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Salud

Ataques de pánico: causas y cómo superarlo

La ansiedad es una experiencia común en la vida de muchas personas. Sin embargo, para algunas, esta ansiedad puede manifestarse de manera intensa y repentina en forma de ataques de pánico. Estos episodios pueden resultar abrumadores y generar miedo intenso y síntomas físicos graves.

¿Qué es un ataque de pánico?

Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que surge sin una amenaza real aparente. Durante un ataque de pánico, se experimentan síntomas físicos y emocionales intensos, que pueden incluir taquicardia, dificultad para respirar, mareos, temblores y una sensación de desapego de la realidad. Estos síntomas pueden ser tan debilitantes que algunas personas llegan a creer que están teniendo un ataque cardíaco o que están a punto de morir.

Causas de los ataques de pánico

Los ataques de pánico pueden tener diversas causas, y es importante comprender que cada persona puede experimentarlos de manera diferente. Algunos factores que pueden contribuir a la aparición de los ataques de pánico incluyen:

Desencadenantes externos

Los eventos estresantes o traumáticos, como la pérdida de un ser querido, un accidente automovilístico o un evento traumático, pueden desencadenar un ataque de pánico en algunas personas. Estos desencadenantes externos pueden activar una respuesta de ansiedad intensa y desencadenar un episodio de pánico.

Factores genéticos y biológicos

Algunas investigaciones sugieren que los ataques de pánico pueden tener un componente genético. Las personas con antecedentes familiares de trastornos de ansiedad o ataques de pánico pueden tener un mayor riesgo de experimentarlos. Además, ciertos desequilibrios químicos en el cerebro, como la disminución de los niveles de serotonina, pueden contribuir a la aparición de los ataques de pánico.

Condiciones médicas y trastornos mentales

Algunas condiciones médicas, como la enfermedad cardíaca, la hipertiroidismo y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), pueden estar asociadas con un mayor riesgo de ataques de pánico. Además, los trastornos de ansiedad, como el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno de estrés postraumático, pueden aumentar la probabilidad de experimentar ataques de pánico.

Sensibilidad al estrés

Las personas con una mayor sensibilidad al estrés pueden ser más propensas a experimentar ataques de pánico. Estas personas pueden presentar problemas a la hora de manejar situaciones estresantes, por lo que pueden experimentar una ansiedad intensa en momentos de estrés.

Síntomas de un ataque de pánico

Los síntomas de un ataque de pánico pueden variar de una persona a otra, pero generalmente involucran una combinación de síntomas físicos y emocionales. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  • Latido cardíaco acelerado o palpitaciones.
  • Dificultad para respirar o sensación de asfixia.
  • Mareos o sensación de desmayo.
  • Temblores o sacudidas.
  • Sudoración excesiva.
  • Sensación de calor o frío.
  • Náuseas o malestar estomacal.
  • Sensación de irrealidad o desapego de la realidad.
  • Miedo intenso a perder el control o morir.

Cómo detener un ataque de pánico

Si experimentas un ataque de pánico, existen estrategias que puedes utilizar para ayudar a detenerlo y recuperar el control. A continuación, se presentan algunas técnicas efectivas:

Practica la respiración profunda

La respiración profunda puede ayudar a reducir los síntomas de un ataque de pánico. Enfócate en inhalar lentamente por la nariz, llenando tu abdomen de aire, y luego exhala lentamente por la boca. Repite este proceso varias veces, centrándote en tu respiración y tratando de relajarte.

Utiliza técnicas de relajación muscular

La relajación muscular progresiva es una técnica que consiste en tensar y relajar los diferentes grupos musculares del cuerpo para promover la relajación. Comienza por tensar los músculos de los pies y luego relájalos. Continúa con los músculos de las piernas, el abdomen, los brazos y el cuello. Esta técnica puede ayudar a aliviar la tensión muscular y reducir la sensación de ansiedad.

Practica la conciencia plena (mindfulness)

La conciencia plena es una técnica que consiste en prestar atención plena al momento presente, sin juzgar ni reaccionar de manera automática. Durante un ataque de pánico, puedes practicar la conciencia plena centrándote en tus sentidos. Observa los sonidos que te rodean, siente la textura de los objetos a tu alrededor y presta atención a tu respiración. Esta práctica puede ayudar a distraer tu mente de los síntomas de pánico y reducir la intensidad del ataque.

Cambia tus pensamientos negativos

Durante un ataque de pánico, es común tener pensamientos negativos y catastróficos. Trata de identificar estos pensamientos y reemplazarlos por pensamientos más realistas y positivos. Por ejemplo, en lugar de pensar «me voy a desmayar», puedes decirte a ti mismo «he pasado por esto antes y sé que puedo manejarlo». Cambiar tus pensamientos puede ayudar a reducir la intensidad del ataque y promover una sensación de control.

Busca apoyo emocional

El apoyo emocional de amigos, familiares o profesionales de la salud puede ser invaluable durante un ataque de pánico. No tengas miedo de pedir ayuda y compartir tus sentimientos con alguien de confianza. El simple hecho de hablar sobre tus experiencias puede ayudar a aliviar la ansiedad y proporcionar un sentido de tranquilidad.

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