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9 razones para añadir una pizca de sal al agua antes de beberla

El acto de agregar una pizca de sal al agua antes de beberla ha ganado atención y seguidores en los últimos años. Más allá de las tendencias en redes sociales y los consejos de entrenadores, existe un interés creciente en cómo pequeños cambios en la hidratación pueden influir en el bienestar, la función muscular y el equilibrio de electrólitos. Sin embargo, esta costumbre también requiere un análisis pausado y profesional, especialmente cuando se trata de la salud cardiovascular, la presión arterial y el correcto funcionamiento de los riñones.

Aunque algunas personas promueven el agua con sal como un remedio para malestares o como refuerzo para deportistas, es esencial recalcar la importancia de la moderación en el consumo de sal, ya que un exceso puede causar más problemas que beneficios. Existen situaciones en las que este hábito puede tener sentido, siempre priorizando el equilibrio y reconociendo las necesidades individuales.

Importancia del equilibrio de electrolitos en el organismo

Los electrólitos como el sodio, el potasio y el magnesio son pequeños iones presentes en la sangre y los líquidos corporales. Cumplen tareas esenciales: regulan la hidratación, equilibran el pH y sostienen impulsos nerviosos que permiten desde latidos cardíacos hasta movimientos musculares. Cuando estos minerales bajan o suben fuera de su rango adecuado, se alteran funciones tan básicas como mantener la presión arterial estable o permitir que los músculos se relajen y contraigan correctamente.

La sal, compuesta principalmente por cloruro de sodio, se convierte en una herramienta para ayudar a mantener este delicado balance, en especial durante periodos de esfuerzo físico, calor extremo o debido a episodios de salud como fiebre o vómitos. La clave está en la cantidad: una pizca es suficiente para influir sin provocar desbalances.

La sal y la regulación hídrica

El sodio presente en la sal actúa como una especie de imán para el agua dentro del cuerpo. Ayuda a que el agua se “retenga” donde es más útil, incluyendo células, tejidos y sangre. Sin esta acción, el agua que bebemos podría pasar rápidamente por los riñones y salir del cuerpo sin hidratar bien las células. Una pequeña cantidad de sal favorece que el organismo absorba mejor el líquido, sobre todo en circunstancias donde se requiere una hidratación eficiente. Por eso, en actividades deportivas o climas calientes, bebidas con electrólitos suelen contener sodio, aunque en dosis controladas.

Apoyo en situaciones especiales de deshidratación

Tras episodios de sudoración excesiva, ejercicio intenso, fiebre, vómitos o diarrea, el cuerpo puede perder más que solo agua. Se pierden también minerales esenciales que garantizan que los músculos y nervios funcionen bien. Aquí, añadir una pizca de sal al agua puede ayudar a reponer el sodio perdido y prevenir síntomas como calambres, fatiga o mareo. Sin embargo, esta práctica solo corresponde a circunstancias puntuales y debe acompañarse de un monitoreo de otros signos, especialmente si hay riesgo de enfermedades renales o problemas cardíacos.

Foto Freepik

Beneficios y riesgos comprobados de incluir una pizca de sal en el agua

El gesto de incorporar una pizca de sal al agua tiene bases fisiológicas. Puede ayudar a mejorar la hidratación celular y a mantener un nivel más constante de líquidos en el organismo. En algunos casos, favorece la recuperación tras ejercicios prolongados o exposición a altas temperaturas, donde el sudor excesivo agota las reservas de sodio. También puede reducir las probabilidades de calambres musculares y mejorar la percepción de energía durante la actividad física.

Por otro lado, el exceso de sal durante largos periodos puede contribuir a la retención de líquidos, elevar la presión arterial y dificultar la función renal. Las personas sensibles al sodio, o quienes ya padecen enfermedades cardíacas o hipertensión, deben tener cuidado con este hábito. Los beneficios se encuentran solo cuando se respeta el equilibrio: la dosis hace la diferencia entre ayuda y riesgo.

Mejora la absorción de nutrientes y la digestión

El consumo de una pizca de sal disuelta en el agua también podría ayudar en la digestión. El sodio participa en la estimulación de jugos gástricos, necesarios para un proceso digestivo eficiente. Esto ayuda a una mejor asimilación de nutrientes, sobre todo cuando la alimentación no cubre el requerimiento diario de minerales. Sin embargo, hay que tener presente que no todos los sistemas digestivos responden igual y que el beneficio puede variar según el estado de salud de cada persona.

Falsos mitos y evidencias científicas

Circulan numerosas creencias sobre los poderes casi mágicos del agua con sal: algunos la etiquetan como un agente “detox”, mientras otros aseguran que alcaliniza el cuerpo. Sin embargo, la evidencia muestra que el impacto real se encuentra en la regulación de electrólitos y la mejora temporal de la hidratación. El proceso de detoxificación lo realizan los riñones y el hígado, y hasta ahora no hay pruebas de que una pizca de sal en el agua intensifique este proceso de forma significativa.

Otra creencia popular sostiene que el agua con sal controla el equilibrio ácido-base del organismo. En realidad, el cuerpo posee mecanismos internos muy bien ajustados que mantienen el pH en rangos saludables; la influencia de la sal es limitada en este aspecto, excepto en casos extremos. El mayor riesgo está en el consumo excesivo: puede ocasionar hipertensión, desequilibrios electrolíticos y, en situaciones muy poco comunes, cuadros de intoxicación por sodio.

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