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Salud

5 alimentos saludables que pueden provocar retención de líquidos sin que lo notes

La mayoría de las personas relaciona la retención de líquidos con exceso de comida rápida o snacks muy salados, pero a veces el problema se esconde en alimentos que se perciben como muy sanos. Algunos productos habituales en la nevera, por su contenido en sodio, en histamina o por su forma de conservación, pueden favorecer la hinchazón sin que la persona se dé cuenta.

Qué es la retención de líquidos y por qué importa aunque la dieta sea saludable

La retención de líquidos aparece cuando el cuerpo acumula agua y sodio en los tejidos porque no logra expulsarlos con eficacia. El resultado suele ser hinchazón en las zonas más bajas por efecto de la gravedad, como piernas, tobillos y pies, aunque también puede notarse en manos o en el abdomen con una sensación de pesadez y tirantez.

Este problema se agrava con la mala circulación, el sedentarismo prolongado, algunos cambios hormonales y ciertos medicamentos, como algunos fármacos para la tensión o corticosteroides. También influye de forma importante la alimentación. Buena parte del sodio diario no procede solo del salero, sino de alimentos procesados, conservas, embutidos, quesos curados, panes salados y salsas preparadas. Aunque la dieta parezca saludable a simple vista, un exceso de productos con sal añadida puede mantener la hinchazón activa día tras día. Por eso resulta útil conocer qué alimentos, aun siendo sanos, pueden sumar más sodio del deseado.

5 alimentos saludables que pueden provocar retención de líquidos sin que lo notes

Estos cinco alimentos encajan en un menú equilibrado, aportan nutrientes de calidad y no tienen por qué desaparecer del plato. El problema suele estar en la cantidad, en la frecuencia con la que se consumen y en cómo se combinan con otros productos ricos en sal. Con un poco de atención es posible seguir disfrutándolos sin que disparen la retención de líquidos.

Tomates frescos ricos en agua pero también en histamina

El tomate es una fruta muy saludable, llena de agua, vitaminas y antioxidantes que protegen las células. Sin embargo, contiene histamina, una molécula que en personas sensibles puede aumentar la permeabilidad de los vasos sanguíneos y favorecer las piernas hinchadas y la sensación de pesadez. En quienes tienen insuficiencia venosa o tendencia a la retención, un consumo muy elevado de tomate puede intensificar ese malestar. Puede resultar útil combinarlo con verduras más diuréticas, como el pepino, acompañarlo siempre de buena hidratación y alternar raciones abundantes con días en los que predominen otras hortalizas.

Atún en lata, proteína saludable con más sodio de lo que parece

El atún en lata aporta proteína de calidad y ácidos grasos omega-3, algo muy interesante para la salud cardiovascular. El problema aparece cuando se presenta en salmuera o en líquidos con mucho sodio, algo habitual en cualquier conserva. Si se consume varias veces a la semana y se combina con otros productos salados, contribuye a que el organismo retenga más agua. Para reducir este efecto, conviene escurrir bien el líquido, elegir versiones bajas en sal y alternarlo con pescado fresco cocinado a la plancha, al horno o al vapor, métodos que no requieren añadir tanta sal para resultar sabrosos.

Salmón ahumado, graso saludable pero muy salado

El salmón ahumado ofrece una buena cantidad de ácidos grasos omega-3 y proteína, pero el proceso de ahumado incluye un salado intenso que eleva mucho el contenido de sal por ración. Un consumo habitual, por ejemplo en tostadas diarias o como picoteo frecuente, puede favorecer la retención de líquidos, en especial si se acompaña de quesos curados, panes salados o salsas comerciales. Lo más prudente es reservarlo para ocasiones puntuales, tomar porciones pequeñas y rodearlo de alimentos frescos bajos en sodio, como ensaladas simples aliñadas con aceite de oliva, limón y hierbas aromáticas.

Colines y picos de pan, pequeños pero cargados de sal

Los picos de pan y los colines suelen aparecer en la mesa como un acompañamiento inocente, aunque en realidad aportan bastante sal y harina refinada. Al tomarse como snack, mientras se charla o se espera la comida, la cantidad se dispara sin que la persona lo note y con ella la posible hinchazón de piernas y manos. Incluso el pan común, integral o blanco, ya incluye sodio en su elaboración. Para moderar su impacto, puede ser útil limitar estos snacks, elegir panes con menos sal, controlar la porción y acompañarlos siempre con agua en lugar de bebidas muy saladas o salsas industriales.

Quesos curados, mucho sabor y también más sodio

Los quesos curados, como el parmesano, concentran calcio y proteína, además de un sabor intenso que realza cualquier plato. Ese mismo proceso de curación hace que acumulen más sal y grasa que los quesos frescos o blancos. En personas con tendencia a la retención, comer grandes cantidades de queso curado cada día puede favorecer que el cuerpo almacene más líquidos. Una buena estrategia consiste en usarlos como toque de sabor en pequeñas cantidades, reservarlos para momentos concretos y dejar que en el día a día predominen quesos frescos, bajos en sal o yogures naturales.

Cómo reducir la retención de líquidos sin dejar estos alimentos saludables

Para seguir disfrutando de estos alimentos sin agravar la retención de líquidos, resulta clave moderar las raciones, espaciar su consumo y priorizar versiones con menos sodio. Beber suficiente agua a lo largo del día ayuda a eliminar el exceso de sal y a que el riñón trabaje con más comodidad. También conviene que el plato se llene de productos frescos, como frutas y verduras ricas en agua y potasio, que compensan el efecto de los alimentos más salados.

En la cocina, los métodos con poca grasa y sin salsas cargadas de sal son grandes aliados. Preparar los alimentos al vapor, al horno, a la plancha, estofados o guisados conserva el sabor sin necesidad de añadir tanta sal. El hervido, si no se aprovecha el caldo, puede diluir los aromas y empujar a usar más sal para que la comida tenga gusto, por lo que no siempre resulta la mejor opción. Para dar sabor, las hierbas y especias, como orégano, tomillo, curry, comino o pimienta, ayudan a reducir la dependencia del salero.

También aporta mucho revisar las etiquetas de bebidas, panes, conservas y salsas comerciales, ya que muchos productos esconden cantidades elevadas de sodio, glutamato monosódico u otros potenciadores de sabor. Limitar caldos concentrados, precocinados y snacks salados marca una gran diferencia en pocas semanas. El movimiento suave, como caminar a diario, nadar o practicar hidrocaminata, favorece el retorno venoso en las piernas, y la ropa holgada en tobillos y muslos ayuda a que la sangre circule mejor. Con estos ajustes, la persona puede seguir tomando tomate, atún en lata, salmón ahumado, picos de pan y quesos curados, pero con una conciencia más clara de su efecto sobre la retención de líquidos y adaptando la cantidad y la frecuencia a lo que su cuerpo necesita.

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