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Estilo de vida

La razón definitiva para no usar los secadores de manos

De acuerdo con los científicos, estos artefactos que expulsan aire a presión de su interior propagan muchas más virus y bacterias que las toallas de papel desechables, motivo por el que recomiendan utilizar el secado de manos tradicional.

Una buena higiene de las manos es muy importante en el control de la propagación de muchas infecciones. Por lo tanto, limpiarlas correctamente es un acto fundamental para la salud.

La OMS (Organización Mundial de la Salud), afirma que algo tan «irrelevante» como lavarse las manos puede disminuir hasta un 24% de las posibilidades de sufrir o contraer alguna afección respiratoria y hasta en un 50 % las posibilidades de padecer enfermedades estomacales complicadas. Sin embargo, la mayoría de las personas subestiman el proceso de secado para mantenerse saludable y evitar efectos secundarios no deseados.

Una investigación reciente realizada por la Universidad de Connecticut acaba de descubrir y comprobar que si se emplean los secadores de manos eléctricos de aire caliente, la probabilidad de que se sufra algún tipo de enfermedad es muy alta, e incluso se puede decir que el lavado de manos previo no ha servido para nada.

Por lo general, en los baños de cualquier sitio público hay un secador de chorro de aire. Esta máquina busca secar las manos ejerciendo una fuerte ventisca que expulse una presión capaz de eliminar todo resto de líquido no deseado con el fin de no tocar otras superficies y evitar el riesgo de gérmenes y bacterias.

El Journal of Hospital Infection realizó una publicación acerca de una investigación sobre la propagación de bacterias en los baños de algunos hospitales de España, Italia y Francia. La conclusión a la que llegaron los científicos fue que los secadores de manos propagan en mayor escala los virus y bacterias en comparación a las toallas de papel desechables tradicionales. Esto mismo sucede con los aparatos que funcionan con células fotoeléctricas, lo que desmiente el mito de que la propagación de los agentes externos se debe al toque de los aparatos para encenderlo.

De hecho, la razón es otra: las personas no suelen lavarse bien las manos después de ir al baño. Es por esto que, cuando se secan bajo el chorro de aire, las bacterias de sus manos se extienden por todo el aire y se incorporan en las superficies de alrededor, generando un efecto «aerosol» que contamina todo lo que hay dentro del baño: secadores, lavabos y suelos.

La temperatura del aire del secador eléctrico también supone otra diferencia significativa a tener en cuenta, ya que todo parece indicar que un chorro de aire frío propaga una mayor cantidad de gérmenes, teniendo mayor escalas de contaminación que los que utilizan aire caliente (más del 50% aproximadamente), y esta polución permanece circulando en el ambiente del baño durante muchísimo más tiempo. Esto sucede debido a que los secadores de chorro frío eliminan el agua de las manos esparciéndolas hacia arriba y hacia los lados. En cambio, los secadores de aire caliente generan un movimiento hacia abajo, con lo que los gérmenes se desplazan hacia el suelo.

Por lo tanto, el uso de toallas de papel desechables es sin duda la mejor opción, ya que son mucho más seguras teniendo en cuenta la contaminación bacteriana: los niveles de transmisión de virus y bacterias son 1.300 veces menores en comparación con los secadores de aire a chorro, al igual que causan muy poco movimiento en el ambiente del lugar.

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Dany Levito