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¿Por qué la comida sabe diferente en un avión? Esto dicen los estudios

Todo parece indicar que los sentidos del gusto y del olfato se ponen a prueba cuando nos encontramos dentro de un avión

Puede que alguna vez te hayas preparado un sándwich para el viaje o has comprado tu barra favorita en el aeropuerto, pero al momento de comerla dentro del avión, el sabor de estos alimentos te ha parecido extraño.

Pues bien, esto no se trata solo de una mala sensación, ya que volar tiene un efecto real sobre nuestra percepción de los olores y sabores de la comida y la bebida, y también en la forma en percibimos ambos.

Herbert Stone, profesor de nutrición que trabajó en la misión lunar Apolo, ha realizado algunas investigaciones al respecto, las cuales vamos a tomar el día de hoy.

Alimentación en el avión: ¿Por qué las cosas cambian cuando estamos volando?

Entre los principales culpables a señalar, tenemos que hablar de las frías paredes del avión y las bajas temperaturas a bordo, ya que se ha demostrado que el frío y la presión no nos hace percibir los sabores de la misma manera que en tierra.

Además, la presurización de la cabina de un avión reduce los niveles de oxígeno en nuestra sangre, lo cual reduce las capacidades de nuestros receptores olfativos, los cuales ya se ven desafiados por el aire seco (Generalmente la humedad en los aviones es del 12%, inferior a la del desierto del Sahara) y en constante recirculación. Según Antonio Fernández, vicepresidente senior de AeroMexico, en el vuelo se pierde cerca del 70% del sentido del gusto.

Por si fuese poco, la comida que se sirve en el aire tiene un sabor mucho más fuerte que la que se consume a nivel del mar, pero la baja humedad y la recirculación del aire empeoran todo, ya que nos privan de olores y sabores durante todo el viaje.

¿Incide el ruido?

Otro factor que influye en la posibilidad de comer a gran altura es el ruido. El impacto del sonido de los motores en movimiento, las voces y los gritos de los niños pueden cambiar nuestra percepción del sabor.

Según una investigación del Instituto Fraunhofer de Física de la Construcción, las personas que se encuentran tan alto en un avión perciben un descenso del 20 al 30 % en la intensidad de la sal, mientras que el descenso en la percepción del azúcar es del 15 al 20 % menos. Para remediar este fenómeno, muchos cocineros juegan con las dosis para poder aligerar el mal sabor de las preparaciones. De hecho, los alimentos picantes y de sabor intenso resisten bien a la altura, por lo que la tailandesa y la coreana son las cocinas más populares en los aviones.

Por otro lado, la fruta fresca, especialmente el limón también da buenos resultados, así como también lo hace el sabor umami, presente en las setas, los mariscos, los quesos curados y la carne. Además, sabores como el cardamomo, la canela, el jengibre, el queso parmesano, el tomate, las setas, la soja, la carne y las lentejas son alimentos populares para vuelos.

Por lo tanto, lo que hacen los chefs de las aerolíneas es lo que también deberíamos hacer nosotros: intentar combinar alimentos saludables con tal de encontrar el mayor confort en el vuelo. Así que la solución es utilizar verduras, legumbres, fruta y queso para nuestras comidas de viaje. Si el sabor cambia, no es culpa tuya, puede que esa pequeña botella de salsa picante en tu equipaje pueda ayudar a pasar el viaje con más gusto.

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Dany Levito