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¿Celulitis o lipedema? Conoce las diferencias y cómo identificarlas

Muchas personas confunden el lipedema con la celulitis, pero esta es una condición totalmente diferente y más difícil de tratar.

¿Qué es el lipedema?

Se trata de una afección crónica y progresiva que se caracteriza por depósitos de células grasas. Esta afección afecta principalmente al género femenino y, en particular, a las mujeres con constitución ginoide (también conocida como forma de pera o triángulo). El lipedema tiene desencadenantes genéticos y consiste en una distribución anormal de la grasa corporal, acumulándose generalmente en el área de las piernas, los muslos y las nalgas, causando una forma simétrica y bilateral.  Con mucha frecuencia esta complicación se confunde con la celulitis, pero lo cierto es que se trata de un problema mucho más serio y persistente que la piel de naranja que todas conocemos.

¿Cuáles son las principales causas?

Lo cierto es que actualmente se tienen pocos datos relacionados con el lipedema, pero entre las hipótesis más aceptadas sobre sus causas se encuentran la predisposición genética y la dominancia estrogénica, la cual conduce a la acumulación de cantidades excesivas de grasa en determinadas partes del cuerpo. Sin embargo, actualmente no se ha comprobado que el lipedema esté relacionado con el sobrepeso o la obesidad, de hecho, muchas mujeres son delgadas en la zona superior del cuerpo y acumulan grasa persistente solo en la parte inferior, además de que mantienen un peso normal.

El lipedema también parece estar relacionado con la aparición de trastornos del sistema circulatorio y linfático, pero estos son una consecuencia de la acumulación de grasa y no una causa.

¿Cuáles son los síntomas?

Los primeros síntomas del lipedema suelen aparecer durante la pubertad debido a los cambios hormonales y al aumento de la producción de estrógenos. Entre los primeros padecimientos encontramos:

  1. Depósitos de grasa, especialmente en los miembros inferiores.
  2. Piel hinchada y desigual.
  3. Tejidos hinchados.
  4. Dolor.
  5. Pérdida del tono de la piel.
  6. Moretones.
  7. Capilares visibles.

Al principio estos síntomas son más leves, pero con el paso del tiempo se agravan hasta llegar a ser incapacitantes. Este no es siempre el caso, ya que hay algunos pacientes en los que la enfermedad puede no progresar.

Celulitis y lipedema: ¿Cuáles son las diferencias?

Así como en el caso de la celulitis, existen diferentes fases de la enfermedad, y el lipedema en fase I puede confundirse fácilmente con una celulitis. Durante la primera etapa, los síntomas de ambas enfermedades son muy similares a los de la celulitis marcada, pero aunque la celulitis también puede causar hinchazón y dolor, esto no suele dar lugar a la aparición de otras molestias como los hematomas y los capilares visibles.

En el lipedema aparecen hematomas y telangiectasias porque también está relacionado con alteraciones en la microcirculación, el sistema linfático y el tejido adiposo, además de que la hinchazón y el dolor de la celulitis son menos pronunciados.

Otro dato a tener en cuenta es que los enfermos de celulitis llegan a notar la presencia de edema al presionar las zonas afectadas y sentir un ligero dolor, mientras que en el lipedema los miembros inferiores están visiblemente hinchados con una sensación de piernas cansadas y pesadas, mientras que el dolor puede ser intenso e incapacitante.

¿Cómo saber si tu padecimiento es un lipedema?

Obtener el diagnóstico correcto en estos casos es complicado y requiere de varias pruebas, pero es muy importante para evitar que la afección siga avanzando y se convierta en algo que cause incapacidad.

Para poder determinar si se trata de un lipedema, es fundamental consultar a un médico especializado en medicina vascular o endocrinología. Actualmente, ya hay varios centros donde es posible recibir un diagnóstico correcto e iniciar el tratamiento contra esta enfermedad. Debes saber que los síntomas pueden tratarse y la enfermedad puede gestionarse para que no se convierta en una complicación diaria.

¿En qué consiste el tratamiento?

A día de hoy existen varios tratamientos para minimizar los síntomas del lipedema y frenar la progresión de la enfermedad. El objetivo se centra en reducir la hinchazón, la grasa, la inflamación y el dolor mientras se mejora la movilidad de las extremidades.

El tipo de tratamiento lo recomienda el médico teniendo en cuenta la fase de la enfermedad. Además, se tienen en cuenta factores como la nutrición, el ejercicio, la fisioterapia, el drenaje linfático manual y las terapias de compresión.

En este sentido, la nutrición y el ejercicio son fundamentales para que los tratamientos funcionen correctamente. Con respecto a la dieta, todo parece indicar que lo mejor es una alimentación baja en carbohidratos, como lo que ofrece la dieta cetogénica, combinada con una suplementación con agentes antiinflamatorios como el omega-3 o los flavonoides. Lo mejor es consultar a un nutricionista para evaluar la situación general y prescribir una dieta correcta. Esto también ocurre con el ejercicio, ya que ciertas actividades pueden aumentar la inflamación de los tejidos y empeorar la situación de los enfermos. Por lo tanto, para ejercitarse correctamente es importante encontrar un entrenador personal que diseñe un sistema de entrenamiento especial para tratar el problema.

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Dany Levito