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Estilo de vida

Un nuevo estudio sugiere que los padres tienen un hijo favorito y probablemente sea quien estás pensando

Es común escuchar a los padres decir que aman a todos sus hijos por igual. Pero, ¿es esto completamente cierto? Aunque este tema puede generar incomodidad, la ciencia tiene algo que decir al respecto. Investigaciones recientes han revelado que, consciente o inconscientemente, muchos padres muestran favoritismos hacia ciertos hijos, y estas dinámicas pueden marcar significativamente las relaciones familiares.

¿Un mito o una realidad?

La idea de tener un hijo favorito ha sido considerada durante años como un tema tabú. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que este favoritismo no solo existe, sino que es más común de lo que se piensa. Factores como la personalidad, el orden de nacimiento, y hasta el género pueden influir en las preferencias de los padres.

Por ejemplo, los padres pueden sentir mayor afinidad con un hijo que comparte ciertos rasgos de carácter con ellos mismos o que les recuerda momentos de éxito personal. Estas preferidas conexiones no siempre ocurren de manera planificada; muchas veces son el resultado de patrones emocionales y contextos únicos dentro de cada familia.

Factores clave en el favoritismo parental

Personalidad y afinidades emocionales

Los padres suelen conectar más con hijos que tienen una personalidad parecida a la suya. Por ejemplo, un padre extrovertido podría sentirse naturalmente más cercano a un hijo que disfruta socializar, mientras que un hijo más introvertido podría no recibir la misma atención emocional. Este tipo de inclinación no implica falta de amor hacia otros hijos, simplemente refleja formas distintas de relacionarse con cada uno.

Orden de nacimiento

Generalmente, los primogénitos son vistos como los más responsables y confiables, mientras que los hermanos menores suelen ser percibidos como más creativos o espontáneos, lo cual puede llevar a diferencias en cómo los padres tratan a cada hijo. Los mayores podrían disfrutar de más autonomía, mientras que los menores podrían recibir una supervisión más estricta o mayores cuidados.

Género

Algunas investigaciones sugieren que los padres tienden a mostrar mayor apoyo emocional o financiero a las hijas, especialmente cuando son las primogénitas. Esto también puede deberse a estereotipos culturales sobre la responsabilidad emocional ligada al género.

Foto Freepik

¿Cómo afecta el favoritismo en los hijos?

Tanto los favoritos como los menos favorecidos pueden experimentar consecuencias emocionales a lo largo de su vida. Por esa razón, los hijos que perciben recibir menos atención podrían enfrentarse a problemas como baja autoestima, ansiedad o resentimiento hacia sus hermanos. Este tipo de dinámicas puede sembrar disputas y rivalidades que persisten incluso en la adultez.

Por otro lado, ser “el favorito” tampoco es garantía de bienestar emocional. A menudo, estos hijos cargan con mayores expectativas de éxito, lo que puede traducirse en presión adicional o incluso sentimientos de culpa por ser reconocidos por encima de sus hermanos. Según algunos expertos, esa dualidad puede generar estrés en la relación familiar.

¿Qué pueden hacer los padres?

Reconocer estos patrones es el primer paso para mantener relaciones familiares sanas, por lo que los padres pueden adoptar estrategias para equilibrar mejor sus afectos y minimizar los efectos negativos del favoritismo. Algunas prácticas incluyen:

  • Dedicar tiempo de calidad individual a cada hijo.
  • Evitar comparaciones entre hermanos.
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  • Escuchar activamente las emociones y necesidades únicas de cada niño.

También es importante recordar que la intención es lo que cuenta. Los niños prosperan cuando sienten que son amados y valorados, incluso si sus padres no siempre logran dividir su atención de forma equitativa.

¿Y tú, crees que eres el hijo favorito? Quizás la verdadera pregunta debería ser: ¿qué puedes hacer para mejorar tus propias relaciones familiares?

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Veronica Pereira

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