Una mujer termina con quemaduras en la papada tras procedimiento estético: el peligro de los retoques mal realizados

Una historia sorprendió y preocupó a miles de personas en redes sociales. Jayne Bowman, una mujer de 59 años de Inglaterra, buscó eliminar la flacidez de su cuello tras perder peso, así que eligió un procedimiento estético recomendado en Internet: plasma de fibroblastos. Lo que no esperaba era el desenlace. En vez de encontrar una piel firme, terminó con quemaduras, cicatrices y un rostro que ella misma describió como “pollo viejo”.
El procedimiento que prometía milagros rápidos
El plasma de fibroblastos, conocido también como Plasma Pen, promete rejuvenecimiento sin cirugía y se promueve como un recurso moderno para eliminar arrugas, mejorar la piel y tensar áreas caídas, como la papada. La herramienta emite descargas eléctricas pequeñas que actúan sobre la superficie de la piel y buscan contraer el colágeno. Así, miles de personas sueñan con un mini-lifting sin bisturí, anestesia ni largas recuperaciones.
La promesa cautiva: bajo costo, efectos visibles en pocos días y la etiqueta de “no invasivo”. En redes sociales, influencers, clínicas y hasta terapeutas sin título difunden ejemplos de antes y después, que parecen magia.
De la promesa a la pesadilla
Jayne Bowman, emocionada y entusiasmada, decidió realizarse el procedimiento con una mujer promocionada en Internet. Pero el resultado fue el contrario a lo esperado y su cuello terminó con lesiones rojas, puntos marrones y cicatrices visibles. El dolor fue intenso y la recuperación inexistente; además del aspecto físico, el golpe emocional fue devastador.
Después del procedimiento, Jayne dejó de salir, se aisló y perdió la confianza. Sintió vergüenza y tristeza por su apariencia, perdiendo la vida social que antes disfrutaba.
¿Por qué fallan estos tratamientos?
El plasma de fibroblastos funciona mediante una especie de “microquemaduras” controladas que, en teoría, hacen que la piel se contraiga y recupere firmeza. El problema surge cuando este procedimiento queda en manos de personas sin experiencia ni formación adecuada. Y es aquí donde entran en juego dos elementos peligrosos: la falta de conocimiento médico de quien aplica el tratamiento y la poca regulación existente en el sector.
Casos como el de Jayne muestran que, aunque la intención sea mejorar el aspecto, el desenlace puede empeorar la situación a nivel físico y emocional. Arriesgar la salud en busca de belleza nunca ha valido la pena.

El lado oscuro de las estéticas low cost
Hoy en día, el acceso a procedimientos estéticos es fácil y rápido gracias a promociones en redes sociales y clínicas que apenas piden requisitos. Sin embargo, esto esconde un gran problema: muchas personas reciben tratamientos peligrosos en lugares sin personal certificado ni equipos estandarizados.
Mucha publicidad asegura milagros, pero omite los riesgos reales: quemaduras, cicatrices, infecciones, dolor, pigmentación y hasta lesiones permanentes se registran con mayor frecuencia cuando el responsable carece de acreditación. Además, la presión social por verse jóvenes y atractivos puede hacer que muchas personas bajen la guardia y no verifiquen la seriedad del lugar.
¿Cómo evitar ser víctima de un mal procedimiento estético?
Buscar profesionales certificados y con experiencia es el primer paso. Revisar opiniones, buscar referencias y exigir credenciales puede marcar la diferencia entre un resultado feliz y un desastre.
Las clínicas deben contar con permisos sanitarios y equipos acreditados. Cualquier procedimiento, por pequeño que parezca, debe ser explicado detalladamente. Si el precio parece demasiado bueno para ser real, probablemente lo sea. La calidad, la seguridad y la salud no deben negociarse bajo ningún motivo.
Solicitar consulta previa, checar antecedentes, preguntar sobre efectos secundarios y saber los riesgos es parte de la responsabilidad del paciente y del profesional. No confíes en anuncios que prometen transformar tu rostro en minutos ni en imágenes en redes sociales sin respaldo.
La historia de Jayne Bowman inspira a no dejarse llevar por el impulso y el deseo de cambios inmediatos. Aunque muchos tratamientos estéticos prometen resultados sin dolor ni riesgos, la realidad puede ser muy diferente.
Recuerda: no todo lo que brilla en redes sociales es oro y la seguridad no se negocia por resultados rápidos. Lo más importante es sentirte cómodo contigo mismo, sin poner en peligro tu salud.