio implica tiempo y responsabilidad. Perla le recordó que la especialidad médica es un servicio profesional.

Julieta se sintió injustamente tratada y sostenía que una “simple respuesta de compañera” no debería cobrarse, menos cuando se trata de la salud de un nene. El diálogo se puso cada vez más áspero y las demás madres miraban en silencio. Entre varias idas y vueltas, Perla usó la frase que hizo explotar todo: “Ubicate, querida”. Esa línea dejó marcado el límite y para muchos, reflejó lo que varios piensan pero nunca dicen en voz alta.

Lejos de bajar la intensidad, la discusión sumó frases tajantes de ambos lados. Lo que parecía solo un pedido de ayuda terminó siendo un debate sobre derechos, deberes y hasta la solidaridad entre padres en un mismo colegio.

La frase ‘Ubicate, querida’ en redes sociales

Ni bien apareció publicada la captura del chat en la cuenta de Instagram @chacalboggian, la escena se disparó como pólvora. En horas, el caso alcanzó millones de visualizaciones y miles de comentarios. La frase “Ubicate, querida” se usó como meme, chiste y reflexión. Se convirtió casi en un grito irónico sobre los límites en los grupos de madres y padres.

Muchos se sintieron identificados, debido a que la frase viajó de pantalla en pantalla, porque todos alguna vez vieron o fueron parte de esos chats donde el tono se cruza. Varios aprovecharon para debatir cómo los padres usan el WhatsApp escolar, dónde termina la buena voluntad y empieza la necesidad de cuidar las propias fronteras. El caso sirvió de espejo para repensar el rol adulto en los grupos de padres digitales.

La discusión se hizo viral. Foto: Instagram @chacalboggian.

Límites profesionales y personales en los grupos de padres

El fondo del debate quedó claro: ¿Debe un profesional ceder gratis su conocimiento en entornos informales como un grupo de padres? Para algunas personas, pedir ayuda médica en el chat escolar debería ser un gesto de confianza y cercanía, especialmente si hay niños enfermos de por medio.

Sin embargo, la mayoría apoyó a Perla y sostuvieron que ser pediatra no la obliga a dar su trabajo sin cobrar por fuera de su horario. Muchos padres comentaron que también tienen profesiones y que les piden favores “rápidos” por chat. Al final, esos minutos son parte de la vida personal, y cada quien decide cuánto dar.

Pero la empatía también tuvo espacio en la discusión. Algunos entendían la angustia de Julieta y creen que en situaciones urgentes, una simple orientación podría ser un gesto de humanidad entre padres. Sin embargo, también reflexionaron sobre lo fácil que es cruzar el límite y cómo los pedidos se pueden volver rutina, afectando la vida privada y hasta la economía del profesional.

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