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Estilo de vida

7 objetos personales que nunca debes compartir con nadie por tu salud

En el día a día, muchos objetos pasan de mano en mano casi sin pensarlo. Sin embargo, al hablar de autocuidado, la higiene y la precaución deben estar siempre primero. Compartir elementos de uso íntimo puede abrir la puerta a una larga lista de infecciones, algunas de ellas más graves de lo que parece.

Prestar atención a estos pequeños hábitos es esencial para evitar el contagio de bacterias, virus y hongos que pueden propagarse con facilidad, incluso entre familiares o amigos. La salud está directamente ligada a la responsabilidad de usar en exclusiva ciertos objetos, priorizando siempre el bienestar propio y de quienes conviven cerca.

Contagio: cómo los objetos personales transmiten enfermedades

El riesgo al compartir ciertos objetos personales viene de su contacto directo con la piel, la boca o zonas delicadas del cuerpo. A través de la superficie de estos artículos, los gérmenes encuentran una ruta rápida para cambiar de huésped. Por ejemplo, un ambiente húmedo, como el de una toalla usada, se convierte en el escenario perfecto para bacterias y hongos.

El contacto con mucosas (boca, nariz, oídos y ojos) facilita que microorganismos pasen de una persona a otra. Cuando se presta un objeto que ha estado en contacto con sangre, saliva o sudor, el riesgo de infección crece mucho más. Enfermedades como hepatitis, herpes, infecciones fúngicas o bacterianas pueden propagarse inadvertidamente. Mantener la higiene y el uso individual de estos utensilios no es solo una práctica de cuidado personal, sino también de respeto hacia la salud de los demás.

Siete objetos personales que nunca se deben compartir por salud

Cepillo de dientes

Usar un cepillo de dientes ajeno es una puerta directa para el traspaso de bacterias de la boca y virus. Entre las amenazas destacan el herpes labial, la hepatitis B y las infecciones de encía. Los microorganismos alojados en los filamentos sobreviven tiempo suficiente como para transmitirse, incluso si el cepillo parece limpio. La mejor decisión siempre es reservar el cepillo como un objeto exclusivo y cambiarlo cada tres meses o después de resfriados.

Toallas

Las toallas retienen humedad entre sus fibras, lo que las hace perfectas para la proliferación de hongos y bacterias. Compartirlas puede causar infecciones en la piel como tiña, foliculitis y verrugas. Además, cuando se usan en zonas sensibles, la transmisión de microorganismos es mucho mayor. Mantener una toalla personal, lavarla y secarla completamente tras cada uso son pasos clave para el autocuidado real.

Máquinas de afeitar

La máquina de afeitar puede retener restos de piel y, ocasionalmente, pequeñas cantidades de sangre, incluso si esto no es visible. Esto eleva el riesgo de transmitir hepatitis B, hepatitis C y bacterias como el estafilococo. Además, cualquier corte aumenta la posibilidad de infección. Las cuchillas deben ser de uso absolutamente personal y cambiarse frecuentemente para evitar complicaciones dermatológicas.

Foto Freepik

Maquillaje

Los productos de maquillaje, como bases, delineadores y brochas, entran en contacto directo con la piel y las mucosas. Compartirlos favorece la transmisión de bacterias que pueden desencadenar brotes de acné, conjuntivitis o herpes. Los virus y bacterias adoran los ambientes cálidos y húmedos dentro de envases y esponjas, multiplicando el riesgo de infecciones dermatológicas oculares. El autocuidado demanda mantener tus productos bien cerrados, limpios y libres de otros usuarios.

Ropa interior

La ropa interior está en contacto directo con áreas íntimas donde la flora bacteriana es delicada. Prestarla, incluso por un corto tiempo, puede provocar transmisión de infecciones como candidiasis, tiña, vaginosis bacteriana e irritaciones. Las bacterias y hongos permanecen en los tejidos, sobre todo si no se lavan a altas temperaturas. Llevar solo prendas propias y lavarlas bien es una regla indispensable de higiene básica.

Pendientes y aros

Los pendientes y aros perforan la piel y, aunque sean pequeños, acumulan células muertas, grasa y a veces restos de sangre. Compartir estos accesorios puede causar otitis, infecciones bacterianas o desencadenar reacciones alérgicas. El riesgo aumenta si la perforación está reciente. Limpiarlos con alcohol y reservarlos sólo para uso propio reduce en gran medida la posibilidad de infecciones.

Limas de uñas

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Las limas de uñas y otros elementos de manicura pueden ocultar bajo su superficie residuos de piel, hongos o bacterias, especialmente si se comparten sin desinfectar. Al usarlas, las pequeñas heridas o surcos en las uñas ofrecen un camino fácil a los gérmenes. Esto puede resultar en infecciones fúngicas (como onicomicosis), paroniquia y otros problemas cutáneos. Reservar un set de manicure personal y limpiar los utensilios tras cada uso es parte del autocuidado responsable y seguro.

Actos sencillos de autocuidado que previenen problemas

La diferencia entre prevenir una infección o enfrentar sus consecuencias radica en pequeños gestos cotidianos. Reservar estos objetos (cepillo de dientes, toallas, máquinas de afeitar, maquillaje, ropa interior, pendientes y limas de uñas) solo para uso propio elimina un riesgo que suele pasar desapercibido. La exclusividad de uso, la limpieza y la atención al detalle en la higiene diaria protegen mucho más de lo que parece. Un acto simple genera grandes beneficios para mantener la salud propia y la de quienes forman parte del día a día. El autocuidado empieza en los hábitos más básicos y se refleja en una vida más sana y tranquila.

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