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¿Bebes café por la noche? Un estudio revela las consecuencias y no tienen que ver con dormirse rápido

El café forma parte de la rutina diaria de millones de personas. Muchos disfrutan de su sabor y aroma incluso al anochecer, mientras ven una serie, trabajan o estudian. Lo curioso es que mucha gente asegura dormir bien aunque tomen café tarde, pero los científicos han comenzado a mirar más allá de si uno se queda dormido rápido. Hoy, la ciencia revela efectos poco visibles en el descanso que pueden sorprender.

¿Cómo la cafeína afecta el cerebro y el sueño nocturno?

La cafeína es la estrella del café y de muchas otras bebidas que activan la mente. Su modo de acción tiene que ver con un bloqueo. Normalmente, el cerebro produce una molécula llamada adenosina. Esta sustancia nos ayuda a sentirnos cansados al final del día, invitando al cuerpo a descansar. Cuando se toma café, la cafeína bloquea los receptores de adenosina y, en vez de sentir sueño, se siente energía y agilidad.

Estudios recientes de la Universidad de Montreal muestran que el café no solo dificulta el proceso de quedarse dormido. Sus efectos alteran la profundidad y calidad del sueño. La actividad cerebral sigue siendo intensa aunque la persona parezca dormir bien, recortando el tiempo en las fases más reparadoras, como la REM. Incluso quienes afirman que la cafeína “no les afecta” pueden ver su descanso de forma engañosa, ya que no notan cambios inmediatos, pero sí con el tiempo.

La complejidad cerebral permanece elevada durante el sueño

El cerebro, al consumir cafeína antes de dormir, no consigue bajar la guardia del todo. Aunque los ojos estén cerrados y la mente parezca desconectada, las ondas cerebrales muestran actividad superior a lo normal. Técnicamente, se mantiene un estado de alerta y criticidad, lo que reduce la capacidad de recuperación nocturna.

Este efecto se hace más notorio en jóvenes adultos, pues tienen mayor cantidad de receptores de adenosina. Para ellos, la toma de café por la noche puede implicar más fragmentación del sueño y menos entrada en fases profundas. Con los años, el cerebro reduce estos receptores, haciendo a algunas personas mayores menos sensibles a la cafeína por la noche, pero el efecto nunca desaparece por completo.

Impacto diferencial según la edad y sensibilidad individual

La variedad de respuestas al café es alta. Algunas personas duermen como troncos tras una taza doble y otras, con medio café, pasan la noche en vela. Esto depende, entre otros factores, de la genética, la edad y la rapidez con que cada cuerpo elimina la cafeína. Los más jóvenes, al tener más receptores de adenosina, suelen ser más vulnerables. Además, el metabolismo juega un papel clave: cuanto más lento el cuerpo procesa la sustancia, más prolongados serán sus efectos.

La tolerancia también se desarrolla a través de los hábitos. Quienes consumen café a diario pueden experimentar efectos menores a los de un consumidor ocasional, pero siempre existe un impacto sobre la calidad del sueño, sobre todo si la ingesta es regular y en horario nocturno.

Foto Freepik

Efectos en la salud y recomendaciones para quienes consumen café de noche

El café tiene fama de ser “el combustible del cerebro”, pero los científicos han empezado a advertir sobre sus efectos negativos cuando se toma en los momentos equivocados. Un consumo inadecuado por la noche daña el ciclo de sueño, fragmenta las fases profundas y, a la larga, puede afectar el corazón y el estado de ánimo.

Tomar cafeína cerca de la hora de dormir altera la presión arterial, aumenta la frecuencia cardíaca y recorta el tiempo que el cuerpo dedica a restaurar funciones vitales. El sueño fragmentado dificulta la concentración y puede provocar irritabilidad al día siguiente, aunque no se noten trastornos de insomnio evidentes.

El café, en cantidades adecuadas y durante el día, sigue siendo una bebida con beneficios comprobados para la memoria, el aprendizaje y la atención. El desbalance aparece cuando se abusa de la cantidad o del horario, poniendo en riesgo la salud cardiovascular y el bienestar general.

Alteración del ciclo circadiano, memoria y desincronización hormonal

La cafeína tomada en la noche impacta la producción de melatonina, la hormona que indica al cuerpo que es hora de descansar. Esto no solo retrasa el sueño, sino que lo hace menos profundo y reparador. Como resultado, los ritmos circadianos del organismo se desajustan. La memoria a corto plazo y el estado de ánimo pueden verse alterados, y problemas como cansancio constante o baja motivación pueden aparecer sin una causa evidente.

A menudo, los efectos no se ven de inmediato. Se acumulan con el paso de los días, creando un círculo vicioso de fatiga y dependencia del café para mantenerse despierto, lo que empeora aún más el descanso.

Consejos prácticos para un consumo responsable

Para disfrutar del café y evitar que se convierta en enemigo del sueño, lo mejor es respetar ciertas reglas:

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Limitar la cafeína después de las 3 o 4 p.m., ya que su acción puede durar entre 4 y 14 horas en el organismo según cada persona. Moderar la cantidad diaria y, si se desea consumir en horario tardío, elegir opciones suaves, como café descafeinado o de filtro ligero. Adaptar el hábito a la sensibilidad individual ayuda a mantener el equilibrio entre placer, energía y descanso.

Personas embarazadas o con sensibilidad alta a la cafeína deberían evitar completamente el consumo en la noche. Para quienes necesitan mantenerse despiertos, existen estrategias más saludables como beber agua fría, moverse regularmente o tomar descansos cortos para activar la mente sin recurrir a la cafeína.

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