9 hábitos de verano que dañan tus pies según los podólogos

El verano supone una invitación constante a la vida al aire libre, a cambiar el calzado cerrado por sandalias y a disfrutar de actividades acuáticas. Pero también trae consigo efectos adversos para la salud de los pies. El calor, la humedad, el sudor y la exposición al sol aumentan el riesgo de infecciones, lesiones cutáneas y alteraciones en las uñas. Los podólogos alertan sobre cómo pequeños descuidos pueden convertirse en graves molestias. Adoptar rutinas saludables no solo evita heridas o incomodidades, sino que protege la postura, la piel y la funcionalidad general del pie.
Hábitos frecuentes en verano que perjudican la salud de los pies
Las costumbres propias del verano pueden empeorar la piel y las articulaciones de los pies. Caminar sin calzado, las sandalias planas y la falta de higiene favorecen lesiones y la proliferación de hongos. El sudor y los cambios bruscos en la rutina agravan los problemas dermatológicos y musculoesqueléticos. Además, la sobreexposición solar afecta el dorso de los pies, una de las zonas más olvidadas al aplicar protector.
Caminar descalzo en zonas públicas
Ir descalzo sobre la arena, el césped o alrededor de piscinas genera una sensación de libertad difícil de igualar. Sin embargo, los podólogos alertan sobre el alto riesgo de infecciones al exponerse a superficies contaminadas como duchas públicas y bordes de piscinas. Los hongos como el pie de atleta y los virus causantes de papilomas pueden instalarse con facilidad en la piel húmeda o lesionada. Sin protección, cortar la piel en piedras o baldosas puede abrir la puerta a infecciones dolorosas y difíciles de tratar.
Elegir calzado abierto o plano sin soporte
Las chanclas y sandalias tipo flip-flop acompañan todo el verano, pero su uso prolongado afecta la biomecánica natural del pie. Un calzado plano y abierto carece de amortiguación y sujeción, sobrecarga músculos y tendones y favorece molestias articulares y caída del arco. En muchos casos, la falta de soporte puede originar fascitis plantar, ampollas y agravar deformidades como juanetes o dedos en garra. Se recomienda restringir su uso a espacios como la piscina o en trayectos cortos.
Descuidar la higiene diaria y el secado entre los dedos
Las temperaturas elevadas aumentan el sudor y favorecen el crecimiento de hongos y bacterias. No lavar ni secar bien los pies, sobre todo entre los dedos, potencia el desarrollo de infecciones fúngicas. El pie húmedo es el entorno ideal para el pie de atleta y las micosis en uñas. Los podólogos insisten en usar jabón neutro y secar minuciosamente la zona interdigital tras el baño, para cortar el ciclo de humedad y gérmenes.

No aplicar protección solar en los pies
La mayoría olvida el protector solar en los pies. Esta costumbre expone la piel a quemaduras, daños celulares y envejecimiento prematuro. Las quemaduras solares pueden causar ampollas, manchas y heridas que tardan en curar y, a la larga, predisponen a lesiones crónicas. Los podólogos recomiendan aplicar un fotoprotector de alto índice en el dorso, tobillos y laterales de los pies antes de exponerse al sol.
Usar calzado poco transpirable o material sintético
El aumento de la temperatura obliga a los pies a sudar más, y un calzado cerrado de materiales sintéticos impide la correcta ventilación, acumulando humedad y bacterias. Este ambiente favorece la aparición de ampollas, irritaciones y micosis. Además, los tejidos artificiales pueden causar alergias y potenciar el mal olor. Lo ideal es optar por materiales naturales, como algodón y cuero, que permitan al pie respirar.
Prácticas negligentes en el cuidado personal de los pies en verano
El verano también pone a prueba las rutinas personales de cuidado. Saltarse pasos esenciales puede agravar problemas dermatológicos y estructurales propios de esta época. Los podólogos han notado que, por las prisas o el desconocimiento, muchos descuidan acciones críticas como la hidratación o el correcto corte de uñas.
Olvidar la hidratación diaria siguiendo consejos podológicos
La piel de los pies sufre con el entorno seco del verano. Si no se aplica una crema hidratante con urea u otros emolientes, aparecen grietas, descamación y durezas. Estas fisuras son puntos de entrada para infecciones y pueden provocar dolor al caminar. Una rutina de hidratación, sobre todo antes de acostarse, protege la integridad de la piel.
Cortar las uñas de forma incorrecta en verano
El corte inadecuado, demasiado corto o en ángulo, incrementa el riesgo de uñas encarnadas y pequeñas heridas. Las uñas mal pulidas pueden romperse con facilidad y provocar infecciones si se exponen a la humedad. Los especialistas recomiendan cortarlas de forma recta y limar los bordes, nunca dejar picos ni cortar de forma agresiva.
No revisar los pies tras actividades acuáticas o excursiones
Tras nadar en la playa, en piscinas o caminar por el campo, es fundamental observar los pies para detectar a tiempo rozaduras, heridas, cambios de color y ampollas. Muchas veces, los pequeños traumas pasan desapercibidos y evolucionan a lesiones mayores o infecciones. Consultar con un podólogo si se detecta alguna anomalía es clave para evitar complicaciones que pueden alterar el bienestar general durante el verano.
Los podólogos insisten: cuidar los pies en verano no es un lujo, sino una necesidad para asegurar la salud y la comodidad en la estación más activa del año. Priorizar rutinas de higiene, hidratación, protección solar y elegir bien el calzado ayuda a disfrutar, sin sorpresas, de cada paso durante los meses de calor.