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Estilo de vida

5 cosas que usamos a diario pero que olvidamos limpiar

Muchos objetos y superficies en casa se usan sin pensar, forman parte del día a día y resultan casi invisibles en la rutina de limpieza. Sin embargo, estos elementos pueden contener más gérmenes y bacterias de lo que parece. Mantenerlos limpios no solo ayuda a evitar enfermedades, sino que también crea un entorno más seguro y saludable para todos los que viven en el hogar. Descuidar estos puntos críticos puede abrir la puerta a la proliferación de agentes patógenos y a un aumento del riesgo de contagios innecesarios.

Teléfonos móviles, mandos a distancia e interruptores: acumuladores invisibles de bacterias

El teléfono móvil, los mandos a distancia y los interruptores acompañan cada paso y decisión diaria. Tocarlos con las manos sucias o después de la calle es una acción tan habitual que casi nadie repara en toda la suciedad, grasa y bacterias que acumulan con los días. El bolso, el coche, la mesa, el sillón, incluso el baño: estos dispositivos viajan a todas partes, aunque rara vez se limpian.

Los estudios más recientes han demostrado que los teléfonos móviles pueden albergar hasta diez veces más bacterias que algunas superficies del baño. Lo mismo pasa con los interruptores de luz y los mandos de la televisión, que suelen tocarse con frecuencia y rara vez forman parte de la limpieza rutinaria. En la superficie se ven limpios, pero si se los examina de cerca, los restos de grasa y polvo se hacen evidentes.

La importancia de limpiar estos objetos va más allá de la simple apariencia. La exposición continua a bacterias puede facilitar la transmisión de infecciones respiratorias, digestivas y alergias. Las manos, al pasar de un dispositivo a otro o tocar alimentos, trasladan estos gérmenes invisibles a la boca y la cara.

Estrategias sencillas para limpiar sin dañar la tecnología

Limpiar bien sin maltratar la tecnología requiere atención y pequeños hábitos. No se trata de pasarlos bajo el grifo ni de usar cualquier limpiador fuerte. Lo ideal para pantallas, fundas y superficies plásticas o metálicas es un paño de microfibra ligeramente humedecido con agua y un poco de jabón neutro o productos diseñados específicamente para dispositivos electrónicos.

Para mandos a distancia, se recomienda retirar primero las pilas y limpiar la superficie exterior, evitando siempre que el líquido entre en las ranuras. En el caso de los interruptores de luz, lo más seguro es usar paños desinfectantes o una toalla húmeda con una mezcla de agua y alcohol al 70%. El truco es nunca rociar el producto directamente, sino aplicar sobre el paño, para impedir filtraciones dentro del aparato o riesgo eléctrico.

Evitar los productos abrasivos, los aerosoles, y nunca usar limpiadores con cloro directamente sobre pantallas o partes delicadas. Un hábito recomendable es *limpiar estos dispositivos al menos dos veces por semana, más si alguien en casa presenta síntomas de resfriado o gripe.

Superficies y accesorios olvidados: pomos, manillas y objetos de higiene personal

Los pomos de las puertas, las manillas de armarios y las barandas suelen pasar desapercibidos en la limpieza diaria. Pocos los incluyen en la rutina, a pesar de ser puntos de contacto constante para todos los miembros del hogar. El resultado es una acumulación de suciedad, grasa de las manos y una verdadera colonia de bacterias.

Los accesorios de higiene personal tampoco escapan a este problema. Artículos como cepillos de dientes, peines y cepillos de pelo, incluso maquinillas y encendedores de velas aromáticas, pueden alojar microorganismos y residuos que afectan la salud oral y la piel.

Ignorar estos detalles coloca a la familia en riesgo de transferir bacterias de un lugar a otro. Cada vez que se abre una puerta o se usa un peine sin limpiar, se esparcen gérmenes por el ambiente. La limpieza de estos objetos es parte esencial de una buena higiene y prevención de enfermedades.

Foto Freepik

Rutinas prácticas para incorporar en la limpieza diaria

La sencillez reina en las rutinas efectivas. Para pomos, manillas y barandas, un paño humedecido con agua y jabón o con un desinfectante suave basta para eliminar suciedad y microorganismos. Es importante repasar estos puntos al menos dos veces por semana, o más en temporada de gripes y resfriados.

En el caso de los cepillos de dientes, conviene enjuagarlos muy bien después de cada uso y sumergirlos de vez en cuando en un vaso con agua y enjuague bucal durante unos minutos. Los peines y cepillos se limpian fácilmente con agua tibia y un poco de jabón, retirando los residuos de pelos y suciedad acumulada.

Para que la limpieza sea constante, es útil colocar los desinfectantes y paños en sitios visibles y de fácil acceso. Esto ayuda a integrar el hábito sin grandes esfuerzos ni interrupciones en la rutina.

Espacios ocultos y textiles domésticos: colchones, cortinas y escobillas

Existen elementos del hogar que raramente se ven, pero que pueden convertirse en verdaderos focos de suciedad y ácaros. Los colchones, cortinas (especialmente las de baño) y las escobillas del inodoro son claros ejemplos de objetos que resultan invisibles hasta que los olores o las manchas alertan de su presencia.

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El colchón, aun cubierto con sábanas limpias, retiene sudor, polvo y células muertas. Las cortinas de baño pueden albergar hongos y bacterias, sobre todo si el ambiente es húmedo y carece de ventilación adecuada. Las escobillas de baño, por su uso, mantienen residuos invisibles que se transforman en un nido de microorganismos.

Olvidar la higiene de estos textiles y elementos puede agravar problemas respiratorios o de la piel, especialmente en personas alérgicas o sensibles. Mantenerlos limpios previene también la formación de malos olores y contribuye a una sensación real de frescura en el hogar.

Consejos para mantener los textiles y elementos de difícil acceso más limpios

Limpiar colchones resulta mucho más fácil si se aspirados al menos una vez al mes. Usar un protector lavable protege aún más y puede lavarse cada cuatro o seis semanas. Se recomienda exponer el colchón al sol siempre que sea posible para reducir la humedad y los ácaros.

Las cortinas de baño lavables pueden ir a la lavadora junto con unas toallas viejas, aprovechando que ayudan a desprender el jabón y el moho acumulado. Si no permiten lavado a máquina, un cepillo suave y una mezcla de agua con vinagre o jabón neutro eliminarán la mayoría de las manchas y microorganismos.

En el caso de la escobilla del baño, lo mejor es enjuagarla con agua caliente después de cada uso y limpiarla semanalmente con un desinfectante o sumergiéndola unos minutos en agua con lejía diluida. No menos importante es limpiar el recipiente donde se guarda.

Mantener estos hábitos básicos garantiza hogares más higiénicos, saludables y libres de sorpresas desagradables. Integrar la limpieza de estos puntos olvidados transforma la rutina y preserva la salud de todos.

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