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Belleza

¿Cortar el pelo con frecuencia hace que crezca más rápido?

La creencia de que recortar el cabello de forma regular ayuda a que crezca más rápido ha permanecido durante generaciones. En conversaciones familiares, en los salones de belleza y en redes sociales, este mito sigue alimentando esperanzas de una melena más abundante y larga en menos tiempo. Detrás de este pensamiento existe la idea de que al cortar el pelo las puntas quedan limpias y el crecimiento se acelera. Sin embargo, la ciencia y la experiencia clínica cuentan otra historia.

El mito de cortar el pelo y su relación con el crecimiento

La fábula de que el pelo crece más rápido tras el corte se transmite como consejo entre madres, amigas y peluqueros. Muchos crecieron escuchando frases como “si te cortas el pelo cada mes, te crecerá más fuerte y veloz” o “sanear las puntas estimula el crecimiento”. Este pensamiento se arraiga en costumbres populares y se repite sin verificar su veracidad. El atractivo de una solución rápida ante la impaciencia por una melena más larga explica su persistencia.

La explicación puede estar en la satisfacción visual inmediata que ofrece un corte: las puntas abiertas desaparecen y el cabello parece más saludable. Sin embargo, esta mejora es solo superficial y nada tiene que ver con la velocidad real a la que crecen los nuevos cabellos. Los mitos capilares, alimentados por la sobreinformación y la fuerza de la tradición, crean confusión y hacen que muchos persistan en prácticas que no inciden realmente en el ciclo de crecimiento del cabello.

Crecimiento capilar: lo que dicen la ciencia y los especialistas

Para comprender lo que ocurre realmente, ayuda saber cómo es el ciclo natural del cabello. El crecimiento capilar depende de los folículos, estructuras vivas situadas bajo el cuero cabelludo, desde donde nacen y crecen los cabellos. Cada pelo atraviesa una fase activa (anágena), una de descanso (telógena) y finalmente una de caída. Su velocidad de crecimiento, que suele estar entre 1 y 1.5 centímetros al mes, está determinada por la genética, las hormonas, la edad y la salud general.

El tallo del cabello, es decir, la parte que se ve, es una estructura muerta. Al cortarse las puntas, lo único que se elimina es tejido sin vida. Ningún corte, por frecuente que sea, puede alterar la actividad de los folículos que producen el cabello. Por eso, los dermatólogos y expertos en tricología insisten en que los cortes regulares ayudan a mantener la apariencia y resistencia, pero no aceleran el crecimiento. La ciencia respalda que la acción de cortar se limita a remover puntas dañadas, sin efecto sobre el ritmo natural del crecimiento capilar.

Foto Freepik

Rutinas saludables para mantener un cabello fuerte

Aunque recortar no aumenta la velocidad de crecimiento, existen hábitos que sí fortalecen la melena. La higiene capilar adecuada previene acumulaciones de residuos y mantiene un cuero cabelludo saludable. Usar un champú apropiado para cada tipo de cabello, hidratarse regularmente y protegerse de agentes externos como el sol o el cloro permite que el cabello conserve flexibilidad y fuerza.

La nutrición también cumple un papel clave. Consumir suficientes proteínas y vitaminas (como hierro, biotina y zinc) favorece que los folículos se mantengan activos y productivos. El acondicionador nunca debe saltarse, incluso en cabellos finos, pues ayuda a restaurar la humedad natural y a reducir la rotura.

Peinar el cabello con suavidad, sobre todo cuando está mojado, y evitar peinados demasiado tirantes también contribuye a mantener la integridad de las hebras. Eliminar las puntas abiertas mediante cortes regulares mejora el aspecto y previene que los daños viajen hacia arriba, pero no modifica la rapidez con que crecen los nuevos cabellos. Más bien, contribuye a que la melena luzca abundante y sana.

Factores que realmente favorecen el crecimiento del cabello

Si el deseo es que el cabello alcance su máxima longitud, hay que centrarse en factores demostrados. La genética es determinante, pues establece tanto cuántos cabellos se producen como qué tan rápido crecen. Las hormonas influyen en fases específicas de la vida: cambios como la adolescencia, el embarazo o la menopausia pueden impactar en el ritmo de desarrollo capilar.

La salud del cuero cabelludo no puede descuidarse. Un entorno limpio y libre de irritaciones permite que los folículos trabajen en condiciones óptimas. Técnicas como masajes suaves ayudan a mejorar la circulación sanguínea en el área, lo que puede hacer que el cabello crezca más fuerte, aunque no más rápido.

El estrés afecta el equilibrio hormonal y puede provocar más caída o ralentizar fases de crecimiento. Mantener el estrés bajo control tiene un efecto positivo no solo en el cabello sino en todo el cuerpo. La alimentación balanceada, rica en frutas, verduras y proteínas de calidad, asegura que los nutrientes esenciales lleguen a cada folículo.

Los suplementos y aceites naturales pueden complementar la dieta en casos de deficiencia, pero ningún producto milagroso puede modificar de raíz el ciclo capilar. Es importante evitar soluciones sin base científica o remedios caseros que prometen resultados imposibles y optar por prácticas respaldadas por especialistas.

Cuidar el cabello implica también evitar el exceso de herramientas térmicas y decoloraciones. El abuso de estos procedimientos reseca la hebra y la debilita, aumentando la rotura y el aspecto opaco. Protegerlo, darle espacio para descansar de tratamientos agresivos y actuar preventivamente en vez de reactivamente hace la diferencia en la salud visual y estructural del cabello.

Al cuidar la salud integral del cuerpo, se favorece el ambiente ideal para un crecimiento óptimo. Esto requiere constancia y un enfoque realista, alejado de los falsos atajos que prometen milagros.

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