Tragedia familiar: una mujer mata a su esposo e hijos y luego se suicida

La mañana del 21 de mayo de 2025, la tranquilidad del barrio de Villa Crespo se rompió con una noticia que heló la sangre de todos: cuatro integrantes de una familia fueron hallados sin vida en su departamento. La principal sospechosa, Laura Leguizamón, madre y esposa, habría matado a su esposo y sus dos hijos adolescentes antes de quitarse la vida.
El caso captó de inmediato la atención de los medios y la opinión pública por su brutalidad, pero sobre todo, por la inquietud de que nadie en el entorno haya visto venir una tragedia tan feroz.
¿Qué ocurrió dentro del departamento?
La secuencia del crimen resultó tan clara para los peritos como difícil de asimilar para cualquiera. Según los informes forenses, los asesinatos se produjeron en las primeras horas del día, dentro del mismo hogar familiar. La principal hipótesis sostiene que Laura, de 50 años, atacó a sus hijos primero, usando un cuchillo de cocina, los cuales presentaban entre 10 y 12 heridas profundas cada uno, la mayoría en el pecho y el abdomen.
Luego, habría atacado a su esposo, quien también sufrió varias lesiones punzocortantes. Finalmente, Laura dirigió la violencia contra sí misma, con una herida letal al costado del corazón. Los investigadores no encontraron huellas de otras personas ni signos de pelea con extraños, lo que refuerza la hipótesis de un acto intrafamiliar.
Las víctimas y la escena del hallazgo
La familia estaba integrada por Bernardo Seltzer, de 53 años, y sus hijos Ian e Ivo, de 15 y 12 años. Todos fueron encontrados por una familiar preocupada porque ninguno respondía los mensajes ni el timbre desde la noche anterior. Al ingresar, la mujer vio una de las escenas más desgarradoras de su vida: los cuerpos sin vida de la pareja y los chicos, tendidos en distintos ambientes del departamento.
La disposición de los cuerpos mostró que los adolescentes no pudieron defenderse, debido a que los especialistas que llegaron a la escena confirmaron que las heridas mortales ocurrieron casi al instante, con poco tiempo para que alguien pidiera ayuda.
Detalles forenses y arma utilizada
La autopsia trazó un panorama claro. Bernardo, Ian e Ivo recibieron múltiples puñaladas, todas con un cuchillo de cocina grande con mango metálico. Para los menores, también se usó un segundo cuchillo, de mango de madera y no hubo signos de lucha prolongada: todo fue rápido y letal.
En el caso de Laura, las lesiones también fueron profundas y auto-infligidas, sobre todo en el área del corazón. Las pruebas toxicológicas descartan el uso de sedantes o sustancias que hubieran alterado la conciencia de las víctimas.

Antecedentes y señales de alerta
El componente mental sobresale como el gran telón de fondo de esta tragedia. Laura tenía antecedentes de trastornos psiquiátricos desde hacía años. Su familia sabía de episodios depresivos severos, y, según relató uno de sus allegados, venía arrastrando una recaída importante desde hace meses.
Era paciente en tratamiento, aunque estaba esperando atención especializada desde hacía semanas. A pesar de tomar medicación habitual, interrumpió los fármacos unos días antes del crimen, lo que, según el fiscal, podría haber disparado una crisis aguda.
En los meses previos, Laura pasó por una combinación explosiva de factores de riesgo: sufría depresión, alteraciones relacionadas a la menopausia y sensación de desborde emocional. Su entorno notó cambios en su conducta: aislamiento, dificultades para dormir y pensamientos negativos crecientes, aunque nadie imaginó algo tan extremo.
El día anterior al crimen, varias personas intentaron contactarla sin éxito. Pero los expertos creen que un brote psicótico pudo haber afectado su percepción y su sentido de la realidad, volviéndola incapaz de buscar ayuda o ver una salida menos trágica.
Investigación policial y principales hipótesis
Los detectives a cargo del caso analizaron cada detalle de la escena. No había cerraduras forzadas ni elementos robados, los cuchillos empleados pertenecían a la cocina familiar y todo indica que el acto fue premeditado y planificado en soledad por Laura, sin participación de terceros.
Una pieza clave fue una carta hallada sobre la mesa, escrita por la propia Laura. El mensaje, de tono confuso y cargado de angustia, deja entrever sentimientos de desesperanza absoluta, aunque no justifica de manera clara el motivo del crimen.
La fiscalía descartó por completo la intervención de desconocidos. No había huellas ajenas ni daños en puertas o ventanas. Tampoco señales de robo ni de violencia previa a nivel externo. La evidencia apunta, de forma contundente, a una tragedia intrafamiliar, sin participación de otras personas.
La historia de la familia Seltzer Leguizamón nos enfrenta a preguntas difíciles y una verdad incómoda: la prevención requiere atención temprana, apoyo emocional y acompañamiento profesional continuo para las personas vulnerables. Necesitamos un compromiso genuino de la comunidad y las instituciones para proteger la salud mental y, por sobre todo, salvar vidas.