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Insólito

Pide un desayuno en Disneyland para tres adultos y dos niños y la factura que le llega aviva las redes: ¿Qué hay detrás de 817 euros?

Lo que parecía una típica mañana entre princesas se volvió viral cuando miles de usuarios, entre sorprendidos e indignados, comentaron el alto precio.

Un padre de California nunca pensó que compartir el ticket de su desayuno en Disneyland desataría semejante revuelo. La historia saltó a las redes después de publicar la factura: más de 800 euros solo por desayunar con su familia en Disneyland. La polémica puso el foco sobre los costos de las experiencias premium en los parques más famosos, suscitando preguntas sobre la accesibilidad real de la magia Disney.

El desayuno Disney Princess Breakfast Adventures promete más que comida, porque quienes reservan esta experiencia reciben una bienvenida especial, acceso a personajes exclusivos y un menú de tres tiempos. El ambiente, decorado con esmero, transforma a los más pequeños en auténticos reyes y reinas por unas horas. El personal cuida cada detalle, desde los platos personalizados hasta los recuerdos que se llevan a casa grandes y chicos.

Menú y servicios exclusivos

No es un desayuno cualquiera, ya que el menú incluye aperitivos servidos en varios niveles, platos fuertes como costillas ahumadas, huevos revueltos con trufa y opciones pensadas para los niños, como macarrones con queso. Los postres temáticos llegan casi como una obra de arte, pensados para dar el toque dulce final. Además, los niños disfrutan actividades especiales y charlas con princesas de Disney, que no solo se pasean entre mesas, sino que dedican tiempo a cada familia. El trato va más allá de la comida; incluye regalitos exclusivos y atenciones constantes. Mientras, los adultos pueden elegir entre café de especialidad, zumos naturales y una selección de cócteles premium (estos últimos no incluidos en el paquete base).

Precios y composición de la factura

El precio lo dice todo: 142 dólares por persona, niños incluidos. Para una familia de tres adultos y dos niños, la suma alcanza fácilmente los 710 dólares sin impuestos. Los cargos adicionales, como impuestos y una propina recomendada de más de 150 dólares, elevan la cuenta final. No hay descuentos para pequeños ni opciones familiares para economizar. Así, el famoso desayuno de las princesas se transforma desde el primer vistazo en uno de los más costosos del panorama turístico actual, llegando a superar los 800 euros (alrededor de 937 dólares) por una sola comida.

La reacción no se hizo esperar y plataformas como X y Facebook se inundaron de quejas, memes y reflexiones sobre el alza de precios. Muchos compararon lo pagado en Disneyland con desayunos en otros parques temáticos: Universal Studios, por ejemplo, ofrece experiencias similares por la mitad, sin interacción con personajes de primera línea ni menú gourmet.

Estudios recientes señalan que el gasto de una familia tipo en Disney ronda los 2,000 a 3,000 dólares por día cuando se suma todo: entradas, comidas, fast pass y recuerdos. La tendencia postpandemia apunta a precios en ascenso, mientras la demanda por experiencias exclusivas y personalizadas bate récords.

Foto Freepik

¿Vale la pena pagar por la magia exclusiva?

Las opiniones se dividen, por que hay familias que ahorran durante años para vivir un momento especial y consideran que el gasto, aunque excesivo, está justificado por el trato, la ambientación y la oportunidad de ver a sus hijos cumplir sueños. Otros usuarios, en cambio, califican el precio como una exageración y prefieren experiencias menos costosas o fuera de los parques más demandados. Las redes sociales reflejan la polarización entre quienes priorizan la experiencia y quienes priorizan el ahorro.

El debate abierto por el viral desayuno de Disneyland obliga a pensar en el equilibrio entre expectativas, economía y recuerdos. ¿Vale más la memoria de una mañana perfecta que la suma invertida? Quizás la respuesta está en cada familia, en su balance entre gasto y felicidad. Lo cierto es que, más allá del ticket, la conversación sigue abierta: ¿cuánto cuesta, realmente, una experiencia inolvidable?

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