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Salud

10 alimentos que obstruyen las arterias

Mantener una buena salud cardiovascular depende mucho de lo que se come todos los días. Las arterias limpias y sanas permiten que la sangre circule con facilidad y lleve nutrientes a todo el cuerpo. Sin embargo, hay platos y productos muy presentes en la dieta moderna que pueden afectar este equilibrio. Muchas veces, estos alimentos pasan desapercibidos en reuniones familiares, comidas rápidas o meriendas frente al televisor. Basta observar la etiqueta y ver palabras como “saturado“, “hidrogenado”, “añadido” o “procesado” para darse cuenta del riesgo.

Poco a poco, el consumo reiterado de ciertos alimentos contribuye a la formación de placas que dificultan el paso de la sangre. El resultado es mayor posibilidad de enfermedades cardíacas y otros problemas de salud que pueden cambiar la vida en un instante.

Cómo los alimentos pueden dañar las arterias

El daño arterial a menudo comienza de forma silenciosa, sin señales evidentes. El principal proceso responsable es la aterosclerosis, una acumulación de placa compuesta por grasas, colesterol y otras sustancias sobre las paredes internas de las arterias. Esto reduce el espacio por donde circula la sangre y puede llevar, con el tiempo, a eventos graves como infarto o accidente cerebrovascular.

El abuso de grasas saturadas y grasas trans, así como el alto consumo de azúcares añadidos y sodio, actúa como combustible para este problema. Estas sustancias alteran los niveles de colesterol en sangre, aumentan la inflamación y elevan la presión arterial. A simple vista, muchos de estos ingredientes parecen insignificantes. Pero juntos, día tras día, son capaces de acelerar el daño arterial y perjudicar la salud del corazón.

Principales alimentos que promueven la obstrucción arterial

Existen grupos de productos que pueden convertir una dieta equilibrada en peligrosa cuando se toman en exceso. Los más problemáticos suelen encontrarse en la categoría de carnes procesadas, productos ultraprocesados, grasas trans, azúcares añadidos y lácteos enteros. Consumirlos repetidamente acelera la formación de placa en las arterias. Suelen contener una mezcla de sodio, colesterol, azúcares y grasas que impactan directamente en la salud vascular. Muchos de ellos forman parte de la rutina de miles de familias, por lo que conviene conocer cómo y por qué afectan de forma tan negativa.

Carnes procesadas y productos cárnicos ricos en grasa

Los embutidos, el bacon, las salchichas y otros derivados cárnicos suelen ser habituales en bocadillos, desayunos y cenas rápidas. El problema con estos alimentos nace de su alto aporte en grasas saturadas y colesterol, además del considerable contenido de sal. Estos nutrientes elevan los niveles de colesterol LDL y promueven la retención de líquidos, dos factores que favorecen la aterosclerosis. Consumir jamón, mortadela, chorizo o patés varias veces por semana puede, con los años, pasar factura al corazón.

Foto Freepik

Productos ultraprocesados y comida rápida

Las pizzas comerciales, las hamburguesas listas para calentar, los snacks salados y las comidas de restaurante rápido comparten varios ingredientes perjudiciales. Suelen contener grasas de mala calidad, elevados niveles de sodio y azúcares añadidos camuflados en salsas o masas. Esta combinación no solo favorece el aumento de peso, también contribuye a la inflamación y endurecimiento de las arterias. Tomar este tipo de alimentos en reuniones informales o por falta de tiempo se hace costumbre y, lentamente, afecta la salud arterial.

Grasas trans y aceites refinados

La bollería industrial, las galletas con relleno, los productos de pastelería industrial y las frituras suelen estar elaborados con grasas trans y aceites refinados. Estos ingredientes elevan el colesterol “malo” (LDL) y reducen el “bueno” (HDL), facilitando la acumulación de placa en las arterias. Además, los productos fritos aumentan el contenido calórico y el estrés oxidativo dentro del organismo. Todo esto hace que hasta un simple desayuno con “bollería dulce” o una merienda con patatas fritas contribuya al deterioro de las arterias.

Azúcares añadidos y bebidas azucaradas

Los refrescos, las bebidas energéticas, los postres industriales y las golosinas aportan grandes cantidades de azúcares añadidos. No solo aumentan de peso, también disparan la producción de triglicéridos y favorecen la inflamación crónica. Ese tipo de inflamación es clave en el desarrollo de la aterosclerosis. Tomar refrescos a diario, acompañar cada comida con pasteles dulces o consumir caramelos y chuches aumenta el riesgo, incluso en personas jóvenes.

Lácteos enteros y piel de aves de corral

Los lácteos enteros, como el queso curado, la nata, la leche entera y los yogures enteros, contienen un alto porcentaje de grasas saturadas y colesterol. Similar ocurre con la piel del pollo y otras aves, que aunque es sabrosa, aporta mucha grasa difícil de metabolizar. Incorporar estos productos en la dieta diaria, en lugar de sus versiones desnatadas o magras, eleva el colesterol LDL y fomenta la formación de placa. Muchas veces se los elige por sabor o tradición, pero su aporte para la salud cardiovascular es claramente negativo.

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