13 cosas que nunca debes hacer un viernes 13
En muchas culturas, el viernes 13 se considera un día cargado de mala suerte, superstición y misticismo. Esta creencia no tiene fundamento científico, pero está profundamente arraigada en las tradiciones populares y el imaginario colectivo.

Supersticiones que persisten en el viernes 13
A pesar de la falta de pruebas que vinculen el viernes 13 con la mala suerte, millones de personas prefieren prevenir antes que lamentar. Cada cultura interpreta la mala fortuna de formas distintas, aunque muchas comparten ciertas supersticiones clásicas. El temor a romper un espejo, caminar debajo de una escalera o toparse con un gato negro son rituales de precaución que muchos siguen, casi de manera automática. En América Latina, abrir un paraguas dentro de casa aún causa desconfianza, mientras que evitar mencionar el número 13 en voz alta es habitual en ambientes supersticiosos.
Históricamente, estas prácticas tienen raíces insospechadas. Pasar bajo una escalera, por ejemplo, recuerda al triángulo sagrado en el cristianismo, cuyo paso “rompe” la divinidad y atrae desgracias. Romper un espejo, en la antigua Roma, se creía que fragmentaba el alma durante siete años. Al sumar la fecha emblemática, el castigo simbólico se multiplicaría. En las casas, evitar abrir paraguas adentro nace de la creencia de que desafía la protección de los dioses del hogar. Aunque la lógica se ha transformado con la modernidad, el peso simbólico de estos actos sigue tan vigente como siempre, especialmente en días señalados como el viernes 13.
Evitar actos cotidianos de mal augurio
Muchos, incluso los menos supersticiosos, piensan dos veces antes de realizar ciertas acciones durante el viernes 13. No pasar bajo una escalera, no romper espejos y no abrir un paraguas en espacios cerrados son comportamientos que inspiran respeto y cautela. Este tipo de superstición cuenta con diferentes versiones. En México y gran parte de América Latina, también se cree que barrer de noche aleja la fortuna y, en esa fecha, la precaución se intensifica.
Otra superstición curiosa consiste en no matar arañas, asociada con provocar desdicha si el insecto muere dentro de la casa, ya que se considera portador de buenas vibras. No cruzar cuchillos y tenedores en la mesa es una costumbre que muchos evitan, ya que simboliza peleas o discusiones que podrían agravarse ese día. Al sumar estos pequeños gestos cotidianos, la gente busca evitar cualquier llamado involuntario a la mala suerte.

Comportamientos sociales y rituales
El aspecto social del viernes 13 también impone sus reglas de convivencia. Una de las más conocidas es evitar sentarse trece personas en la misma mesa; este número recuerda la Última Cena, donde Judas ocupó precisamente ese lugar fatídico. Muchas familias prefieren completar o reducir el grupo para evitar ese simbolismo, confiando en que así espantan la mala fortuna.
En materia de amor, declarar sentimientos en plena noche de luna llena y en viernes 13 está mal visto según la tradición, pues se cree que el romance será efímero o incluso desafortunado. Viajes, reuniones importantes o decisiones trascendentales suelen postergarse para otro momento, guiados por la idea de que ese día todo podría salir mal.
A nivel emocional, el miedo a experimentar un susto fuerte puede llegar hasta el extremo de cambiar la rutina diaria. Mirar películas de terror, caminar por lugares oscuros o hasta escuchar discursos polémicos son actividades que muchos prefieren evitar, creyendo que una sacudida emocional en viernes 13 puede traer consecuencias inesperadas.
Creencias, impactos y variaciones culturales del viernes 13
La fama del viernes 13 supera las fronteras de los países occidentales. En los medios, la fecha se asocia a menudo a eventos históricos trágicos, como el arresto de los Caballeros Templarios o el hundimiento de barcos célebres, reforzando su peso simbólico. Los impactos culturales no se quedan solo en la tradición oral; afectan la economía y la vida cotidiana. Muchas personas evitan viajar, firmar contratos o iniciar proyectos en esta fecha. Incluso las aerolíneas informan una reducción en la venta de boletos, y los comercios pueden notar un menor movimiento. Es común que algunos edificios eviten el piso número 13, saltando esa cifra en los botones del ascensor.
En España y Grecia, el temor se traslada al martes 13, lo que demuestra que el fenómeno se adapta al contexto cultural de cada país. Mientras tanto, el cine y la televisión han hecho del viernes 13 un símbolo universal de miedo, tanto por la saga de películas como por historias urbanas que circulan año tras año. En América Latina, el respeto a las supersticiones sigue tan vigente como las leyendas transmitidas de abuelos a nietos, manteniendo vivo el ritual de evitar ciertos comportamientos durante esa jornada.
La verdadera fuerza del viernes 13 radica en la mente colectiva. Todos participan, a su manera, en una coreografía de pequeñas precauciones, rituales y evasivas que revelan hasta qué punto el miedo social y cultural puede moldear la vida, aunque la ciencia diga lo contrario. La profecía autocumplida, donde la creencia en la desgracia genera estrés y, en consecuencia, pequeños accidentes o descuidos, mantiene viva la mística del viernes 13. El peso histórico, las leyendas y el eco de historias trágicas refuerzan un ciclo que se repite cada vez que en el calendario aparece el viernes 13.