Esta es la razón por la que los suplementos de vitamina D no se deben tomar por iniciativa propia

En los últimos años, la vitamina D ha estado en boca de todos. Redes sociales, artículos y hasta conversaciones casuales advierten sobre su importancia para la salud. Mucha gente busca sentirse mejor o prevenir enfermedades y por eso recurre a suplementos sin consultar a un profesional. Sin embargo, consumir vitamina D sin supervisión puede traer problemas, no soluciones.
La importancia de la vitamina D y sus fuentes naturales
La vitamina D juega un papel central en el organismo. Es crucial para la absorción del calcio, la salud de los huesos y dientes, así como para el buen funcionamiento muscular y la prevención de fracturas. Ayuda a proteger contra el raquitismo en niños y la osteomalacia y osteoporosis en adultos.
Solo una pequeña parte de esta vitamina proviene de los alimentos. Entre los más ricos están los pescados grasos como el atún, la sardina, el salmón y la caballa, además del aceite de hígado de bacalao. Fuera de estos alimentos, pocos productos contienen cantidades significativas de vitamina D.
No obstante, el cuerpo produce la mayor parte a partir de la exposición solar. La síntesis cutánea hace posible que, al recibir luz solar durante cerca de 15 minutos sobre rostro y brazos, se alcance una parte importante de la necesidad diaria. A pesar de esto, muchas personas no logran cubrir sus requerimientos únicamente con la dieta y el sol.
Quiénes realmente pueden tener déficit de vitamina D
El déficit de vitamina D se da con frecuencia en algunos grupos específicos. Las personas mayores de 65 años, quienes jamás o casi nunca se exponen al sol, los individuos con piel oscura o quienes trabajan siempre en interiores están especialmente en riesgo. También lo están las personas con obesidad, mujeres embarazadas y en lactancia, quienes sufren enfermedades crónicas como enfermedad renal, hepática o síndromes de malabsorción intestinal. Pacientes que toman ciertos medicamentos, como corticoides, antiepilépticos, inmunosupresores o antirretrovirales, pueden ver afectados sus niveles.
No es necesario ni recomendable analizar ni suplementar a toda la población. A la mayoría le basta con llevar hábitos saludables, una dieta variada y pasar tiempo al aire libre. El análisis y la suplementación deben reservarse para casos concretos bajo seguimiento médico.
¿Por qué la dieta y el sol no siempre son suficientes?
Los hábitos actuales han reducido la exposición solar efectiva. Personas que viven en ciudades pasan la mayor parte del día bajo techo. El uso frecuente de protectores solares y la ropa cubritiva también evitan la síntesis natural de vitamina D. A esto se suma el temor al envejecimiento de la piel y el cáncer cutáneo, que lleva a evitar el sol tanto como sea posible.
Por otro lado, seguir una dieta rica en vitamina D no es sencillo. Los pescados grasos no suelen formar parte del menú diario de muchas familias, y otras fuentes alimentarias apenas aportan cantidades relevantes. El resultado es que algunos grupos pueden presentar déficit, aunque la mayoría mantiene niveles aceptables si combina una dieta equilibrada y exposición solar regular.

Riesgos del consumo indiscriminado de suplementos de vitamina D
El suplemento de vitamina D no es inocuo. Tomarlo sin consulta médica puede derivar en problemas serios de salud. El mayor peligro es la hipervitaminosis D o toxicidad, que aparece casi exclusivamente por la ingesta excesiva y sostenida de suplementos.
El cuerpo regula bien la producción de vitamina D por el sol. No suele ocurrir toxicidad por alimentos o exposición solar, pero sí por suplementos tomados en exceso. Los síntomas de hipercalcemia (exceso de calcio en sangre) pueden pasar de leves molestias a complicaciones médicas graves.
Efectos adversos: de la hipercalcemia al daño renal
El exceso de vitamina D eleva los niveles de calcio en la sangre, afectando a casi todo el cuerpo. Los síntomas pueden comenzar con náuseas, vómitos, debilidad general, sed excesiva y ganas de orinar frecuentemente. Con el tiempo, el exceso de calcio favorece la formación de cálculos renales, daño renal progresivo y, en casos graves, insuficiencia renal.
Algunos afectados pueden sentir dolores óseos, desorientación, pérdida de apetito y hasta alteraciones en el ritmo cardíaco como arritmias, que ponen en riesgo la vida si no se tratan a tiempo.
Interacciones con otros fármacos y condiciones médicas
La vitamina D suele asociarse con otros medicamentos en pacientes crónicos, razón por la que la automedicación es peligrosa. Algunos diuréticos, ciertos corticoides, anticonvulsivantes, y medicamentos que suprimen el sistema inmunitario, pueden modificar cómo se absorbe, metaboliza o elimina la vitamina D. Esto multiplica el riesgo de intoxicación o reduce la efectividad de algunos fármacos, generando problemas adicionales en personas vulnerables.
Quienes padecen problemas hepáticos, renales o afecciones de malabsorción intestinal pueden reaccionar mal a las dosis habituales. Solo el seguimiento médico garantiza que la suplementación sea segura y adaptada a cada caso.
La importancia del control médico en la suplementación
El control por parte del médico es imprescindible cuando se considera la suplementación. Los profesionales evalúan si existe déficit a través de análisis de sangre, considerando factores de riesgo y síntomas. La cantidad, duración y tipo de suplemento se ajustan a las características de cada paciente.
El monitoreo regular asegura que los niveles de vitamina D se mantengan en un rango saludable y previene que un exceso lleve a problemas de salud. Además, los médicos pueden detectar y tratar cualquier efecto adverso de forma temprana, adaptando el tratamiento si es necesario.
¿Cuándo realmente se justifica usar suplementos?
Existen situaciones concretas donde los suplementos de vitamina D hacen una clara diferencia. Personas que ya presentan osteoporosis, tienen trastornos de malabsorción intestinal, enfermedades hepáticas o renales, o reciben tratamientos médicos que interfieren con el metabolismo de la vitamina, pueden requerir dosis ajustadas bajo control profesional. También pueden necesitar suplementos en la infancia o adultos mayores en residencias, donde la exposición solar es escasa.
