¿Cómo evitar que se te duerman las manos mientras duermes?

Despertar por la noche con las manos dormidas es una experiencia más común de lo que muchos piensan. Esa sensación de hormigueo, entumecimiento y falta de control puede cortar el descanso y hacer que el sueño no resulte reparador. Afecta a personas de todas las edades y, aunque suele ser pasajero, cuando se repite puede llegar a interferir en la calidad de vida.
Causas y factores que favorecen el adormecimiento de manos al dormir
El adormecimiento de las manos al dormir surge principalmente porque los nervios periféricos se ven comprimidos o irritados mientras el cuerpo descansa. El factor más frecuente es una mala postura al dormir. Apoyar la cabeza o el peso del cuerpo sobre las manos, flexionar demasiado la muñeca o dejar los codos debajo de la almohada provoca que los nervios, como el mediano o el cubital, pierdan flujo sanguíneo y se bloqueen temporalmente. Por esa razón aparece el típico cosquilleo o la pérdida de sensibilidad.
También puede influir el síndrome del túnel carpiano, una afección donde el nervio mediano sufre presión en la muñeca. Esto se agrava durante la noche, especialmente si sin querer se doblan las muñecas. El túnel carpiano es más común entre quienes repiten movimientos con la mano, como teclear muchas horas. Además de la postura, una causa menos evidente son los problemas en las cervicales o la existencia de hernias discales, que pueden hacer que las raíces nerviosas queden comprimidas y envíen señales erróneas a los brazos y manos.
Otras condiciones afectan la conducción nerviosa y pueden originar síntomas similares durante la noche. Destaca la diabetes, que puede producir daños en los nervios (neuropatía periférica), o la falta de vitamina B12. El consumo de tabaco y alcohol, enfermedades autoinmunes, trastornos circulatorios como el síndrome de Raynaud o la insuficiencia venosa, y deficiencias minerales también incrementan la posibilidad de sentir entumecimiento. En todos estos casos, el resultado suele ser una mala comunicación entre los nervios y el cerebro, con manifestaciones que no deben pasarse por alto.

Estrategias prácticas para prevenir que se duerman las manos por la noche
Para frenar estos despertares incómodos y mejorar la calidad del sueño, existen hábitos y ajustes que marcan una gran diferencia. Adoptar una postura adecuada al dormir resulta uno de los pasos más relevantes. Dormir de lado y mantener las muñecas en posición neutra, sin flexionarlas o quedarse encima de ellas, ayuda a reducir la presión. Usar una almohada ergonómica que mantenga el cuello alineado también evita que se compriman los nervios en la región cervical.
El uso de férulas nocturnas es recomendado para quienes sufren de túnel carpiano. Estas férulas mantienen la muñeca recta, impidiendo que se doble mientras se duerme, lo que disminuye la compresión y el dolor. Además, incorporar estiramientos suaves y ejercicios de movilidad para manos y muñecas antes de acostarse mejora la circulación y relaja los músculos, facilitando la recuperación de los nervios.
Durante el día, prestar atención a la ergonomía en el trabajo es igual de importante. Mantener codos en ángulo recto, evitar movimientos repetitivos excesivos y pausar para mover las manos ayuda a prevenir la irritación nerviosa acumulada. La alimentación equilibrada, rica en vitaminas del grupo B y minerales como el magnesio y el potasio, junto con una hidratación adecuada, mantiene el tejido nervioso saludable. Es clave reducir el consumo de alcohol y tabaco, ya que ambos tienen un efecto tóxico sobre los nervios.
Por último, no hay que olvidar la ropa y los accesorios. Evitar dormir con pulseras, relojes ajustados o mangas apretadas previene compresiones innecesarias. Incluso una sábana mal colocada o un edredón pesado puede provocar molestias si aprieta las muñecas durante varias horas. Observar estos detalles a diario permite detectar lo que causa el problema y cambiarlo antes de que se vuelva crónico.
Cuándo y por qué buscar ayuda médica especializada
Sentir las manos dormidas ocasionalmente no suele ser grave, pero cuando el entumecimiento aparece cada noche, no desaparece con cambios de postura, o se acompaña de debilidad muscular, pérdida de fuerza, dolor persistente o dificultad para realizar movimientos finos, es momento de consultar a un especialista. Lo mismo aplica si los síntomas surgen en ambas manos, en toda la extremidad, o si la persona tiene antecedentes de diabetes, hipotiroidismo, esclerosis múltiple o lesiones en la columna.
En la consulta médica, el profesional realiza un interrogatorio detallado, explora las sensaciones y la fuerza en las manos y puede solicitar pruebas diagnósticas, como electromiografía, resonancia magnética y análisis de sangre, para precisar el origen del problema. Dependiendo de la causa, el tratamiento puede requerir fisioterapia, rehabilitación, control metabólico, uso de medicamentos específicos o, en algunos casos, cirugía mínimamente invasiva para liberar nervios comprimidos. El objetivo es frenar el daño, recuperar la función y evitar que el adormecimiento se convierta en un problema permanente.
Adoptar rutinas saludables, vigilar los signos de alarma y acudir a tiempo al médico son pasos clave. Encontrar el motivo y tratarlo pronto permite recuperar noches tranquilas y manos descansadas.
