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Estilo de vida

Un niño lanza un mensaje en una botella al mar y recibe una respuesta nueve años después

El pequeño Max había confiado sus pensamientos a un mensaje en una botella, rogando a quien lo encontrara que respondiera a la dirección de sus padres. Han pasado los años y ahora, increíblemente, ha llegado esa respuesta.

La historia comienza cuando tenía diez años, el pequeño Max Vredenburgh escribió un mensaje en una botella inspirado por sus caricaturas favoritas en compañía de su padre. Max lo había lanzado en ese entonces al océano Atlántico desde Rockport, cerca de Boston. Así fue como los años pasaron y Max creció, dejando de preguntarse qué había pasado con su mensaje y en la posibilidad de que alguien lo hubiese recibido, hasta que descubrió que su nota si había sido encontrada por un destinatario, casi diez años después.

En su mensaje, se encontraban grabados los pensamientos de un niño de diez años: «Me gusta mucho comer manzanas, ir a la playa, mi color favorito es el azul, me gustan los animales, los coches y quiero ir al espacio», y luego pidió a quien encontrara su mensaje que respondiera a la dirección de la casa de sus padres. Por increíble que pueda parecer, el mensajero local entregó hace unas semanas una carta en la casa de los señores Vredenburgh, firmada por una persona llamada «G. Dubois», directamente desde Francia. Así es, las olas del océano habían llevado la botella lanzada por el pequeño Max hasta las playas del viejo continente, en un largo viaje que tomó varios años.

En la carta de respuesta se podía leer lo siguiente: «Hola, he encontrado tu mensaje en la botella el 10 de octubre del año 2019 en una playa de Francia, entre Contis y Mimizan. Según la fecha que pude ver, el 21 de agosto de 2009, sin duda has tardado años en recorrer los 6000 kilómetros que nos separan. Mientras tanto, debes haber crecido mucho y tener de diez a diecinueve años. Te dejaré un mapa para que puedas localizar el lugar» agregando unas imágenes donde explicaba lo lejos que había llegado la botella.

Conmovido y sorprendido ante algo tan poco probable, Max publicó en su cuenta de Twitter una foto de su carta y de la respuesta que recibió de «G. Dubois», en un mensaje que muy pronto se hizo viral. Ante el increíble alcance de su publicación, ahora él y Dubois son amigos a través de las redes sociales. El remitente pudo encontrar el perfil de Max y dejó un comentario: «Encontré tu mensaje en la botella el 10 de octubre del 2019 en una playa en Francia entre Contis y Mimizon, casi a 6 mil kilómetros de distancia», finalizó. Max actualmente se encuentra cursando el segundo semestre en la universidad de Suffolk, sin duda ha pasado mucho desde entonces, pero nunca es tarde para hacer nuevos amigos, sobre todo si es bajo circunstancias tan especiales.

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Veronica Pereira