¿Milagro o erro médico? Una mujer resucita en el ataúd poco antes de ser enterrada

Una mujer de 88 años despertó dentro de su ataúd tras haber sido declarada muerta en Pilsen, República Checa. Los trabajadores de la funeraria casi no podían creerlo cuando la vieron abrir los ojos, después de que su fallecimiento ya había sido certificado por una médico forense.
Todo empezó temprano una mañana, cuando la pareja de la mujer llamó a emergencias al no poder despertarla. Siguiendo el protocolo, el servicio de emergencia contactó con una empresa forense privada, que envió a una empleada a certificar la muerte. Sin embargo, la revisión fue superficial y tras declarar el fallecimiento, la anciana fue transferida a la funeraria.
El giro ocurrió dentro del ataúd: la mujer abrió los ojos y se movió, para sorpresa y shock de los empleados. Inmediatamente fue trasladada al hospital, donde se comprobó que sufría enfermedades comunes a su edad, pero seguía viva. Este no es un hecho aislado; ya que en otros momentos, personas han “resucitado” camino al tanatorio, dejando claro que el error humano sigue presente.
El proceso de certificación de la muerte y los primeros errores
Por protocolo, el médico debe asegurarse de la ausencia total de signos vitales, verificar reflejos y realizar una observación mínima antes de firmar el acta de defunción. En este caso, la forense omitió hacer una evaluación clínica exhaustiva, donde no revisó adecuadamente si había respiración, pulso o reacciones. Ese primer fallo abrió la puerta al pánico poco después en la funeraria.
Los familiares, que ya vivían el dolor del supuesto fallecimiento, vivieron otro golpe al saber que la mujer seguía viva. La funeraria, incrédula, avisó rápidamente a las autoridades y el hospital para intentar salvarla. El asombro mezclado con alivio dominó las primeras horas, pero pronto llegaron la indignación y las preguntas. La empleada responsable fue despedida y ahora enfrenta una grave investigación, incluso con riesgo de prisión, por negligencia profesional que podría haber terminado en tragedia.

Errores en la certificación de la muerte
Casos como éste se repiten en distintas partes del mundo: diagnósticos erróneos sobre la muerte se han dado por distracciones, equipos médicos obsoletos, falta de personal calificado, o la presencia de condiciones físicas que simulan el fallecimiento. Los síntomas de muerte aparente pueden engañar a los profesionales, sobre todo en adultos mayores o pacientes con enfermedades crónicas.
Un error en la certificación no sólo afecta a los pacientes, sino que también deja marcas profundas en las familias y en la imagen de las instituciones médicas. Por eso es crucial actualizar y reforzar los protocolos.
Una de las causas más comunes de estos errores es la catalepsia, un estado que hace que la persona parezca sin vida: no hay movimientos, ni reflejos, y los signos vitales pueden bajar tanto que son casi indetectables. Otras situaciones, como la hipotermia extrema o ciertas enfermedades neurológicas, pueden llevar a diagnósticos equivocados. En algunos casos, el pulso y la respiración son tan débiles que ni el ojo entrenado de un médico los percibe fácilmente sin el equipo adecuado.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud y organismos similares insisten en la importancia de exámenes dobles, el uso de tecnología como monitores cardíacos, saturímetros y observar signos durante más tiempo antes de realizar la declaración de fallecimiento. Recomiendan revisar la historia clínica completa y, cuando existan dudas, pedir una segunda opinión.