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Estilo de vida

Los psicólogos son claros: las personas con estos 3 rasgos de personalidad suelen ser infieles

La infidelidad duele, confunde y deja muchas preguntas en el aire, porque no solo se trata de una aventura puntual, suele romper la confianza y cambiar para siempre la forma en que miras tu relación y a tu pareja.

La psicología lleva años estudiando este tema y ha encontrado algo importante: ciertos rasgos de personalidad no garantizan que alguien vaya a engañar, pero sí aumentan la probabilidad de que cruce esa línea. El objetivo no es señalar culpables, sino entender mejor qué pasa para poder cuidar el vínculo.

La infidelidad es un fenómeno complejo, porque no aparece solo por “falta de amor”, también puede haber infidelidad física, emocional o incluso solo en línea, y todas tienen algo en común, dañan la confianza.

Estudios recientes hablan de patrones claros: personas más inseguras, con mucha necesidad de validación o con un gusto intenso por el riesgo tienen más probabilidades de ser infieles. También quienes muestran baja empatía o rasgos narcisistas, porque les cuesta ver el dolor que provocan. No se trata de adivinar el futuro, sino de conocer factores de riesgo que se pueden trabajar.

Apego ansioso y miedo a quedarse solo

El apego ansioso describe a personas que viven la relación con mucha inseguridad. Sienten un miedo intenso a que las abandonen, interpretan cualquier distancia como señal de desamor y necesitan constantes pruebas de cariño.

Cuando esta ansiedad se dispara, algunas buscan consuelo fuera de la pareja. No siempre hay un plan frío y calculado, muchas veces se trata de una reacción impulsiva para sentirse deseadas, calmar la angustia o subir una autoestima que se tambalea.

Quien tiene apego ansioso suele necesitar mensajes continuos, confirmaciones, respuestas rápidas. Si la pareja tarda en contestar o está más callada, lo vive como rechazo. Un simple cambio de tono puede disparar la alarma interna.

En ese estado, cualquier persona que ofrezca atención, escucha o coqueteo puede convertirse en una vía de escape emocional. No es una excusa, pero sí una explicación. La buena noticia es que este patrón se puede trabajar en terapia, aprendiendo a regular la ansiedad, reforzar la seguridad interna y construir vínculos más estables.

Búsqueda de aventura y gusto por el riesgo

Hay personas que se aburren rápido, necesitan novedad constante y disfrutan lo prohibido. La psicología habla de búsqueda de sensaciones, un rasgo que, según varios estudios, se relaciona con mayor probabilidad de infidelidad, porque la aventura se siente como un juego lleno de adrenalina.

Puede hacer a alguien creativo, curioso y abierto a experiencias nuevas. El problema aparece cuando la necesidad de emoción es tan fuerte que rompe acuerdos básicos de la pareja, sobre todo si no hay autocontrol ni límites claros.

Además, una persona muy impulsiva tiende a centrarse en el aquí y ahora, se fija en lo excitante del momento y minimiza el daño posterior. Puede decirse a sí misma que “no es para tanto”, que “nadie se va a enterar”, y usar eso para justificar el engaño.

Si además la relación actual se siente fría o repetitiva, el riesgo aumenta. La infidelidad se convierte en una vía rápida para sentir intensidad, sin pensar en la resaca emocional que dejará en la pareja.

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Rasgos narcisistas y baja empatía con la pareja

Quien tiene rasgos narcisistas necesita admiración constante, quiere sentirse especial y suele creer que sus deseos van primero. En el plano sexual puede usar a las personas para reforzar su ego, coleccionando conquistas como una prueba de valor personal.

Cuando a esto se suma una empatía baja, mentir y engañar resulta más fácil. La relación se vive como algo que está a su servicio, no como un espacio de cuidado mutuo. Si la pareja no alimenta su necesidad de reconocimiento, puede buscarlo fuera sin sentir demasiada culpa.

Por qué la falta de empatía facilita la infidelidad

Estas personas tienden a justificarse, culpar a la pareja por su propia infidelidad o minimizar lo ocurrido. La combinación de fuerte necesidad de validación externa y casi nula sensación de culpa es una de las más peligrosas para la fidelidad.

No siempre son “villanos de película”, a veces arrastran inseguridades profundas que esconden bajo una máscara de seguridad, pero el impacto en la otra persona es igual de duro.

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Conocer estos rasgos sirve para abrir conversaciones, no para hacer interrogatorios, ya que puede ayudarte a entender tus propias reacciones, las de tu pareja y a poner límites sanos. Hablar de expectativas de fidelidad, de necesidades emocionales y de cómo mantener viva la conexión es una forma de prevención real.

Si te reconoces en alguno de estos rasgos o ves a tu pareja ahí, no significa que todo esté perdido. Significa que hay trabajo por hacer, quizás con apoyo profesional, para construir una relación más consciente, honesta y segura para ambos.

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