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Sexo y relaciones

7 razones saludables para tener relaciones sexuales ¡ahora mismo!

Las relaciones sexuales forman parte de la salud, igual que el descanso o el movimiento. Cuando hay consentimiento, seguridad y comodidad, la intimidad puede aportar beneficios reales, aunque no mágicos, para el cuerpo y la mente. La ciencia suele hablar de asociaciones y efectos a corto plazo, no de garantías.

El cuerpo gana: corazón más fuerte, menos tensión y mejor descanso

La actividad sexual cuenta como actividad física moderada para muchas personas. Sube el pulso, mueve músculos y, como cualquier esfuerzo razonable, puede apoyar la salud cardiovascular en gente sana. En estudios poblacionales, en hombres se ha observado que una frecuencia sexual más alta se asocia con menor riesgo de problemas cardiovasculares frente a una frecuencia baja, aunque no se puede decir que sea la causa directa.

También aparece un efecto interesante sobre la tensión. Algunas investigaciones pequeñas han visto que, si hubo sexo la noche anterior, la presión sistólica puede salir más baja al día siguiente. El efecto parece mayor cuando la experiencia fue placentera, algo que conecta con el siguiente punto.

En paralelo, el sexo tiende a dejar al cuerpo en modo “bajar revoluciones”. Tras el orgasmo, sustancias como la oxitocina, la prolactina y las endorfinas se relacionan con relajación y sensación de calma, y eso facilita conciliar el sueño.

Por qué después del sexo es más fácil dormir

El cuerpo pasa de la activación a la relajación, y esa caída de tensión puede sentirse como somnolencia. No es solo “cansancio”, también es química del bienestar. Además, el descanso y el deseo se retroalimentan: cuando se duerme bien, muchas personas notan más ganas al día siguiente. Cuidar el sueño ayuda, bajar pantallas antes de acostarse y mantener horarios estables suele marcar diferencia.

Foto Freepik

La mente mejora: menos estrés, mejor ánimo y más conexión de pareja

El sexo puede ser una válvula de escape saludable. En parte, porque reduce el estrés percibido y, según investigaciones, puede bajar hormonas del estrés como el cortisol, mientras sube la sensación de bienestar. Ese cambio no siempre dura lo mismo, pero en algunos estudios de parejas se describe un “afterglow” que se mantiene hasta un par de días, y se relaciona con mayor satisfacción en la relación.

Aquí no gana quien “más” hace, gana quien mejor se entiende. La calidad importa, la comunicación también, y la frecuencia útil es la que funciona para ambas personas. Además, la intimidad no se limita al coito: caricias, sexo oral o masturbación mutua pueden dar cercanía y placer si hay acuerdo y comodidad.

Cómo hablar de deseo, límites y consentimiento sin cortar el momento

La comunicación breve suele ser la más fácil. Se normaliza con frases simples en tercera persona, como “le gusta cuando van despacio”, “prefiere más presión” u “hoy le apetece sin penetración”. El consentimiento es continuo, y cambiar de idea entra dentro del juego sano. Parar, preguntar y ajustar también puede aumentar la confianza.

Beneficios extra que casi nadie cuenta: alivio del dolor, piel con mejor aspecto y posibles ventajas para la próstata

La intimidad también puede tocar el dolor. Hay estudios donde mirar a la pareja reduce la percepción de dolor en pruebas de laboratorio, como si el cerebro recibiera una señal de recompensa y seguridad. Y aunque no es una receta médica, muchas mujeres reportan que el orgasmo ayuda con cólicos menstruales, probablemente por endorfinas y por la contracción y relajación muscular posterior.

En la piel, el famoso “brillo” suele ser real, aunque temporal. El aumento del flujo sanguíneo durante la excitación enrojece el rostro y da ese aspecto de buena cara. A largo plazo, dormir mejor y vivir con menos estrés también suele reflejarse en la piel.

Como extra, en hombres se ha observado en grandes cohortes que una eyaculación más frecuente se asocia con menor riesgo de cáncer de próstata. No prueba causa y efecto, pero encaja con una visión de salud sexual responsable y sin mitos.

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