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Trucos y Astucias

Las 5 razones principales por las que tu frigorífico no está enfriando

Un frigorífico funcionando mal puede hacer que los alimentos se echen a perder, además de elevar el consumo de energía. Saber identificar el motivo del fallo te ayudará a decidir si se trata de algo sencillo de resolver o si necesitas ayuda profesional antes de enfrentar la pérdida de alimentos.

Problemas con el compresor

El compresor es como el corazón del frigorífico, si no trabaja bien, el frío no circula y tu nevera deja de hacer su trabajo. El compresor se encarga de comprimir el gas refrigerante y hacer que circule por el sistema. Sin esta función, el interior no logra enfriar lo suficiente y los alimentos quedan expuestos al calor. El desgaste por antigüedad, subidas de tensión o falta de mantenimiento pueden desencadenar una avería.

Un compresor dañado suele hacer ruidos extraños, como zumbidos fuertes, clics repetitivos o directamente deja de sonar porque no arranca. También puedes notar que el motor intenta encenderse sin éxito o lo hace solo por segundos. Si abres el frigorífico y la luz interna sigue funcionando, pero no hay nada de frío ni en la parte de refrigeración ni en el congelador, es probable que la causa sea el compresor.

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Fugas o escasez de gas refrigerante

El gas refrigerante es el encargado de absorber el calor del interior y expulsarlo al exterior. Si el gas escasea por una fuga, el circuito pierde la capacidad de enfriar y esto suele pasar por desgaste de los tubos, conexión fallida o incluso un golpe involuntario al mover el aparato. Sin la presión y cantidad de gas apropiada, el sistema no consigue bajar la temperatura.

Algunos síntomas de falta de gas aparecen a simple vista, como por ejemplo si ves escarcha solo en un trozo del evaporador o se forma hielo en zonas irregulares dentro del frigorífico, puede tratarse de una fuga. Otro indicio es la falta de frío aunque el motor funcione constantemente. También puedes notar un olor diferente en la parte trasera del aparato o, al tocar las tuberías, una diferencia de temperatura inesperada.

Acumulación de suciedad o hielo en las bobinas

Las bobinas, tanto las del evaporador como las del condensador, permiten que el calor se transfiera fuera del frigorífico. Si se llenan de polvo, grasa o hielo, este proceso se detiene y el frigorífico deja de enfriar como debería. El aire no circula bien y el motor empieza a trabajar más de la cuenta sin lograr los resultados esperados.

Por esa razón, limpiar las bobinas cada seis meses marca la diferencia. Sólo tienes que desconectar el frigorífico de la corriente, retirar la parrilla trasera y pasar un cepillo suave o una aspiradora. Para evitar la acumulación de hielo, revisa que la puerta cierre bien y que no haya obstrucciones en los canales de drenaje. Mantener limpias las bobinas no solo ayuda en la eficiencia, también prolonga la vida útil del aparato.

Fallas en los ventiladores internos

Los ventiladores se encargan de repartir el aire frío por todo el frigorífico. Si uno de ellos falla, el frío no llega a todos los rincones y comienzan a aparecer zonas calientes o apenas frescas, produciendo una mala conservación de los alimentos que puede dar lugar a malos olores.

Si abres el frigorífico y no sientes el típico flujo de aire frío o detectas zonas que no bajan de temperatura, es posible que el ventilador esté fallando. A veces produce ruidos de roce, como un zumbido o un traqueteo extraño. La falta de circulación del aire también se nota si los alimentos se conservan mejor solo en una parte del frigorífico, mientras el resto parece más caliente.

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Errores en la configuración del termostato o fallos eléctricos

El termostato regula el nivel de frío dentro del aparato. Si está mal configurado, el frigorífico no se activará lo suficiente para mantener los alimentos frescos. Problemas eléctricos en el enchufe, cableado o panel de control también pueden ser la causa, sobre todo tras una descarga o corte de luz.

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Antes de buscar ayuda profesional, revisa la posición del termostato y ajústalo a una temperatura adecuada, normalmente entre 3°C y 5°C. Checa que el enchufe esté bien conectado y que no haya cables dañados detrás del frigorífico. Fíjate también si hay señales evidentes de quemaduras o golpes en el panel de control.

Un frigorífico que no enfría pone en peligro tu comida y genera gastos imprevistos. Identificar la causa ayuda a decidir si puedes actuar de inmediato o si necesitas de un profesional. Limpiar, revisar y configurar correctamente el aparato previene muchas de estas fallas. Si el problema persiste a pesar de estas comprobaciones, lo mejor es contactar a un técnico especializado. Así cuidas tu inversión y, sobre todo, la seguridad y frescura de los alimentos en tu hogar.

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