Existen 4 identidades de género ¿las conoces todas?

La identidad de género define cómo cada persona se percibe a sí misma más allá de su biología. Esta perspectiva individual puede estar en sintonía con el género asignado al nacer o distanciarse por completo de las etiquetas clásicas. La identidad de género no depende de la orientación sexual ni de las características físicas. Es única, profunda, y refleja la experiencia personal de cada uno.
Cisgénero: cuando el género y el sexo asignado se alinean
Una persona cisgénero se identifica con el género que se le asignó al nacer. Por ejemplo, si una persona nace con el sexo femenino y se siente mujer, su identidad es cisgénero. Esto representa la experiencia más común en la sociedad, por lo que suele pasar desapercibida en muchos contextos.
Quien es cisgénero rara vez se detiene a cuestionar el género porque su identidad fluye de manera natural con la expectativa social. Sin embargo, el hecho de que sean mayoría no significa que sea la única forma válida de vivir la identidad de género. Esta experiencia invita a reflexionar sobre la diversidad y la importancia de reconocer otras realidades.
Transgénero: una identidad distinta al sexo asignado
El término transgénero se refiere a quienes sienten que su identidad de género no coincide con el sexo que les asignaron al nacer. Por ejemplo, una persona que nace con el sexo masculino pero se identifica como mujer es una mujer trans. Algunas personas transgénero deciden hacer un cambio social, adoptando un nuevo nombre, pronombres o vestimenta. Otras buscan tratamientos médicos como terapia hormonal o cirugías de afirmación de género.
La vivencia transgénero existe desde tiempos antiguos, pero solo en las últimas décadas ha recibido mayor visibilidad y reconocimiento. Ser trans no es una patología. Ahora se reconoce como una variación legítima de la identidad humana. Las personas transgénero han mostrado una capacidad inmensa de resiliencia frente a la desinformación y la discriminación, contribuyendo a una sociedad más justa y diversa.
No binario: identidades fuera del binomio hombre-mujer
La identidad no binaria reúne a quienes no se identifican exclusivamente como hombres o mujeres. Puede tratarse de una mezcla de ambos, de ninguno, o de una fluctuación entre los dos extremos. Las personas no binarias pueden sentirse incómodas con las expectativas tradicionales del género.
Bajo el paraguas de lo no binario existen muchas formas de vivir el género, algunas de ellas son:
- Género fluido
- Bigénero
- Trigénero
- Pangénero
- Genderqueer
La experiencia no binaria subraya que el género no es un molde rígido. Cada quien escribe su propia historia, con elecciones y caminos que desafían las etiquetas tradicionales. Esto también impacta en la manera de vestirse, de hablar y de relacionarse.

Agénero: identidad de género nula o ausente
El término agénero describe a quienes no se sienten identificados con ningún género. Para estas personas, el género no marca su vida diaria ni su manera de interactuar. Es una desconexión de las categorías establecidas por la sociedad.
Algunos agénero describen su experiencia como un vacío de género, mientras otros simplemente no ven el género como algo relevante en su existencia. Esta vivencia refleja que el género, para muchas personas, no tiene por qué ser una pieza central de la identidad. Rompe la idea de que todos deben localizarse dentro del espectro masculino o femenino.
Importancia del reconocimiento social y legal
El reconocimiento de las identidades de género tiene un impacto profundo en la vida diaria de las personas. El acceso al cambio de nombre o a la corrección legal de los papeles de identidad puede mejorar la salud mental y social. No obstante, en muchos países todavía existen barreras legales, médicas y sociales. Algunas leyes siguen exigiendo intervenciones quirúrgicas, evaluaciones psicológicas o requisitos difíciles de cumplir.
En contraste, el avance en el reconocimiento legal en otras regiones trae consigo protección contra la discriminación, inclusión en los servicios de salud y dignidad en el trato cotidiano. La lucha sigue en curso, pero se observan pasos sólidos para garantizar el respeto a todas las formas de vivir el género.
Construcción social, experiencias personales y diversidad
La identidad de género surge de una combinación de factores sociales, psicológicos y culturales. No responde solo a lo que dicta la biología ni está predeterminada. Cada persona formula su vivencia del género desde la infancia, siendo influida por el entorno, las relaciones y el tiempo en que vive.
Aceptar la diversidad en la identidad de género ayuda a construir una sociedad más inclusiva y empática. Escuchar, aprender y reconocer estas vivencias es una forma de apostar por el respeto y el bienestar social. Las identidades de género, aunque distintas, tienen un punto en común: la autenticidad y la búsqueda de una vida más íntegra.