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Salud

Médicos explican un cambio común (y poco hablado) en la vagina durante la menopausia

La menopausia trae consigo transformaciones físicas notorias y otras más sutiles que suelen generar desconcierto, vergüenza o silencio. Entre estos cambios, las alteraciones que afectan la vagina y la vulva merecen atención. El bienestar íntimo influye fuertemente en la confianza, la calidad de vida y la salud sexual de las mujeres. Por eso, es fundamental conocer qué ocurre en esta etapa y hablarlo con información certera. Reconocer estos procesos como naturales es el primer paso para un autocuidado responsable y sin tabúes.

Cambios vulvares y vaginales: Lo que ocurre en la menopausia

La menopausia inicia una serie de cambios anatómicos y funcionales en la vagina y la vulva, desencadenados por la baja de estrógenos. Estos incluyen el adelgazamiento de las paredes vaginales y vulvares, pérdida de elasticidad, sequedad y, en algunos casos, la disminución del flujo vaginal. Estos tejidos, antes flexibles y bien hidratados, se vuelven delicados y más propensos a la irritación.

El descenso hormonal modifica la textura y sensibilidad de la piel y mucosas. Los labios mayores pueden perder volumen y turgencia, mientras que los labios menores pueden reducirse visiblemente, llegando incluso a parecer que han desaparecido. Es frecuente la sensación de picor, ardor, y molestias durante el sexo, sumando preocupación y en ocasiones impactando la autoestima.

Estos procesos, aunque son normales, pueden ser alarmantes si no se esperan. No se trata solo de sequedad: las mujeres pueden notar una mayor fragilidad de los tejidos, facilidad para pequeñas lesiones, y cambios en el tono o color de la zona.

Atrofia genital y alteraciones visibles

La atrofia vulvar engloba diversos síntomas: sequedad persistente, picazón, irritación, adelgazamiento de la piel, e incluso vulnerabilidad extrema ante el roce o infecciones. Esta alteración puede pasar desapercibida o confundirse con infecciones habituales.

Las molestias repercuten en el día a día y en la vida sexual. Relatar un ardor después de caminar o notar pequeñas heridas tras la fricción con ropa ajustada es común. Muchas mujeres dejan de disfrutar de la intimidad por el dolor y la disminución de placer, cayendo en la creencia de que “es normal” resignarse a ello. Pero cada síntoma tiene una causa y, sobre todo, soluciones actualizadas.

La pérdida de elasticidad impide que la vagina y la vulva se adapten de manera eficiente a los movimientos y los cambios que implica la penetración. Esto puede transformar la experiencia sexual, al punto de generar dolor o incluso rechazo.

Foto Freepik

Desaparición de los labios menores: Un fenómeno poco discutido

Uno de los cambios menos comentados, pero más significativos para muchas mujeres, es la disminución o desaparición de los labios menores. Esta reducción está directamente relacionada con la baja crónica de estrógenos, que altera el sostén de los tejidos y provoca que los labios se encojan progresivamente hasta casi fusionarse con el resto de la vulva.

Aunque este fenómeno rara vez se menciona en la consulta médica, es parte frecuente del relato de mujeres en etapa menopáusica. Algunas describen la sorpresa al notar que los labios menores “se han esfumado” o apenas sobresalen. Otras explican cómo sienten la piel más fina, seca y transparente. Esta transformación puede resultar chocante, sobre todo si no se conoce su origen ni se encuentran representaciones en el discurso sanitario o en la información pública.

La escasez de estudios centrados en el impacto emocional y físico de esta variación resalta la necesidad de abrir espacios de diálogo y validar estas experiencias. No se trata de una señal de enfermedad, ni tampoco de una consecuencia inevitable, pero sí es un cambio relevante a nivel estético y sensorial.

Cuidados y opciones para el confort vaginal durante la menopausia

El cuidado de la salud vulvovaginal en la menopausia se basa en medidas sencillas y recomendaciones avaladas por especialistas. Es clave priorizar la higiene íntima con jabones neutros, evitando productos perfumados que alteren el pH natural. La hidratación externa e interna es fundamental, así como el uso de prendas de algodón y ropa cómoda, que permitan la transpiración y eviten rozaduras.

Mantener relaciones sexuales, en la medida de lo posible y del deseo, continúa siendo una práctica recomendada, ya que la actividad sexual regular ayuda a conservar la elasticidad y favorece el riego sanguíneo de la zona.

En cuanto al tratamiento de síntomas molestos, existen varias estrategias seguras:

  • Lubricantes a base de agua o silicona para el sexo, que alivian la fricción.
  • Lee también:
  • Hidratantes vaginales, especialmente con ácido hialurónico y vitamina E.
  • Terapia hormonal local (óvulos, cremas, anillos con estrógenos) bajo prescripción médica, que regenera las mucosas afectadas.
  • Procedimientos médicos modernos como láser vaginal y radiofrecuencia, que estimulan la producción de colágeno y mejoran la firmeza de tejidos.
  • Fisioterapia de suelo pélvico, que refuerza la musculatura y previene incontinencia, molestias y dolores al mantener la función natural de la vagina.

Las recomendaciones deben adaptarse siempre al historial de la persona, a sus preferencias, expectativas y condiciones de salud general.

Cada mujer puede confeccionar su propio plan de cuidado, que incluya revisiones ginecológicas, adaptación de tratamientos y apoyo en caso de dificultades emocionales asociadas. El autocuidado, lejos de ser superficial, se convierte así en un pilar de salud y bienestar durante la menopausia.

Estos cambios son parte natural del ciclo vital femenino. La menopausia transforma la vulva y la vagina a través de síntomas físicos y visibles que pueden sorprender y preocupar. Pero reconocer la normalidad de estas modificaciones y contar con herramientas efectivas de autocuidado es clave para gozar de una buena calidad de vida. Consultar a profesionales y hablar abiertamente ayuda a resolver dudas y mejorar el bienestar en esta etapa única.

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