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Estilo de vida

Estudio asegura que dejar a los niños jugar en el frío no los enferma

Según las pruebas realizadas por un grupo de expertos, los niños que juegan al aire libre incluso durante la temporada de invierno (bien abrigados, por supuesto) tienen mayores probabilidades de mantenerse saludables y con un sistema inmune mucho más preparado para cualquier amenaza.

Es común escuchar la creencia errónea de que el frío es responsable de causar enfermedades sobre todo respiratorias, pero las evidencias demuestran que ocurre exactamente lo contrario, ya que los niños que juegan al aire libre incluso en invierno se encuentran mucho más sanos.

Es importante tenerlo muy claro: no es el frío lo que causa enfermedades en el invierno, son los virus y bacterias que circulan y proliferan especialmente en entornos cerrados y muy frecuentados por todos, así que cualquier persona se encuentra expuesta, sobre todo aquellos niños que acuden frecuentemente a la guardería. Es aquí donde, gracias a los estornudos, la tos y el intercambio de fluidos corporales como la saliva, los gérmenes y virus pueden pasar fácilmente de una persona a otra, terminando en un inevitable contagio.

En este sentido, estar al aire libre y jugar en el exterior incluso en invierno es una buena idea precisamente porque en estas condiciones hay muchas menos posibilidades de entrar en contacto con agentes patógenos, ya que la circulación del aire hace que la concentración de bacterias y agentes patógenos sea muy baja.

Pero no es solo esto, las investigaciones han demostrado que jugar al aire libre también ayuda a enfermar menos gracias a la producción de vitamina D que nuestro cuerpo es capaz de sintetizar con la ayuda de los rayos del sol. Según un estudio del Departamento de Salud de Pensilvania, jugar al aire libre con bajas temperaturas refuerza el funcionamiento del sistema inmunitario de niños y adultos.

¿Cuál es la ropa adecuada para el invierno?

Jugar afuera durante estos meses implica cierto tipo de ropa. El frío no hace daño siempre y cuando se esté lo suficientemente cubierto en función de la temperatura exterior a la que se vaya a hacer frente.

Además, es importante tener cuidado con las zonas más sensibles del cuerpo, como las orejas, la cabeza y la garganta. En este sentido, los accesorios de invierno más indispensables son, por tanto, el gorro, la bufanda y, posiblemente, las orejeras. También es útil una chaqueta que abrigue, sea cortaviento e impermeable para evitar que la humedad penetre en el cuerpo excesivamente.

La palabra clave es sentido común. Los niños deben vestirse adecuadamente para estar siempre cubiertos en función de la actividad que realicen y de la temperatura real a la que estén expuestos.

Otras ventajas de jugar al aire libre incluso en invierno

Jugar al aire libre incluso con bajas temperaturas tiene varias ventajas, y no solo para la salud. El paisaje invernal, preferiblemente con nieve, ofrece a los niños nuevos estímulos en comparación con el paisaje primaveral o estival: hojas caídas, hierba oscura, hielo o incluso nieve.

Gracias a esta práctica, los niños tienen la oportunidad de descubrir y jugar con nuevos elementos de la naturaleza y ejercitar su cuerpo y mente de diferentes maneras.

El beneficio de exponerse al sol y producir vitamina D (de la que los niños también suelen ser deficientes según algunas investigaciones) les ayuda, no solo a estar en forma físicamente, sino también a su estado de ánimo, ya que aumenta los niveles de serotonina en el cerebro. Sin embargo, cuidado con el flujo de esmog, ya que jugar al aire libre en invierno es bueno siempre que no se esté en una zona especialmente contaminada. En este caso, es mejor sacar algo de tiempo para ir a jugar a otra parte, a un bonito parque o, mejor aún, a la montaña.

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Dany Levito