¿Se debería prohibir el café de la mañana? Te lo contamos todo

Despertar con el aroma del café es todo un ritual para millones de personas. Pero, ¿es realmente bueno empezar el día con una taza? El debate sobre si lo debemos dejar o no sigue creciendo, sobre todo cuando se trata de sus efectos reales en tu salud.
Lejos de ser solo un “despertador” rápido, tomar café en la mañana está respaldado por varios beneficios. Los estudios más amplios y actuales no solo hablan de energía y concentración, también apuntan a una mejor protección cardiovascular y metabólica, e incluso menor mortalidad.
Reducción del riesgo cardiovascular y de mortalidad
Beber café por la mañana puede reducir en un 16% el riesgo de muerte general y en un 31% el riesgo de fallecer por enfermedades cardiovasculares. Esto se observó en personas que tomaban su café de una a tres tazas, principalmente entre las 9:30 y 11:30 a.m.
¿La clave? Parece que no es solo la cantidad, sino el momento: consumirlo en la mañana se asocia con el mayor beneficio, apoyando así el ritmo natural del cuerpo y el famoso “reloj interno”.
Función cognitiva y energética
El café aporta más que simple cafeína, debido a que los antioxidantes presentes, como el ácido clorogénico, ayudan a combatir la inflamación. Además, la cafeína mejora la alerta, la concentración y la memoria; incluso algunos estudios sugieren que puede reducir el riesgo de enfermedades como Alzheimer y Parkinson.
¿Sientes que el café te hace socializar mejor? No es tu imaginación: también incentiva la sociabilidad y el estado de ánimo positivo, algo especialmente útil al comenzar el día.
¿Cuál es la cantidad y el momento ideal para tomar café?
Los expertos y la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) coinciden: entre una y tres tazas diarias es una cantidad segura y beneficiosa para la mayoría de adultos sanos. Más allá de eso, aparecen los riesgos, por lo que siempre es mejor evitar el café a última hora de la tarde o noche, ya que puede interferir con el sueño y alterar el ciclo natural del cuerpo.
El mejor momento para tomar café es en la mañana, después de las 9:30 y hasta antes del mediodía. Esto se debe a que los niveles de cortisol, la hormona del despertar, están altos a primera hora. Dejar el café para un poco más tarde refuerza la energía justo cuando más la necesitas, sin afectar tu ciclo de sueño.
¿Café solo, con leche o descafeinado? Alternativas saludables
El café solo (americano o espresso) es bajo en calorías y mantiene la mayoría de sus antioxidantes. Añadir un poco de leche puede ser beneficioso si eres propenso a molestias gástricas, ya que amortigua la acidez. Quienes sufren sensibilidad a la cafeína o problemas de sueño, pueden elegir café descafeinado: aporta antioxidantes sin el efecto excitante.
Y si tienes problemas digestivos, opta por café filtrado en vez de prensa francesa, ya que retiene sustancias que pueden causar malestar o elevar el colesterol.

Riesgos y precauciones en el consumo de café matutino
No todo son ventajas, porque tomar café por la mañana puede tener efectos negativos en algunas personas. Entre los riesgos principales: subida de la presión arterial, molestias digestivas, disminución en la absorción de hierro, nerviosismo y el riesgo de dependencia física.
Existen grupos que deben tener más cuidado: embarazadas, personas con hipertensión, quienes sufren taquicardias, insomnio o problemas estomacales graves.
¿Es perjudicial tomar café en ayunas?
El mito de que el café en ayunas “quema el estómago” tiene matices. En realidad, el café sí puede aumentar la acidez y, en personas sensibles, provocar molestias como gastritis o reflujo. Sin embargo, para la mayoría no representa un problema grave siempre y cuando se consuma con moderación y, mejor aún, acompañado de algo de comida. Si notas dolor abdominal, acidez o náuseas después de beber café solo, prueba primero un desayuno ligero.
Recomendaciones finales para un consumo saludable y consciente de café
Limita el consumo a la mañana y procura no superar las tres tazas diarias. Si eres sensible a la cafeína, opta por dosis menores o alterna con descafeinado. Preferir café filtrado ayuda a reducir el impacto en el colesterol e intenta tomarlo sin azúcar ni aditivos calóricos, y si lo acompañas de leche, que sea baja en grasa.
Escucha lo que tu cuerpo te dice. Si notas ansiedad, alteraciones en el sueño o molestias digestivas, reduce la cantidad. Las necesidades individuales varían mucho según la genética y el estilo de vida. Recuerda también que el café nunca debe ser tu única fuente de energía o concentración.