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Salud

4 infecciones de transmisión sexual que pueden durar toda la vida

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) forman parte de la vida de millones de personas en todo el mundo. Algunas se curan fácilmente, pero otras, causadas sobre todo por virus, se quedan en el cuerpo de manera indefinida. Esto no solo afecta la salud personal, sino también el bienestar colectivo, ya que la transmisión puede continuar aún sin síntomas.

El tratamiento puede limitar el daño y reducir el riesgo de contagio, pero en la actualidad, no existe cura definitiva para algunas de las ITS más importantes. Conocer estas infecciones, sus riesgos y sus efectos a largo plazo ayuda a tomar decisiones informadas y cuidar la salud sexual y general.

Qué son las ITS crónicas y cómo impactan la salud

Las ITS crónicas son infecciones que, una vez presentes en el cuerpo, no se eliminan por completo aunque la persona reciba tratamiento. A diferencia de las ITS curables, como la sífilis o la gonorrea, las infecciones crónicas suelen deberse a virus. Se mantienen en estado latente o activo durante años y pueden provocar brotes periódicos o complicaciones con el tiempo.

Síntomas como fiebre, debilidad o lesiones en la piel pueden aparecer en una fase inicial, pero muchas personas pueden no notar nada durante años, lo que facilita la transmisión sin darse cuenta. La mayor parte de estas afecciones se contagia a través de relaciones sexuales usando cualquier vía: vaginal, anal u oral. Además, la madre puede transmitir algunas de estas infecciones al bebé durante el parto.

En términos de salud pública, el desafío principal radica en la falta de síntomas tempranos y la subnotificación. Muchas ITS crónicas pueden generar consecuencias como infertilidad, cáncer, daño hepático y complicaciones durante el embarazo. El estigma social hace que algunas personas no busquen ayuda por miedo al rechazo, pero hacerlo a tiempo es clave para reducir riesgos y proteger a terceros.

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Cuatro infecciones de transmisión sexual que pueden durar toda la vida

Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH)

El VIH representa una de las ITS más conocidas a nivel global. Este virus ataca el sistema inmunitario y, con el tiempo, puede llevar al desarrollo del sida si no se recibe tratamiento. El VIH no tiene cura, pero los avances en terapia antirretroviral permiten a las personas vivir una vida larga y saludable.

Con los medicamentos actuales, la carga viral puede bajar a niveles indetectables, reduciendo el riesgo de transmisión y mejorando la calidad de vida. Sin embargo, la presencia del virus sigue siendo permanente, requiriendo controles y cuidado constante. Sin tratamiento, el VIH puede provocar episodios de fiebre, sudoraciones nocturnas, pérdida de peso y un mayor peligro de infecciones graves que pueden poner en riesgo la vida.

Hepatitis B

La hepatitis B es una infección viral que afecta el hígado. Al igual que el VIH, puede comenzar con síntomas leves o sin síntomas visibles, pero puede cronificarse y dañar el hígado con el tiempo. Si una persona la adquiere en la infancia o la transmite la madre durante el parto, el riesgo de que se vuelva crónica es mucho mayor.

El daño hepático puede avanzar lentamente y, en casos graves, llevar a cirrosis o cáncer de hígado. La hepatitis B se transmite por contacto con sangre, semen u otros fluidos corporales infectados. El uso de objetos cortopunzantes no esterilizados y el parto sin medidas preventivas también aumentan el riesgo de contagio.

La mejor defensa es la vacunación. La vacuna contra la hepatitis B es segura y protege a largo plazo, convirtiéndose en parte esencial de los programas de salud pública. Mantener controles médicos regulares y evitar compartir objetos personales también ayuda a reducir la propagación.

Herpes genital

El herpes genital es causado por dos tipos de virus del herpes simple. Esta infección se caracteriza por la aparición de lesiones o ampollas dolorosas en la zona genital, aunque muchas personas pueden ser portadoras sin mostrar síntomas. El herpes se mantiene inactivo la mayor parte del tiempo y vuelve a activarse en brotes recurrentes.

Ser portador asintomático significa que se puede transmitir el virus sin saberlo. Esto facilita su expansión, especialmente cuando no se usan métodos de protección. La mayoría de los tratamientos disponibles ayudan a reducir la frecuencia y la duración de los brotes, pero no eliminan el virus del cuerpo.

El impacto social y emocional del herpes genital es alto, por el estigma que suele estar asociado. Sin embargo, es fundamental hablar abiertamente y buscar atención médica para un diagnóstico preciso y un manejo adecuado.

Virus del Papiloma Humano (VPH)

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El VPH es la ITS más común a nivel mundial. Existen muchos tipos, y aunque la mayoría desaparecen sin causar problemas, algunas variantes pueden causar verrugas genitales o lesiones precancerosas. Su relación directa con el cáncer de cuello uterino y otros tipos de cáncer lo convierte en un tema clave para la salud pública.

El VPH puede persistir durante años en el organismo, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados. La transmisión ocurre mediante cualquier contacto sexual, aun sin penetración. Aunque la infección en sí no siempre produce síntomas, las consecuencias a largo plazo pueden ser graves en quienes desarrollan lesiones que progresan a cáncer.

La vacunación contra el VPH es una herramienta segura y eficaz para prevenir infecciones por los tipos más peligrosos. El control ginecológico regular, la detección de lesiones y el uso de preservativos completan la estrategia de prevención, incluso en personas vacunadas.

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