¿Necesitas contactar al equipo editorial? Envía tus correos electrónicos a [email protected] o ve a nuestro formulario.
Cocina, recetas y alimentosEstilo de vida

¡Cuidado! No eches agua fría en una sartén caliente porque te podrías arrepentir

Si acabas de utilizar la sartén para preparar los alimentos e inmediatamente lo colocas bajo el agua fría del grifo, estarás cometiendo un grave error y es mejor que dejes de hacerlo lo antes posible. El día de hoy te contaremos detalles

Para muchos debe parecer algo muy común el hecho de que al terminar de cocinar, la sartén caliente se lleve inmediatamente al lavaplatos y se coloque bajo el agua del grifo. Con esto se logra que el implemento se enfríe rápido y se evita que haya quemaduras al momento de lavarlo o accidentes al entrar en contacto con otro utensilio de cocina.

Sin embargo, aunque enfriar el sartén podría parecer una opción viable, funcional y sencilla, la realidad es que es una equivocación que puede ir acortando de manera paulatina el tiempo de vida útil de tu sartén.

¿Pero cuál es el problema? ¿Qué es lo que sucede con la sartén? La respuesta a estas preguntas es que si lo pones bajo el agua cuando aún está ardiendo, al entrar en contacto con el agua ocurrirá un choque térmico (que genera un sonido como efervescente), y ese cambio brusco de temperatura puede daña el metal con el cual está hecho.

Como explican varios chefs y expertos de la cocina, la mayoría de las ollas y sartenes están hechas de varias capas de metal, como por ejemplo, el acero inoxidable y el aluminio. Además tienen en la superficie un revestimiento antiadherente o de esmalte.

La ciencia explica que cuando estos materiales se exponen a diferentes temperaturas, cada uno se expande y se contrae, algo que no representa un problema cuando la herramienta se calienta o se enfría gradualmente, pero hacerlo rápidamente puede ser completamente contraproducente.

Lo primero de lo que hay que preocuparse es de una deformidad en la sartén, pues esto haría que el implemento comenzara a calentar de manera no uniforme, es decir, más en unas zonas que en otras. Esto a su vez hará que la cocción de los alimentos no sea buena y que el resultado final del plato no sea el espero.

A eso se suma la posibilidad de que el revestimiento antiadherente se agriete y se desprenda, dejando restos del material en entre las comidas, algo muy riesgoso teniendo en cuenta que al consumirlo la probabilidad de una intoxicación o daño estomacal, es amplia.

Por todos estos motivos, lo mejor es dejar que la sartén se enfríe poco a poco después de cocinar, esto sin importar que se trate de la vitrocerámica fría o la cocina de gas con el calor apagado, o bien sobre un mantel individual u otro accesorio que no pueda quemarse. De este modo, tus sartenes se mantendrán en buen estado durante mucho más tiempo, con el ahorro económico que ello supone.

La mejor forma de limpiar tus herramientas de cocina

Utensilios de acero inoxidable

Lo mejor es dejar que estos elementos se enfríen gradualmente unos minutos antes de mojarlas en el fregadero. Una vez el utensilio esté frío puedes lavar usando una esponja enjabonada. Para las manchas más complicadas o los pedazos de comida quemados podrías usar una esponja metálica de acero inoxidable, pero frotando con suavidad para no rallar.

Otra opción es echar agua y un poco de bicarbonato de sodio y rascar con una cuchara de madera para arrancar esos restos.

Utensilios con antiadherente

Los expertos sugieren fregarlos siempre a mano utilizando un detergente líquido y una esponja que sea poco abrasiva y de tejido suave. Para eliminar los restos más difíciles, puedes utilizar limpiadores líquidos y siempre fregar a mano con agua caliente. Para lavar las partes extremas, utiliza jabón de lavavajillas, un paño no abrasivo o una esponja.

No utilices limpiadores abrasivos, estropajos, bicarbonato de sodio, lejía o productos de limpieza de suelos para limpiar sartenes antiadherentes, ya que echan a perder el material.

¿Le resultó útil este artículo?
Lee también:
Dany Levito